El abanderamiento

Fernando Hernández Fernández
El Marcaje

Viernes 17 de abril. Las dos de la tarde se acercan. Van casi tres horas de retraso de lo previsto en el Palacio de Gobierno por el Instituto Veracruzano del Deporte. Larga espera, pero el abanderamiento se tenía que dar a los jóvenes de Olimpiada Nacional.
Empiezan los murmullos y repentinamente la ovación de los presentes. El gobernador Fidel Herrera Beltrán por fin apareció. Traje gris y la tradicional corbata roja es la vestimenta en turno. Se quita el saco y lo cambia por la chamarra roja del uniforme deportivo de la entidad. Anda de buenas, muy sonriente. De hecho pidió disculpas por el retraso y hasta la comida disparó.
Adentro de la Sala de Banderas el olor a humanidad es demasiado notorio. Y cómo no, si estaba repleto de gente, muchos jóvenes con la chamarra roja a cuestas, que comenzarán su batallar de Olimpiada en unos cuantos días más. Todos pendientes a lo que decía el mandatario estatal.
El aroma se comprendía. El calor no ayudaba mucho a otra cosa. Por lapsos era insoportable. Además, muchos sudaron porque hay cosas que evento tras evento no cambian. Superar a los guaruras de la entrada es el primer obstáculo regularmente en este tipo de eventos. El acceso se tornó difícil. Entrada a cuentagotas y una cerrazón al vil estilo de cadeneros de antro.
Después de varios minutos y haber ingresado al recinto empezó el protocolo. Un director del Instituto Veracruzano del Deporte, es decir, Roberto Bueno Campos, que describió el proceso de la delegación de Olimpiada, agradeció al gobernador y tan tan; sin embargo, cuando se le cuestionó acerca de las consecuencias ante la posibilidad de fallar en el intento de volver a los Diez Grandes del país, el tono cambió.
Fidel Herrera entregó el banderín rojiblanco a los destacados taekwondoínes Ollín Medina y Luis Aguilar, al igual que a la jugadora de voleibol Karla Martínez. Y les di su mensaje.
De hecho, Luis le reconoció los apoyos al representante del Ejecutivo estatal. Ollín explicó que la mentalidad ha sido la clave de los éxitos.
Terminó el acto y de inmediato la muchedumbre se abalanzó sobre el gober, y cómo no, todos querían salir en la foto, entregar algún folder de petición o simplemente ir al chisme. Escasos cinco minutos después, la Sala de Banderas quedó vacía con aromas, más allá de los provocados del calor, que tienen esperanza propia, gracias al trabajo de unos y que es bien sabido, otros se colgarán de los éxitos.