jueves, 4 de marzo de 2010

Veracruz, en medio del morbo

Fernando Hernández Fernández
El Marcaje

Qué semanita para el puerto de Veracruz. De todos colores (bueno no tanto sólo rojo), tamaños y sabores las cosas que pasan en el principal sitio turístico (a mi gusto) en la entidad.
De lo mejor que se puede hablar de la ciudad jarocha es que tendrán una final de importancia después de muchos, pero muchos años. En cuestión personal, el título que ganaron los Tiburoncitos de reservas no se compara con lo que Halcones Rojos está cerca de conseguir, como que la jerarquía del campeonato, si lo logran, es de mayor realce.
Pero es que en ese municipio están tan ávidos de algo importante que una corona, aunque fuera como la de los escualos hace ya unos ayeres, es digno de festejar a lo grande; porque regularmente se han vivido cosas amargas, grises y llenas de detalles oscuros.
Un posible título para los Halcones Rojos sería magnífico para un puerto que lo necesita, que urge de festejar algo fuera de carnavales y festivales de salsa, en un deporte que no ha sido tan tradicional en la ciudad, pero que es el baloncesto el que más satisfacciones ha dado a la entidad completa en recientes años.
Además, para los dirigidos por Manolo Cintrón ganar la serie de la LNBP tendría un valor más, que se le ganaría a Xalapa, escuadra que ha mantenido en la sombra a los escarlatas, porque ha ganado tres campeonatos nacionales y dos subcampeonatos continentales; además su historia personal ha sido más fructífera para los que visten de azul y blanco.
Veracruz podría sentir algo importante después de ver a sus dos equipos más arraigados, Tiburones Rojos y Rojos del Águila, desmoronarse con el paso del tiempo, y más que el gobernador Fidel Herrera Beltrán dejó entrever que ambos han sido unos fracasos en sus disciplinas.
En el futbol los escualos han hecho algo que ni en el balompié del llano se encuentra uno, que es cambiar de dueño justo a mitad de torneo y con un panorama incierto en la Liga de Ascenso.
Llegó Mohamed Morales y miles de interrogantes surgieron, además de que para mucha gente él es un prestanombres más del supuesto real propietario del club.
La realidad es que los Tiburones viven uno momento triste, tras una inversión bastante fuerte (de Quintana o de quien haya sido) por traer a un tipo como Cuauhtémoc Blanco que no ha mostrado mucho, porque además no es ayudado por sus compañeros que le han cargado la mano en la chamba; además de un Diego Chaves y Lucas Silva que ni son titulares y su fama de anotadores está por los suelos.
Pero el fracaso más rotundo es el de Walter Gaitán, porque el argentino no juega, se lesiona o está fuera de ritmo. Raúl Quintana no debió pelear tanto por él, cualquiera que hubiera llegada habría hecho más que él y por menos dinero, pero lo hecho, hecho está y no vuelta para atrás. Este tipo de cosas es tradición en el feudo escualo.
Y en caso del Águila pues no hay mucho por decir. Es un equipo que pinta para el fracaso año con año, y sin que se mal entienda, si programas un plantel para ganar título y fallas, eso no tiene otro nombre más que fracaso y los presididos por José Antonio Mansur es lo que han vivido con regularidad.
Para colmo de males el Parque Beto Ávila se dio a conocer por falta de luz y “detallitos” que avergüenzan a todos porque no es posible que un recinto de Liga Mexicana de Beisbol los padezca; ojalá se diera otro Juego de Estrellas porque sólo así lo repararían.
Ojalá “Pepe Toño” cumpla su palabra de que si la empresa que contrató para remediar e asunto de las luminarias falla, él mismo se trepará a las torres para colocar las lámparas.
En fin, en el puerto jarocho, genios y figuras, hasta las sepulturas.
Hasta la vista.

fhernandez1980@gmail.com

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