lunes, 6 de abril de 2009

Éste es el Veracruz Seguro!!!

C. LIC. FIDEL HERRERA BELTRÁN
GOBERNADOR DE VERACRUZ
P R E S E N T E :

A través de estas líneas y al no tener otra forma de hacer valer mis derechos contemplados en nuestra Carta Magna, quiero manifestarle mi más profundo rechazo a la forma en que operan sus elementos encargados de la Seguridad Pública en nuestro estado, quienes no conforme con los atropellos cometidos en contra de miles de ciudadanos, al verse descubiertos en sus oscuras formas de actuar, optan por utilizar las armas y la fuerza que el pueblo les confirió para lanzarse en contra de quienes sólo tenemos el papel y la pluma para denunciar sus arbitrariedades.
Este domingo 5 de abril, cuando transitaba con rumbo al municipio de Colipa, lugar donde viven mis padres y del que soy originario, fui víctima de este tipo de “delincuentes”, que como ya decía, armados del poder que el mismo pueblo les ha conferido, tristemente fui testigo de como ahora lo utilizan para robar mientras viajan en patrullas sin placas y número económico.
Todo sucedió en el tramo carretero Yecuatla-Colipa donde de acuerdo al posterior parte levantado por la Delegación de Tránsito del Estado 033, con sede en la ciudad de Misantla, la camioneta marca FORD, placas XH-43-601, color roja se había “encunetado” y en el lugar, sólo se encontraba la patrulla de la SSP de la V Región con sede en San Rafael, cuyo comandante de complexión robusta trataba de negociar con los propietarios del vehículo a quienes pedía 5 mil pesos por dejarlos ir sin dar aviso a las instancias correspondientes.
Mientras la negociación ocurría, al percatarse de mi presencia, los elementos a cargo del citado comandante se comenzaron a incomodar, y al exigir que me retirara del lugar, al tiempo que yo les argumentaba que era mi derecho constitucional quedarme a hacer mi trabajo, con palabras altisonantes, bajo empujones y encañonado, me esposaron y me subieron a la patrulla donde me despojaron de mi teléfono celular, las llaves de mi auto, la cámara fotográfica y otras pertenencias que en ese momento cargaba.
Por desgracia, esa noche yo viajaba sólo y al ser despojado de mis pertenencias y sometido con las manos atrás, sujetadas por las esposas que fuertemente presionadas me dejaron sus marcas, en medio de consignas como que “ningún pendejo periodista” les diría como hacer su trabajo, mi única defensa fue pedirles que se comunicaran con el delegado de Seguridad Pública o con el propio Secretario de la SSP para que se dieran cuenta del atropello que estaban cometiendo.
Afortunadamente, logré que me quitaran las esposas y tras devolverme mis pertenencias, no sin antes obligarme a borrar el material fotográfico y el audio recabado, me dirigí a mi auto al que le coloque los seguros, lo encendí y tras soltar algunos flachazos hacia la mencionada patrulla, fui víctima de la persecución nunca antes sufrida, que bien pudo haberme costado la vida, ya que cuando el comandante se sintió de nueva cuenta fotografiado, ordenó que sus elementos me persiguieran, pero por fortuna, debido a las malas condiciones de su patrulla no lograron darme alcance y aunque con sus armas largas poco faltó para que me hubieran disparado e inventarse una buena historia, al menos en ese sentido fueron recatados.
Así, sobre un camino lleno de baches en el que los policías no lograron darme alcance, mi carrera paró frente a la Comandancia de la Policía Preventiva Municipal de Yecuatla, ubicada a unos cuatro kilómetros del lugar en que ocurrieron los hechos, donde tras estacionarme, realice algunas llamadas telefónicas a compañeros periodistas en Xalapa y a mis familiares a quienes puse sobre aviso respecto de que me encontraba sólo y era perseguido por los elementos de la SSP, por lo que si algo me pasaba, ya sabían dónde buscarme.
Hasta ese lugar, en pocos minutos llegaron mis familiares, quienes en compañía de algunos vecinos de Colipa, querían asegurarse de que me encontraba bien, pues antes de que yo mismo diera aviso a mis padres de lo ocurrido, testigos de los hechos se habían comunicado con ellos para decirles que los policías me habían golpeado y mi auto se había quedado abandonado cerca de la localidad conocida como El Mirador que pertenece al municipio de Yecuatla, lo cual para alrededor de las 10:00 horas de la noche, alarmó a varios de nuestros conocidos, que solidarios con mis padres de inmediato acudieron a ofrecerles su apoyo moral al temer que lo peor hubiera ocurrido.
Por fortuna, los policías no lograron su cometido y por ello, Señor Gobernador, una vez más quienes nos dedicamos a esta noble labor de informar, y que en medio de todas las advertencias para mantenernos callados, sobrevivimos para continuar narrando los hechos de corrupción que como éstos, su administración comete en atropello de los más desfavorecidos, hoy reitero que no nos habremos de callar y si el plomo nos lograra silenciar, el tiempo nos tendría que hacer justicia.
Sabemos de la forma en que operan sus policías, y sabemos perfectamente de los compromisos que tiene al haberse entregado este maravilloso estado a la delincuencia, pero lo que no es justo, es que en medio de todos esos compromisos, todavía se envíe a los uniformados a atracar en los caminos, donde por cinco mil pesos o quizá por más, sus principales víctimas son la gente de campo. Esa que vive en un mundo ajeno al que Usted proyecta, pues lejos de tener buenas carreteras, recibir apoyos y estar protegidos por los guardianes de orden, hoy son quienes más resienten la embestida de su publicitada “fidelidad”.
Y que precisamente por ese motivo y pese a haber recibo ayer a primera hora, la llamada del Licenciado Gerardo Perdomo Cueto, titular de la Comisión Estatal para la Defensa de los Periodistas, quien al tener conocimiento del caso me llamó para apoyarnos en caso de proceder de manera legal, insisto, en contra de este tipo de delincuentes uniformados, quiero dejar en claro que para bien de estos policías, no interpondré denuncia alguna, pues he de precisar que al igual que miles de Veracruzanos, ya no creo en su procuración de justicia, institución que convertida en un “cochinero”, con una denuncia más sólo engrosaría los expedientes que de manera viciada ahí se guardan. Como mejor ejemplo, cíñase a las investigaciones 39/2008/PC y 437/08/MIS-08 en las que a diez meses de haberse iniciado, no se ha querido ejercitar la acción penal.
Y entonces Señor Gobernador, lo único que queda es recurrir a lo que bien sabemos hacer.
Tomar “el papel y la pluma”, para decir la verdad, que si bien trastoca los intereses de quienes hoy se encuentran encumbrados en el poder y nos expone a todo tipo de riesgos, vale la pena correrlos por el sólo hecho de denunciar a quienes se ensañan contra los más pobres en este Veracruz de tantas contradicciones.
De lo demás, ojala usted Señor Gobernador, pueda encargarse, y ante el atropello del que fui víctima, primero como ciudadano veracruzano y luego como periodista, le exijo pida cuenta a su Secretario de Seguridad Pública para que por lo menos conozca del incidente, y ya si fuera posible, ordene castigar a quienes de encargados de la seguridad publica, han pasado a ser atracadores con uniformes y armas largas.

A T E N T A M E N T E :
EVARISTO ORTEGA ZÁRATE
Director de Semanario “ESPACIO”
www.notiespacio.com

Xalapa, Ver., a 06 de Abril de 2009

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