lunes, 8 de marzo de 2010

¿Qué es la Democracia? en Alain Touraine

Raúl Abraham López Martínez*
Coyuntura Política XXI

Leer los libros, ensayos, y artículos de Alain Touraine, representa la posibilidad de acceder a una forma de pensamiento sociológico, que invita a reflexionar de manera muy dura y a la vez clara, sobre el acontecer del mundo actual.
Los principales ensayos teóricos de Alain Touraine son: “Sociología de la Acción ” (1965), “ La sociedad posindustrial” (1969), “La producción de la sociedad” (1973), “La sociedad invisible” (1976), “El regreso del actor” (1984), “Crítica de la modernidad” (1993) y “¿Qué es la democracia?” (1994).
En la actualidad Alain Touraine es director de estudios en la prestigiosa Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París y director del Centro de Análisis y de Intervención Sociológicos.
En el trayecto de la vida académica de Alain Touraine, se ha distinguido por su crítica a los estados autoritarios y totalitarios de Europa y de América Latina. Simpatizante y animador de los movimientos sociales a los que Touraine denomina con el nombre de los “nuevos movimientos sociales”.
El pensamiento de Alain Touraine ha logrado salir de las paredes a veces herméticas de la academia, para convertirse en una de las referencias teóricas obligadas de la izquierda mundial. De una izquierda que se pregunta ¿Qué hacer? Momentos después de la caída del Muro de Berlín y del imperio de Moscú.
La producción teórica de Touraine goza de la singularidad de mantener un vínculo directo con el quehacer social práctico. Abriendo la posibilidad de la praxis social.
En su libro ¿Qué es la democracia? Editado por el Fondo de Cultura Económica, Touraine extiende su reflexión sobre la democracia, iniciada en “Critica a la modernidad”, en donde realiza un invaluable aporte en torno a las relaciones que guardan el Estado, el sistema político y la sociedad civil, elementos en donde el sociólogo francés, desarrolla su argumentación.
Para Touraine en la construcción de su idea de la democracia, juega un papel fundamental, el impedir el surgimiento de Estados totalitarios y autoritarios, que en nombre de algún supuesto revolucionario lograron instituir sociedades fuertemente represivas.
Recordándonos que las revoluciones, nunca han conducido a democratizar la sociedad, y por lo contrario, lo único que han hecho es destruir a las disidencias con la intención de imponer una verdad.
Así como Touraine rechaza a los Estados totalitarios y autoritarios, también manifiesta su oposición a los Estados que son presas de unas cuentas transnacionales, convirtiendo el ejercicio político en un acto gerencial, que dista de ser democrático.
Es por esa razón, que Touraine reconoce en la democracia, la capacidad de imponerle ciertos límites al Estado, que permitan al sistema político ser el espacio de mediación con la sociedad civil. Definiendo a la democracia de la siguiente manera: “La democracia no significa poder del pueblo, expresión tan confusa que se la puede interpretar en todos los sentidos y hasta para legitimar regímenes autoritarios y represivos; lo que significa es que la lógica que desciende del Estado hacia el sistema político y luego hacia la sociedad civil es sustituida por una lógica que va de abajo hacia arriba, de la sociedad civil al sistema político y de allí al Estado”, lo que no implica que el Estado mantenga una cierta autonomía, al igual que el sistema político.
Para Touraine, el sistema político cumple con una función diferente a la del Estado y de la sociedad civil. Mientras el Estado defiende la unidad de la sociedad nacional frente a las amenazas y los problemas exteriores o interiores, al mismo tiempo que defiende a largo plazo la memoria colectiva y busca proteger a las minorías o alentar la creación cultural, el sistema político se distingue por “elaborar la unidad a partir de la diversidad y, por consiguiente, subordinar la unidad a las relaciones de fuerza que existen en el plano de la sociedad civil, reconociendo el papel de partidos políticos que se interponen entre los grupos de interés o las clases y el Estado”.
En el plano de la sociedad civil, dicho concepto Touraine no lo reduce a la definición de intereses económicos, sino también es “el dominio de los actores sociales que se orientan al mismo tiempo por valores culturales y por relaciones sociales a menudo conflictivas. Reconocer la autonomía de la sociedad civil, como lo hicieron antes que los demás los británicos y los holandeses, es la condición primera de la democracia, ya que es la separación de la sociedad civil y el Estado la que permite la creación del sistema político”.
De esa manera, el Estado, el sistema político y la sociedad civil, mantienen sus propios alcances y limitaciones, con la intención de regularse entre sí, y evitar que exista un Estado que todo lo absorba, o una sociedad civil que rompa con toda relación de intermediación con el Estado, propiciando la inexistencia de la democracia.

*Director de la revista digital independiente Voz universitaria
www.vozuniversitaria.org.mx
raul@vozuniversitaria.org.mx

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