Jorge Arturo Rodríguez
Tierra de Babel
No sólo es para reír, sino también pa’ llorar saber que vamos de mal en peor, porque no contentos con la crisis económica que vivimos, ahora también se agrega la tan llevada y traída influenza (¿qué adjetivo ponerle?). Pero eso no es lo peor; en todos los casos se añade de pilón la creciente ignorancia que promete convertirse en pandemia, pos eso es lo que buscan un puñado de dueños del mundo.
¿Qué realmente sabemos de la crisis financiera y de la influenza? A no ser porque algunos chuchos cuereros de la ciencia y la investigación, aún honestos, nos van ilustrando, poco o nada se sabe. Hasta donde me doy cuenta, existe sí una atmósfera de desconocimiento avivada por unos cuantos que se empeñan en convertirlo todo en rumores, pues es mejor el ocultamiento para fines precisos de poder, sea económico o político, o ambos a la vez. Vaya, que la ignorancia aguijoneada por el miedo y el temor, da resultados suculentos para quienes les importa un bledo la vida de los demás.
Y ahí la llevan; más bien, ahí nos llevan entre las patas. El mundo se va acabando, y cuando un sistema o un modelo social de convivencia se va terminando y ya no da resultados positivos, inventan otro, pero pensando en los intereses de unos cuantos. Así ha sido desde siempre, por más noble que parezca la causa. Claro, toda proporción guardada.
Es hoy, y con mucho, la permanencia de la ignorancia, el miedo, el desconocimiento, el ocultamiento de la verdad, la supremacía del espectáculo y el entretenimiento barato, el ahí se va, la apatía por la libertad genuina, sinónimo de creatividad, reflexión y conocimiento que derivan en asombro y comprensión para compartir, porque nada somos, porque una persona es una persona a causa de los demás, según la filosofía ubuntu.
Pero estamos ahora más confusos que Confucio. Ya lo dijo la bella Giosue Cozzarelli, candidata en la competencia de Panamá para Miss Universo: "Confucio inventó la confusión". ¡Ya lo creo que sí! Con gente así, el mundo gira porque gira… ¿Pa’ dónde? Al mismito Confucio, de estar vivo, le darían ganas de morir, él que escribió que la ignorancia es la noche de la mente: pero una noche sin luna y sin estrellas. Pos sí. Ya no se sabe si reír o llorar. O de plano suicidarse.
Tan mal andamos, que ahora en México las autoridades educativas –¿desorientadas?, ¿desorientadoras?- pretenden desaparecer las asignaturas filosóficas como disciplinas básicas y obligatorias en los planes y programas de estudio del bachillerato. ¡Hágame el recabroncísimo favor! ¿Cómo pues se podría formar una sociedad pensante, creativa y más justa?
Caramba, sí que estamos de la chingada, porque el colmo del cinismo es que el Presi Calderón nos venga con que el conocimiento es lo que hace la diferencia entre ricos y pobres. Y no contento con esto, todavía expresa que México requiere de ciudadanos que no se dejen engañar, que exijan cuentas claras y compromisos, pues en la medida que así sea habrá mejores políticos y gobiernos. ¿Para llorar o para reír?
¿De qué manera ser mejores ciudadanos? ¿Sin filosofía? La filosofía “se presenta como la base de todas las ciencias y de todo conocimiento. Y se pregunta qué sentido tiene el mundo entero, para qué todo esto. Se pregunta por el fin de todas las cosas. La filosofía es una reflexión sobre el sentido y fin de todas las cosas; no está separada de la acción de todo el mundo posible. No está separada la reflexión de la acción colectiva”, dijo Luis Villoro. (Proceso/26 de abril/09). ¿Tons qué, mami, cómo quedamos?
Lo dijo mi Gober Fide
¿Ciudadanos que no se dejen engañar? Pos ora, pos cuándo, pos ontán. Y menos sin lógica, sin ética, sin epistemología, sin estética, sin filosofía. Porque “a propósito de la reforma al bachillerato, parafraseamos al fascista español Millán Astray: ¡Muera la reflexión! ¡Viva la ignorancia!” (“Rayuela”, en La Jornada/22 de abril/09).
Mi Gober Fide dijo: “El adversario común de los mexicanos son la injusticia y la pobreza. Las cuestiones de la democracia serán los ciudadanos las que tengan que discernirlas”. (Reforma/22 de abril/09). Claro, ¿pero como discernir sin reflexionar, sin sentido crítico? Debemos también luchar contra la ignorancia. Porque como dijo Confucio, donde hay educación no hay distinción de clases. Y lo señaló Juan José Sebreli, sin espíritu crítico no hay democracia. Si tienen tele, ahí se ven.
De cinismo y anexas
* Esto de la influenza económica y humana (apegándonos a nuestra idiosincrasia de reírnos de todo) no nos hace caer, nos da un chingadazo; no nos golpea, nos da putazos. Porque no somos cualquier cosa, ¡somos mexicanos, cabrones!
No hay comentarios:
Publicar un comentario