Investigadora emérita de la UNAM
En política no hay una escalada de errores;
es uno solo, y todo lo demás es su consecuencia.
Hace seis semanas la diputada federal Beatriz Paredes Rangel, presidenta del CEN del PRI declaró que se descartaba para participar en la sucesión presidencial de 2012. Debo admitir que me conmovió dicho anuncio, viniendo de la propia Beatriz, y me pareció un acto de congruencia y ética política, para no repetir el acto de adjudicación directa que sobre la candidatura presidencial de 2006 hizo el maratonista Roberto Madrazo Pintado. Es más, en su discurso de toma de protesta como presidenta del CEN del PRI, la diputada Paredes hizo el compromiso de no aprovecharse del cargo para buscar la codiciada candidatura.
La decepcionante verdad, hoy la conocemos: Paredes Rangel es la principal promotora de la candidatura presidencial de Enrique Peña Nieto. Al suscribir el conocido convenio con el PAN, buscó blindar la elección de gobernador del Estado de México de 2011, para pavimentar el camino a Peña Nieto hacia la sucesión de 2012, a cambio de subir los impuestos de 2010-2012. El futuro de Beatriz quedó empantanado, se acabaron sus aires de grandeza y la pretendida visión de estadista que invariablemente le colocan en el pecho los vivos representantes de la vieja guardia de lo que queda de la CNC del PRI. Al perder la credibilidad, objetividad y neutralidad que se le atribuía, la Paredes ya no le sirve a Peña Nieto, ni al PRI, ni al PAN, ni al Congreso, ni al presidente Felipe Calderón; está muerta políticamente hablando, subrayan los analistas.
En prospectiva y ante el recuento de daños, ahora se puede asegurar que la alianza PAN-DIA para enfrentar al candidato del PRI en el estado de México en 2011 será una realidad con negativas consecuencias para el tricolor y que, las relaciones entre Paredes y los diputados y senadores del PRI serán cada vez más difíciles; subsistirá la desconfianza, además de la guerra implícita que se ha iniciado con el grupo del poderoso senador tricolor Manlio Fabio Beltrones Rivera, quien se declaró ajeno al pacto Paredes-Peña Nieto.
En lo que se refiere a la candidatura presidencial de 2012, se puede afirmar que en el partido tricolor la guerra que ha comenzado, pudiera terminar con el sueño de los priistas de regresar a los Pinos. Con la autoinmolación de Beatriz, Peña Nieto pierde a su principal operadora de campaña, sufriendo además una baja considerable en las preferencias electorales que le favorecían (Peña Nieto optó por subir los impuestos que ayudar a la gente, se afirma con insistencia), estimada por los expertos en una tercio de los votos. Ante la intempestiva y vertiginosa caída electoral y el inminente fuego amigo que en gran escala se ha iniciado entre los equipos de Beltrones vs Peña Nieto-Paredes, los miembros de la cúpula del PRI, incluidos los 19 gobernadores tricolores, buscan otras opciones y prospectos que garanticen al PRI el arribo a los Pinos.
En este contexto destaca el nombre y la figura del gobernador veracruzano Fidel Herrera Beltrán (que mucho sabe de gobernar entre adversidades y ha recibido numerosas muestras de reconocimiento a su trabajo de parte del gobierno norteamericano), a quien le atribuyen virtudes de hombre de estado y una popularidad que las encuestadoras de prestigio nacional (Consulta Mitofsky), lo colocan en segundo lugar, después de Peña Nieto. Veremos.
e-mail: pinedaaurora@yahoo.com.mx
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