Salvador Muñoz
Los Políticos
A menos de un mes de las elecciones ¿algún candidato ya lo convenció o votará por el partido?
Es un dilema simple, sencillo y fácil de resolver que desencadena más dilemas…
Resolver el primer dilema depende en mucho del distrito en que se encuentre… ¿por qué?
Pocos son los candidatos a diputados federales que realmente sean conocidos y reconocidos por su labor, su trayectoria, su imagen en el distrito.
Por ejemplo, en Xalapa, por el distrito urbano, todo mundo conoce a Ricardo Ahued, tanto por sus negocios, su labor altruista y su trabajo político que, al menos parece, no tiene mácula.
Allí es seguro que el sufragio será más por Ahued que por el PRI, por una sencilla razón: El candidato tiene mejor imagen que el partido.
En el caso del PAN, con Cinthya Lobato (con Irma Chedraui), creo que hasta cierto punto es conocida por un grueso de la población aunque con cierta desventaja ante el del PRI.
¿Por quién votar allí? ¿Por el partido o por Cinthya? Mi respuesta, si fuera panista, sería: Por Irma Chedraui, una dama en toda la extensión de la palabra (al igual que Cinthya, claro) que tiene todo un trabajo tanto político como humanitario.
Omito a Silvio Lagos, un invento del fidelismo, del priismo o de quién sabe quién.
Hay casos interesantes en otros distritos donde diputados locales dejaron su mullida curul para ir por otra de más nivel: Tenemos a Patricio Chirinos, Carolina Gudiño, Martín Cristóbal y Sergio Lorenzo, si es que no se me escapan otros.
Ahí hubo plan con maña, bien elaborado por cierto, de parte de los legisladores locales que hicieron una intensa campaña de gestoría antes de lanzarse como candidatos. Si no eran conocidos, se dieron a conocer y bien. Allí puede haber una mezcla de un voto por partido y por candidato.
En el PAN igual se hizo lo mismo. A mi mente nada más viene Alba Leonila, quien tiene años trabajando la parcela al contrario de su contendiente, Mariely Manterola. En este caso, Pedrito Manterola tendría mucho que ver con el triunfo de su hermana porque es el que “trabajó la tierra”. Quién sabe cómo se desarrolle esta contienda en Martínez de la Torre, pero de votar allí, sufragaría por el partido o por el apellido Manterola, que al igual que el de Ahued, presenta buena imagen.
Caso similar al de los legisladores locales que se fueron a buscar fortuna como candidatos está el de los funcionarios públicos.
Allí aparecen varios, como Amadeo, Duarte, Manzur, Tomás Carrillo, Iván Hillman, entre otros, si no mal recuerdo.
Como sea, como la vean, estos hoy ex funcionarios igual hicieron presencia en sus respectivos distritos. Algunos con más fuerza que se ve reflejada de manera contundente en encuestas; otros, de forma discreta aunque al final, el sello distintivo en ellos será el fidelismo.
En el caso del Puerto, Salvador Manzur es un tipo con carisma. Javier Duarte, si bien es un tipo inteligente y agradable, tiene otro sector. Allí más que carisma se trata de convencimiento.
Tomás Carrillo me parece que tiene que vender al fidelismo porque es nula su gracia o simpatía aunado al flaco favor que la familia a veces hace.
Iván Hillman dependerá un poco del recuerdo, de qué tanto hizo como alcalde y respondiendo a esa pregunta, él sabrá cómo le va a ir.
* Están los políticos, como Pepe Yunes y Jorge Uscanga.
Sólo un milagro pudiera darle el triunfo a la oponente de Pepe Yunes… El de Catemaco es un político de colmillo retorcido que no sólo trabajó en su distrito, sino en todo el estado. Se sabe de pe a pa a la política y es difícil que cualquier partido le dé una sorpresa.
* Los inexplicables. En el caso de Fidel Kuri, hombre que difícilmente puede articular un discurso a la limón, con la arrogancia sudándole a cántaros y su ausencia total de sensibilidad política, sólo le quedan dos cosas:
Aferrarse al espíritu futbolero de los chayoteros por mantener a los albinegros en Orizaba y que el IFE haya tumbado a Tomás Trueba Gracián… si no, otro gallo le cantaría.
Y en el PAN me viene a la mente Carlos Hermosillo… sin palabras.
¿Qué? Sí, también están los candidatos de calabaza… Antonio Martínez Armengol que para su mala fortuna tendrá sobre la espalda a Guadalupe Porras, la suegra, como cierto funcionario de Fidel, le apoda.
Entonces, ya sabiendo más o menos con qué candidatos contamos, podría resolverse el primer dilema que líneas al principio mencionamos: ¿Algún candidato ya lo convenció o votará por el partido?
Lo que da lugar al dilema más difícil: ¿Para qué votar? ¿De verdad hará algo por mí este candidato o partido que ofrece a mi futuro una propuesta esperanzadora como trabajador, padre de familia, madre soltera, universitario, desempleado, víctima de delito, etcétera?
¿Para qué votar? Ese dilema quizá lo hemos de resolver conforme transcurran los tres años en una curul de ésos en quienes se depositó el voto, en espera no tanto de que haya arrepentimiento, sino de que se refleje su trabajo en nuestro bienestar social y no particular.
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