jueves, 22 de enero de 2009

Licencias, listas... ¿cuántos regresarán?

Vicente Luna Hernández

Los aspirantes a ser candidatos a diputados federales preparan su partida convencidos de ser la mejor opción para el electorado, después de que desde diferentes trincheras han llevado a cabo un trabajo de gestoría y de acercamientos con los diferentes grupos que integran nuestra sociedad, sin embargo, es una realidad que aquellos que tienen un responsabilidad en la administración publica o algún cargo de elección popular tienen ciertas ventajas, pero también será a ellos a los que los ciudadanos más les exigirán cuentas, ya que teniendo oportunidad de dar respuestas a las diferentes demandas planteadas, algunos solo dieron largas a los asuntos o simplemente no escucharon a quienes los buscaban ¿ por que a hora si les tendrían que creer?.
Siempre he sido de la idea que es mejor darle una respuesta concreta a la gente – positiva o negativa-, a mantenerlos con una esperanza que la mayoría de las veces el funcionario o representante popular sabe que no será posible cristalizar, ya sea porque en ese momento es imposible o por que esta fuera del alcance de ellos, sin embargo, al político tradicional – joven o “ viejo”- le fascina llevar a cabo esta practica, sin ponerse a pensar en el desgaste que provoca en el o los solicitantes tanto físico como económico, el cual al saber la respuesta negativa lo menos que se puede esperar de él es que estará en contra de cualquier proyecto que se le presente y se encargará de divulgar la situación penosa que haya pasado.
La palmada en la espalda o manifestarle un saludo coloquial presumiendo algún parentesco consanguíneo no basta para tener la simpatía de los ciudadanos, sin que exista un trabajo político previo, mucho mas de aquellos que hoy ocupan un escaño en el Congreso del Estado, en el Congreso de la Unión o en las diferentes áreas de los tres niveles de gobierno, aunque hay que decirlo, existen funcionarios públicos o legisladores que han mantenido el contacto permanente con sus representados, y han hecho de su trabajo de gestión toda un estrategia electoral pensando en las competidas elecciones que se avecinan, las cuales serán totalmente diferentes a las del 2007, independientemente del resultado final que se presente.
Seguramente los que hoy aspiran a ser diputados federales – hombres y mujeres con cargos públicos-, descubrirán que aun les falta mucho trabajo político que llevar a cabo, así como cambiar ciertas actitudes o poses negativas -incluso de algunos miembros de su equipo de trabajo-, y ser muy precisos en sus discursos de campaña para presumir su trabajo realizado y razones convincentes para justificar el por qué ciertos proyectos o metas aun no han sido cumplidas y así evitar un desencanto entre sus paisanos, los cuales podrían pensar que si se les dificultaba verlos en Xalapa les será casi imposible contactarlos en la ciudad de México.
Es una realidad que habrá algunos -como estrategia electoral- que sin ninguna posibilidad de ganar se lanzaran al ruedo para tratara de posicionar su nombre pensando en el 2010, cuando seguramente querrán ser presidente municipal o diputado local pero eso… es otra historia.
P.D.- Con el ánimo de no herir susceptibilidades y que los candidatos del PRI no dejen todo al factor Fidel… escribiré otro día.

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