Enrique González Alfonso
Signos y Señales
Congruencia, entre el decir y el hacer, esta es la gran ausente en nuestra vida cotidiana, ¿cuantos de nosotros criticamos la corrupción en los agentes de transito?, pero al cometer una infracción al reglamento, solucionamos el problema con una "módica mordida".
¿Cuantos satanizamos a los funcionarios de todos los niveles por “progresar” a costa de su posición?, pero sin embargo nos hacemos de la "vista gorda" si contamos con un amigo o familiar en un puesto privilegiado y nos beneficia con ello.
También nos conducimos con una gran inconciencia, en el doble lenguaje y moral ambivalente, ¿quien no ha escuchado al referirse a algún político?, las frases: "Es una rata porque nos robó", pero por el otro lado si no robó; "Es un tonto porque no aprovechó".
¿Quién nos entiende?. Ante los problemas sociales, no se vale "nadar de a muertito".
Existe una gran diferencia entre ser “responsable” de algo y ser “culpable” de algo, como vicio de lenguaje frecuentemente confundimos los términos, y lo asimilamos de manera errónea, es obvio que nadie quiere ser culpable de algo, y equipara responsabilidad con culpabilidad, por eso tampoco nos hacemos responsables.
Hace aproximadamente 6 o 7 años junto con un entrañable amigo, pusimos en practica un ejercicio muy sui géneris para detectar la reacción de la gente ante la comisión de un error, este consistía en presentarnos en lugares públicos e iniciar un dialogo en voz muy alta a efecto de que todos nos pudieran escuchar, en el señalábamos los desaciertos del ex presidente Fox, criticábamos sus dislates y como respuesta solo bastaba con observar el lenguaje corporal de quienes nos rodeaban (era de desaprobación y reproche para con nosotros) curioso resulta que en cuanto cambiábamos el contexto del dialogo y manifestábamos haber votado por el y sentirnos apenados por tener que reconocer públicamente que nos habíamos equivocado, las señales se iban transformando, notábamos signos de una creciente corriente de empatia y poco a poco íbamos escuchando como los demás también habían votado por el y que a su ves también reconocían su equivocación.
Este fenómeno concluimos entonces que se dá, porque no somos capaces en lo individual de reconocer nuestros propios errores y resulta que culpar a los demás es la vía más cómoda para el deslinde de culpas sociales, nadie quiere ser el primer "culpable" pero si nos refugiamos en la masividad para acallar la voz de esa conciencia que nos dice que estamos mal, pero nos cuesta mucho trabajo reconocerlo.
Esta característica del comportamiento social, recientemente ha sido explotada por los expertos en Comunicación y Marketing político de la presidencia de la republica y del Partido Acción Nacional, evadiendo con ello la responsabilidad propia, aprovechando la inercia con que la gente no reconoce sus responsabilidades y prefiere culpar a otros de sus errores, con esta “virtuosa” combinación han orquestado una campaña que; si hemos de calificarla de alguna manera esta es; Convenientemente ventajosa.
No desconocemos que el narcotráfico es un flagelo que cada día daña a mas niños y jóvenes, destruye vidas y afecta el núcleo familiar, pero hemos de subrayar que es precisamente en el seno de la familia donde debe estar la primera y principal trinchera en la lucha contra las drogas, educación, orientación, valores, integración y una adecuada supervisión de conductas, son las armas mas eficaces para la prevención.
Resulta vergonzoso que ya no nos sea extraño, que ya no nos sorprenda que el narcotráfico cada día extienda más sus redes, hemos perdido la capacidad de asombro, nos hemos convertido en autómatas indiferentes.
Ante todo esto debemos recapitular gobierno y sociedad y reconocer que; a mayor consumo, mayor venta, mientras mas niños y jóvenes sean adictos, mas narcotraficantes habrá.
Mas que una guerra, la prioridad para el gobierno federal debe ser a tacar con políticas publicas y con la participación conciente de la sociedad al fenómeno de las adicciones, existen ya loables esfuerzos públicos y privados encaminados a combatir las adicciones, hacia allá debemos orientar y enfocar la lucha y no actuar con “lógica cavernícola” de la “ley del garrote”, es menester emplear lógicas y tácticas inductivas inversas, redoblar el esfuerzo en información, involucrarnos todos, en suma estrategias inteligentes.
Como un referente, comparto esta experiencia: nací y me desarrollé junto a 7 hermanos mas, en un entorno social donde la influencia negativa era la constante, donde la expectativa mas inmediata era caer en alguna adicción y convertirse con el tiempo en delincuente, mi madre sin ser “Suma Cum Laude” ni legislador, magistrado o presidente, tuvo la capacidad e inteligencia para vencer al entorno, la sensibilidad para conducirnos por la ruta de los valores y el éxito para contar el día de hoy con 8 adultos formados de tal manera que no se avergüenza de sus hijos y nadie puede señalarles de haber traicionado los valores inculcados por esa humilde mujer.
Psicología inversa amigos.
Más que: “Para que la droga no llegue a tus hijos”
La premisa debe ser: fórmalos de tal manera que: “Tus hijos no le lleguen a la droga”
Por fortuna mamá aun esta con nosotros, seria recomendable que Calderón algún día la visite y platique con ella, (para que aprenda un poquito) y no evada su responsabilidad jugando a los soldaditos…
Y nosotros como sociedad también hagamos nuestra parte, los responsables de que nuestros hijos tengan la formación adecuada somos nosotros mismos, ¡nadie más!.
Ahora dígame. ¿Qien es el responsable?…
ESPERO SUS COMENTARIOS
enrique_glez@hotmail.com
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