lunes, 6 de octubre de 2008

La crisis financiera norteamericana: Una visión desde Veracruz

Javier Duarte de Ochoa *


Lo que comenzó como una especulación de recesión en la economía norteamericana ha derivado en una crisis financiera de proporciones comparables a la llamada Gran Depresión.
Los primeros síntomas comenzaron con la recesión más aguda en los últimos 16 años: altos niveles de desempleo, menores tazas de productividad, y un creciente crédito al consumo sobre todo en el mercado hipotecario.
El golpe más bajo que detonó la situación fue el retiro de 200 mil millones de dólares de los fondos de inversión en activos del mercado monetario. Casi como el efecto dominó, vimos como instituciones bancarias, que si bien parecían solventes, no lo eran, precipitaron la crisis.
De esta forma, es posible observar que al día de hoy, cinco de los principales bancos de inversión de Estados Unidos ya no existen: Bear Stearns colapsó a principios de este año, Lehman quebró, Merrill Lynch aceptó ser adquirido por Bank of America; al tiempo que Morgan Stanley y Goldman Sachs renunciaron a su calidad de bancos de inversión. Estas piezas fueron fundamentales para que el pasado 29 de septiembre fuésemos testigos de una espectacular caída de los principales mercados globales.
La crisis se originó a partir del crecimiento del crédito al consumo, que elevó los niveles de endeudamiento sobre todo en el mercado hipotecario. En Estados Unidos, los precios de las casas se dispararon alrededor de un 70% en los últimos diez años, casas que servían como respaldo para adquirir préstamos.
Para 2006, los consumidores norteamericanos utilizaron alrededor de 780 mil millones de dólares al año en créditos respaldados por el valor de sus casas. Lo que estaba sosteniendo a la economía norteamericana, sin embargo, era el comercio exterior. Sin embargo, este último factor representa sólo el 26% de la economía estadounidense, al tiempo que el consumo es el 70%.
Para este momento, se comenzaron a sumar elementos tales como un nivel de desempleo del 6.1% que se traducía en la pérdida de alrededor de 80,000 empleos al mes durante el último trimestre de 2006. En conjunto, se incrementó el crédito al consumo cuando las bases para otorgar estos créditos estaban mermándose o bien, tenían precios inflados como es el caso del mercado hipotecario. El retiro de los poco más de 200 mil millones de dólares de los fondos de inversión en los activos del mercado monetario sólo precipitó la recesión que venía gestándose desde tiempo atrás.
El gobierno de George W. Bush impulsó un plan de rescate financiero que incluía fondos por 700 mil millones de dólares a fin de generar certidumbre no sólo en el mercado norteamericano sino en la economía mundial.
Después de una serie de desencuentros en la Cámara de Representantes en Estados Unidos que sólo incrementaron la tensión a nivel internacional, finalmente el Senado norteamericano aprobó el plan de Bush, que también incluía un programa de saneamiento y rescate a los ahorradores estadounidenses.
Analistas de talla internacional consideran que ahora, el valor de las casas, que en principio impulsó la crisis y que ha caído alrededor del 25%, todavía caerá hasta un 40%. Es previsible que las tasas de interés en los mercados norteamericanos también se incrementen, a fin de frenar el consumo y limitar el crédito y por lo tanto, de disminuir las presiones sobre la economía.
Este rescate que ha generado una serie de reacciones alrededor del mundo, en México fue recibido con muestras de confianza por parte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y con una caída del 1.17% de la bolsa mexicana de valores.
Previo a la aprobación del rescate, nuestro país comenzó a resentir los efectos de esta grave crisis financiera de manera directa a través de la disminución de alrededor del 12% en el envío de remesas. El Banco de México explicó que el debilitamiento de la economía en Estados Unidos ha golpeado principalmente los sectores en los que se emplean migrantes mexicanos.
Por órdenes del Gobernador Fidel Herrera Beltrán, Veracruz ha tomado medidas para aminorar los efectos que esta crisis pueda traer para el estado. Hemos contemplado al menos tres vertientes básicas de acción gubernamental: gestión económica, articulación y coordinación de programas, y medidas contingentes de mitigación. Cada una de las vertientes cuenta con una estrategia general de implementación por medio de la cual se busca que transversalmente se logre atacar los problemas económicos emergentes.
Por un lado, estamos conscientes de que la restricción al crédito en Estados Unidos podría fomentar que la inversión que se ha convertido en poco redituable dentro del mercado norteamericano, sean transferidas a lugares con mayor estabilidad de precios. Por ello, es de suma importancia reconocer el potencial de atracción de inversiones que tiene nuestro estado aún dentro de un ambiente competitivo difícil.
Ante la caída en las remesas, Veracruz está preparado para enfrentar esta situación.
El año pasado los emigrantes de esta región despacharon desde Estados Unidos principalmente 1,145 millones o el equivalente a 4 millones diarios. No perdemos de vista que la delicada situación de la economía norteamericana podría impactar principalmente las necesidades básicas de los integrantes de familias veracruzanas que no están en edad de trabajar.
Como consecuencia, es importante que ante esta contingencia en el estado, estamos trabajando de cerca con los jóvenes y los programas que se enfocan a brindar empleo.
Parte de la solución es encontrar los mecanismos para informar y motivar a los jóvenes para que se involucren en actividades productivas temporales que puedan mitigar los efectos de una baja en las remesas recibidas.
Dentro de los sectores productivos más importantes para el estado de Veracruz en cuanto a su alcance, participación y generación de riqueza sobresalen el sector primario (agricultura, ganadería, pesca), la industria manufacturera, el sector comercio, turismo y servicios, y el sector de servicios financieros.
Conscientes de esta situación, estamos trabajando para que a través de políticas cuidadosamente diseñadas, se exploten los recursos de manera tal que no sólo permitan una mitigación temporal de la difícil situación internacional, sino que sienten bases para un desarrollo regional a largo plazo.
Un ejemplo de estas políticas tiene que ver con el hecho que en México existen 855,000 hectáreas plantadas con caña de azúcar; de las cuales 271,000 se ubican en Veracruz. Se estima que con los efectos de recesión y de la apertura del TLC en 2008 la producción cañera podría reducirse hasta en 40 o 50%.
Sin embargo, existe un incentivo fuerte para apoyos innovadores hacia la producción de estos cultivos para generar efectos sustitución para el uso de estos productos para la producción de etanol.
La producción de etanol puede ser una estrategia de desarrollo regional que involucre un ahorro sustantivo en el consumo de energéticos del país, y al mismo tiempo garantice un flujo de ventas al exterior con la exportación del etanol.
En conclusión, estamos conscientes de que la baja en la economía de Estados Unidos está apenas iniciando y que esta tendencia se acelerará, debido a la necesidad de ajustar los desequilibrios que llevaron a esta situación, aún si los problemas inmediatos se han resuelto de la manera más eficiente posible.
Es por ello que en Veracruz estamos trabajando para mitigar los efectos del contexto internacional y no sólo eso, sino para aprovechar las ventajas que éstos nos presenten, a fin de evitar que los veracruzanos sufran en su vida diaria, los efectos de esta difícil situación internacional.

*Secretario de Finanzas y Planeación del Gobierno del Estado. jduarte@sefiplan.gob.mx

No hay comentarios: