Salvador Muñoz
Los Políticos
Evito al máximo subirme a cualquier unidad del Servicio Urbano aquí en Xalapa porque, sencillamente, me lleno de pavor. A mi hijo le encantan los “urbanos” y mi esposa e hija acaban por convencerme para tomar un camión en lugar de taxi.
El viaje, de no ser por uno que otro tope, no pasó a mayores.
De regreso, a la altura de la Comercial (Gol), tomamos otro “urbano”…
La temeridad con que conducía el sujeto aterraba, no sólo a mí, sino a mi familia.
Los topes no importaban y demostraba cada vez que podía, la seguridad de sus frenos… en el cruce de Villahermosa con Miguel Alemán, se emparejó a otro “urbano” cuyo chofer le preguntó, a todo pulmón “¿por qué corres?” Una risa de nuestro conductor, balbuceó algo y en cuanto vio la luz verde, arrancó a toda velocidad mientras le echaba materialmente la unidad a un vehículo pequeño.
Mi esposa gritó: ¡El viejito! Un anciano se había atravesado y quedó entre los dos “urbanos” para pedir pasaje, pues en la carrera de estos vehículos, no se detuvieron en lo que se cree es una “parada”.
Volteamos y el viejo subía a media calle al otro “urbano”… le dije a mi esposa: “era lo mínimo que podía hacer el conductor” pues no hizo parada al anciano.
Mientras, la unidad que nos transportaba jalaba hacia el carril de la derecha. Por lógica dije: Va a dar vuelta a la derecha pero mi hijo me aclaró: “No, da vuelta a la izqueirda”… Entonces lo percibí: ¡Este animal se va a abrir para entrar desde la derecha y doblar a la izquierda!
Me dirigí a mi esposa e hijos: ¡Nos bajamos! (aunque no fuera parada pero no nos íbamos a arriesgar a ser llevados por una bestia al volante), pero nos ganó la luz verde que no hizo más que darme la razón con lo que había pensado: El conductor, del carril derecho empezó a doblar a la izquierda sin importarle echarle encima su unidad a un jetta verde que frenó y pitó… yo ya accionaba el timbre para bajar. Mientras, el conductor se hacía de palabras con aquél al que se le cerró.
¿Por qué conduce así? Me preguntó mi hijo.
Ha de cargar con una frustración increíble que sólo puede superarla sintiéndose poderoso manejando de ese modo… alcancé a decirle.
Entonces recuerdo a esa adolescente, que entre llanto, narra cómo el conductor de un autobús de servicio urbano pasa en tres ocasiones por el cuerpo de su padre.
El motivo, un pensamiento estúpido que dice que “sale más barato muerto que vivo”.
Esto ocurrió en el puerto jarocho la semana pasada.
Y me acuerdo de la convocatoria de Fernando Mendoza Núñez, para crear una red civil/social que ponga un alto a la “masacre” (así llama a los muertos por choferes de Urbano) de ese ¿servicio?
Mendoza Núñez llama a la manifestación y al llamado de cuentas a actores involucrados, en los que entiendo, están Tránsito Municipal, concesionarios del Servicio Urbano, Procuraduría General de Justicia, Diputados locales y sobre todo: Los ciudadanos, usuarios o no.
¿Soluciones?
Por un lado, oí a Antonio Gómez Anell, platicar sobre Profesionalizar el oficio de Chofer de Urbano.
Sería ideal que el Servicio Urbano contara con choferes y no con cafres.
Además, al menos en Xalapa no los percibo, sería interesante ver a patrulleros los sábados y domingos que vigilaran las rutas en las que pueden tomar como pistas de carreras estos señores.
Igual, sería bueno ver qué hacen nuestros diputados al respecto porque al menos, cada semana, hay más de dos muertos por responsabilidad de estos choferes.
Allí hay un problema grave que ni los Tránsitos locales ni los diputados han hecho algo por frenar, como bien menciona Mendoza Núñez, esta masacre.
Quizás el poco interés que tienen nuestras autoridades por atender este problema se deba a la comodidad de su vehículo. Incluso, se debería pensar en que al menos, dos veces por semana, diputados y autoridades de tránsito municipal, ocupara este “servicio” y vieran lo que se siente…
Sí… a lo mejor no se hace nada, pero entonces, seguirán familias en luto, las calles de Xalapa y Veracruz (no sé si en su ciudad ocurra lo mismo) se estarán manchando aún de sangre y dolor, viendo cómo padres, hijos, esposas, esposos, lloran ante el cadáver de su amado por alguien que, tras un volante, se siente el dueño del mundo.
Mientras, les aseguro, prefiero caminar, pero subirme a un servicio “urbano” ¡ni loco!
PD
Ah, quien quiera participar, opinar o hablar con Fernando Mendoza Núñez, puede hacerlo, si vive en el Puerto, a este celular: 2291-61-51-68 o al correo electrónico ttangoo_fer@hotmail.com
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