lunes, 11 de enero de 2010

¡Viva el Rey Solo!

Salvador Muñoz
Los Políticos

Aun con el frío que se padece en todo Veracruz, en el congreso local anda caliente un buen número de diputados a los que se les quema las habas por buscar una alcaldía… o gubernatura.
Pero el deseo de servir a una sociedad, comunidad, pueblo o ciudad vía el ayuntamiento o gubernatura no es un sentimiento propio de nuestros diputados locales…
Los federales, que apenas acaban de entrar a “trabajar” en San Lázaro, viven la misma calentura que raya en fiebre por querer ser alcalde o Gobernador.
Y si usted cree que esa calentura se circunscribe nada más en estos dos animales políticos (diputados locales y federales), lamento contrariarlo porque los regidores están igual o peor…
Pues bien, el abandono de la curul local, federal o el cabildo, conlleva a un síndrome poco conocido en las áreas de la psicología política: “El Rey Solo”.
Se define este síndrome como la ausencia de Corte en un reino, motivado por el interés de ésta por buscar su propio reino lo que deja sin poder o fuerza al Soberano.
En pocas palabras, aunque dicen que nosotros somos los que elegimos a nuestros servidores públicos, éstos sencillamente no nos obedecen ¡hacen su santa voluntad! El ciudadano entonces es el Rey Solo, en un reino donde los políticos nos hacen creer que somos los soberanos.
Por eso, muchos diputados locales dejarán la Corte (el Congreso) sin remordimiento alguno en aras de atender sus intereses particulares o partidistas.
Pero el Síndrome no sólo se enfoca al Ciudadano, éste también puede darse en un alcalde… Por decir: ¡Jon!
El alcalde de Veracruz puede ser el mejor ejemplo del síndrome del Rey Solo.
Al entronizarse, Jon no pudo ubicar ni siquiera a su reina, por eso se tuvo que echar mano de la joven Ainara en el DIF. Ahí empezó la soledad de Jon. Si de puro milagro pudo tener a su lado como secretario del Ayuntamiento a Tomás Bustos ya fue por condescendencia.
Peor aún, al mes o dos meses de estar en el trono, su Corte (regidores priistas) conspiraba para derrocarlo pero no logró el objetivo.
Mas no sólo en el Ayuntamiento se reflejó la soledad de Jon… igual en el Congreso local, teniendo como diputados a Carolina Gudiño y Pepín Ruiz Carmona que sólo obedecen dos intereses: Los del Gobernador y los propios.
Tanta es la soledad de Jon que difícilmente se puede ver al alcalde porteño inaugurando obras, programas o festivales acompañado de estos dos diputados.
Hoy, la soledad de Jon se acentúa conforme se acerca la selección de candidatos a diputados locales pues todos sus regidores, del PRI, quieren ser los ungidos.
Por un lado, el edil sin madre, Oliver Aguilar, apoyado por Pepín Ruiz Carmona, ¡quiere!
Por otro lado, Fabiola Balmori, apoyada por Carolina, ¡quiere! Aunque pudiera ser sacrificada si la Gudiño decide buscar aparecer en las planillas electorales (¿otra vez?) para ser alcaldesa.
Por otro lado, Alberto Salas, apoyado por el SNTE, ¡quiere!
Por otro lado, Ismael Reyes, apoyado por Cabeza de la Lata, ¡quiere!
Y por último, Máximo Hernández, apoyado por el ferrocarrilero Víctor Flores, ¡quiere!
¡Sólo le faltaría a Jon que Tomás Bustos también quiera ser candidato a diputado!
Pero… ¿es malo el Síndrome del Rey Solo?
A veces no…
No, porque el Rey Solo, si tiene suerte, puede resultar tan parecido a una jugada de ajedrez.
Es decir, cuando uno se queda sólo con su Rey y a su rival se le termina el tiempo y se le cae la aguja para hacer un jaque, ¡la partida es tablas!
En conclusión: Jon puede que no gane nada al final de su administración, pero puede que tampoco pierda.
Caso similar al del ciudadano al que no le respetan la decisión que tomó al votar: No pierde… ¡pero tampoco gana! Es decir: ¿Gobernantes? A lo mejor de nuestra casa ¡y eso a veces!
Por supuesto, para los partidos y los políticos nada mejor que proclamar ¡El Rey Solo ha muerto! ¡Viva el Rey Solo! ¡Vengan las licencias!
Y es que para nuestros políticos sin lugar a dudas jamás dejaremos de ser sus reyes, sus monarcas, sus soberanos… ¡soberanos pendejos!

e-mail: dor00@hotmail.com

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