lunes, 30 de noviembre de 2009

Una mirada crítica del XII Congreso Nacional del PRD

Raúl Abraham López Martínez *
Coyuntura Política XXI

Durante los días del 2 al 6 de diciembre se va a realizar en Oaxtepec, Morelos, el XII Congreso Nacional del PRD. El tema central de este congreso es el de la refundación del Sol Azteca. Para tal efecto, se constituyó la “Comisión de Reforma para la Refundación del PRD”, cuya coordinación de los trabajo ha recaído en el ex gobernador de Tlaxcala Alfonso Sánchez Anaya.
Esta comisión, integrada por representantes de las corrientes más importantes del perredismo a nivel nacional, desarrolló en un breve periodo de tiempo, una serie de foros, encuentros y reuniones, con el propósito de recabar propuestas para reformar los estatutos, reglamentos, línea política, programas y la declaración de principios de esta organización partidista.
A la asistencia de este congreso, se espera la participación de 1,100 delegados electos en los estados con derecho a voz y voto, de 320 ciudadanos invitados por el Consejo Nacional y de 5 invitados especiales por cada uno de los Consejos Estatales, ambos con sólo derecho a voz.
Según el discurso que se han empeñado en promover los dirigentes nacionales del PRD, los resultados de este congreso van a marcar la pauta que permita a esta institución partidista modificar los aspectos negativos que se presentan al interior de sus filas.
Uno de estos aspectos negativos, se encuentra identificado con la cuestionable elección interna que acomodó a Jesús Ortega Martínez en calidad de presidente nacional del PRD y que en el estado de Veracruz llevó a ocupar por unos meses la presidencia del PRD estatal a César Ulises García Vázquez.
Lo anterior, ejemplifica uno de los problemas más severos que enfrenta el PRD desde su fundación, que se traduce en la incapacidad de un partido político, que se define como de izquierda en elegir a sus dirigentes de manera democrática.
Esta explicita contradicción, entre un partido político que surgió de la coyuntura poselectoral de 1988 demandando la democratización del sistema político mexicano y la dificultad de aplicar los preceptos democráticos dentro de su propia organización, nos marca de inicio la incongruencia que ha prevalecido, entre lo que proponen y lo que hacen, en su forma de proceder los dirigentes nacionales y estatales del PRD.
Esta falta de convivencia de tipo democrática al interior de este partido, ha derivado en el auge de prácticas corruptas cuando se trata de ganar las elecciones internas.
El caso del PRD Veracruz, me parece que es suficiente para ilustrar el amplio catálogo de estas cuestionables prácticas que han colocado a este partido en una profunda crisis.
¿De qué tipo de crisis estamos hablando?
El tipo de crisis por la cual se encuentra atravesando el PRD por el alejamiento de una genuina democracia interna es de tal profundidad que su nivel de afectación se presenta de carácter estructural.
Cuando se habla de una crisis de tipo estructural, se entiende como una crisis que afecta cada uno de los niveles de organización del PRD, municipal, distrital, estatal y nacional, trastocando de manera directa su desempeño en las funciones sustantivas propias de un partido político inmerso en una férrea competencia electoral.
Otra cuestión que va relacionada con esta crisis estructural, es la ausencia de un perfil altamente cualitativo. Ante la inexistencia de vínculos entre los intelectuales de izquierda del país y el PRD, el Sol Azteca no ha logrado procesar una teoría política de marca propia.
Un partido que pretenda llamarse de izquierda, tiene la obligación de colocar su propia teoría como eje de articulación interno, y de debate al exterior, si es que en realidad pretende gobernar con conceptos y formas de hacer las cosas de manera alternativa a lo que hasta al momento ha predominado en las esferas del poder, por parte del bloque neoliberal conformado por el PRI y el PAN.
En este rubro, sobre la deficiencia cualitativa que prevalece en el Sol Azteca, lo que ha predominado es la promoción de liderazgos fincados en el clientelismo y la corrupción que cuando salen en busca del voto del electorado son castigados funestamente.
A partir de estas consideraciones, concluyo que el PRD se encuentra en un completo alejamiento de lograr la refundación en su próximo congreso nacional. Para lograr la refundación del PRD, en primer lugar tendrían que hacer un enorme esfuerzo teórico para rebasar las tradicionales concepciones de asumir y representar los cargos de dirección internos que ya han demostrado su completa inviabilidad como instrumentos de cohesión y dirección política.
Ya no es posible continuar centrando la organicidad del Sol Azteca alrededor de sus principales cargos de dirección.
Para romper con esto, hay que pensar en conformar una nueva generación de conceptos políticos anclados en la búsqueda de una novedosa y radical reorganización de este partido, que vaya más allá de los estériles debates que se van a presentar en el XII Congreso Nacional del PRD.

*Director de la revista digital independiente Voz Universitaria www.vozuniversitaria.org.mx

raul@vozuniversitaria.org.mx

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