martes, 22 de septiembre de 2009

No debería ser así

Fernando Hernández Fernández
El Marcaje

Tal vez decir el nombre de Salvador Guerrero nos dice poco, pero si a los aficionados a la lucha libre le mencionan al Gory Guerrero otra reacción seguramente nacerá.
Hombre nacido en Arizona y radicado en California desde muy joven, pero forjador de la historia del arte del pancracio en México, al lado del Santo, con el que formó la Pareja Atómica.
¡Qué años eran esos para los encordados! Así como fue mancuerna del enmascarado de plata, por un breve tiempo también fue su rival, como de igual manera lo fue del Cavernario Galindo y Tarzán López, entre otros.
Creador de “La De A Caballo” y la “Gory Especial”, inmortalizadas por otros gladiadores con el paso de los años, inclusive por su mentado “Profe”, El Santo.
Él fue prácticamente el patriarca de una generación de gladiadores caracterizados por una técnica luchística envidiable, agresiva, de ésa que pocos tienen. Después de él aparecieron más familiares en los cuadriláteros, como sus primos, los Yáñez, y sus hijos, Chavo, Héctor, Mando y Eddie, que recientemente falleció para acompañar a su padre en las contiendas celestiales.
Los Guerrero son una dinastía del pancracio. Con un peso histórico. Que traspasó fronteras para regresar al país de nacimiento del Gory, Estados Unidos, en las diferentes empresas que dominaban ese deporte en la Unión Americana, hasta lo que hoy es conocida como la World Wrestling Entertainment (WWE).
Eddie fue un digno portador de la estafeta, aunque en México pasó de noche con el concepto de Los Gringos Locos, al lado de Love Machine, en el vecino país del norte logró enseñar el sabor latino y ser un gran campeón de las empresas a las que perteneció.
En sus últimos meses de vida, se convirtió en un tremendo villano dentro del guión que tenía la WWE, sobre todo en su afán de conquistar el cinturón que ostentaba en esos momentos Batista, luego de cruentas batallas con su amigo Rey Mysterio.
Casi a la par, Eddie iba al lado de su sobrino Chavo jr dentro de las marcas Raw y Smackdown; inclusive, el menor de la dinastía llegó a conseguir diademas, sobre todo en peso Crucero.
Hoy el apellido Guerrero se ha visto empañado, ensuciado, lastimado, sobre todo desde la intervención de la viuda de Eddie, Vickie, que apareció como supuesta directiva de la WWE y que robó reflectores por su polémica maldad, para continuar con el legado de su esposo.
El problema es que Chavo dejó de ser ese luchador dotado por una tradicional técnica y con una historia en sus venas, para convertirse poco a poco en un patiño, primero de su tía y, con el paso de los meses, de todos sus oponentes en el ring.
Por un tiempo enseñó ese lado rudo, pero ganador; ahora es una burla que ha molestado a los amantes de la lucha libre; el colmo ha sido es que el júnior ha llegado al grado de ser vencido por un mini, como el pequeño Hornswoggle, al que no ha podido vencer; además que se ha visto más como un payaso en el encordado, que como un gladiador de estirpe.
Ojalá los guionistas de la WWE le dieran un rol más importante al Chavo y no concentrar todo el peso a elementos que ya hasta aburre ver como principales, como Randy Orton, John Cena, Batista, Chris Jericho o Big Show. Una sana rotación no caería mal en la empresa, y sobre todo con más juego al latino, porque no todo debería recaer en Rey Mysterio. El apellido Guerrero es de mayor jerarquía en el deporte-espectáculo.
Hasta la vista.

fhernandez1980@gmail.com

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