Octavio Lara Báez
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La crisis financiera, esa que la publicidad oficial aclara que “vino de fuera”, pero que le está pegando a México como a ningún otro país del mundo por falta de un adecuado plan de contención, está obligando a plantear seriamente una reducción en los gastos burocráticos del gobierno federal, mismos que, de acuerdo a datos del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados creció, tan solo del año pasado a éste, 14.5 por ciento más en gasto corriente, “ante la constante expansión del aparato burocrático, sus retabulaciones, compensaciones y bonos”, (www.cefp.gob.mx).
El problema de sostener un aparato burocrático obeso e ineficiente es que impide que se apliquen más recursos presupuestales al fomento de la actividad económica y a ampliar la cobertura de servicios a más población.
La tendencia durante los ocho años que el panismo ha gobernado México ha sido hacia el aumento del gasto corriente. La Comisión de Vigilancia de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) de la Cámara de Diputados destaca que “durante los sexenios de Vicente Fox y Felipe Calderón, ese rubro se ha mantenido en una proporción de tres a uno sobre el gasto de capital, impactando negativamente en el desarrollo económico del país“.
El costo de la operación del gobierno le cuesta mucho al país. Es enorme el gasto que representa el funcionamiento de demasiadas dependencias, que en muchos casos no justifican su existencia, representan duplicidad de funciones y sus resultados son escasos o nulos. Muy concretamente, el PRI ha expresado la necesidad de que se supriman 72 subsecretarías existentes, así como las delegaciones federales en las 32 entidades.
Ya el diputado federal Javier Duarte ha señalado reiteradamente la urgencia de revisar la manera en que se está aplicando el Presupuesto de Egresos de la Federación, para definir qué ajustes deben hacerse a fin de asegurar que la inversión productiva y en infraestructura representen la mayor parte del ejercicio presupuestal y no se diluya un recurso escaso en pago de burocracia. La intención es reorientar el Presupuesto y convertirlo en un instrumento que estimule el desarrollo económico nacional.
De un total de dos billones 320 mil millones de pesos que representan el Presupuesto de Egresos federal, un billón 728 mil millones, el 74.49 por ciento, se destinan a gasto corriente y 591 mil 862 millones, esto es, el 25.51 por ciento, a inversión física. Tan sólo para pago de servicios personales y otros corrientes, el gobierno federal ejerce un billón 178.4 mil millones de pesos, que representan 68.2 por ciento del total del presupuesto asignado para la operación de la administración pública. Es un costo bárbaro.
Una investigación de Reporte Indigo, refiere que pese a haber recibido los dos primeros años de su gobierno los ingresos petroleros más altos de toda la historia -107 mil 484 millones de dólares- la manutención del gobierno de Felipe Calderón se ha devorado los recursos que podían haber sido para el desarrollo del país.
Históricamente, la carga presupuestal que representa el aparato gubernamental mexicano se había visto como algo inevitable. Los ingresos petroleros propiciaron que se minimizara el dispendio oficial, ante la falsa impresión de bonanza que vivió el país por décadas. Hoy, la circunstancia de contingencia económica debe orillar al gobierno a considerar seriamente apretarse el cinturón para optimizar sus gastos.
Aunque con los matices propios de sus diferencias ideológicas, todas las fracciones parlamentarias de la nueva Cámara coinciden en que la restricción presupuestal es un paso indispensable para enfrentar la insuficiencia de recursos.
Pero también deberán tomarse otras medidas. La fracción priísta, a iniciativa de la bancada veracruzana, está demandando que se implemente una Ley de Emergencia Económica, que busca revertir los efectos de la recesión económica, evidenciada por una caída del 11 por ciento del PIB, una tasa de desempleo del 6.12 por ciento y busca relanzar a través del gasto del Presupuesto, una posibilidad de crecimiento económico para el país.
La propuesta contempla, entre otras cosas, bajar el IVA a 10 por ciento y ampliar las actividades que puedan gravarse con ese impuesto, exceptuando –desde luego- alimentos y medicinas. Propone sancionar legalmente el subejercicio presupuestal, refiriéndolo a la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos, a fin de tipificarlo como delito; apoyar a los sectores productivos para poder crecer en medio de la crisis, quitándoles el IETU ó el ISR, cualquiera de los dos; transferir los recursos de los excedentes petroleros a estados y municipios para la ejecución de obras de infraestructura, postura que se prevé encuentre férreas resistencias en la fracción panista.
No hay que olvidar que la Federación no ha aclarado plenamente qué destino tuvieron los recursos federales de 25 fideicomisos, mismos que en opinión de senadores y gobernadores alcanzarían para cubrir las participaciones federales que se han dejado de entregar a las entidades federativas y a los ayuntamientos.
El proyecto priísta contempla también la disminución del 20% de los salarios y prestaciones de la alta burocracia federal y esa baja salarial la extiende también a los funcionarios de los gobiernos estatales y municipales, además de que incluye a los poderes Judicial y Legislativo, así como a los organismos autónomos, como el IFE.
Aunque la propuesta presidencial de Presupuesto de Egresos para 2010 llegará hasta el 8 de septiembre, se ha podido conocer que ésta contiene una propuesta para reformar el sistema hacendario nacional, combatir la evasión fiscal y reducir el tamaño del gobierno para abatir su costo.
Las ideas y visiones de lo que debe hacerse están ahí. Se requerirá de una firme decisión y voluntad de todos los actores políticos del país para integrar una propuesta final seria y de fondo, acorde a la gravedad del problema que tenemos. A los ciudadanos nos corresponderá asumir nuestra parte de responsabilidad. El país no resiste más la simulación, es tiempo de sentar las bases firmes que se requieren para crecer y desarrollarnos como nación. Aún tenemos la oportunidad.
tavolara62@yahoo.com
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