miércoles, 28 de abril de 2010

¡Animales!

Salvador Muñoz
Los Políticos

Un mediodía de calor intenso, un maullido desgarrador hizo asomarme por la ventana. Alcancé a ver un perro negro corriendo tras un gato desesperado. Bajé como loco los tres pisos donde vivo y corrí hacia el asunto: Entre unos arbustos, descubrí al perro mordiendo por la cadera al felino. En cuanto me vio, huyó. En mi desesperación e indignidad, corrí tras el can ¡quería matarlo! pero fue más rápido que yo.
Regresé con el gato… era “Botas blancas”, un minino hermoso… cuando me vio, lloró ¡sí! Lloró y lo tomé en mis brazos mientras trataba de calmarlo. Alguien alertó a los dueños del gatito y trataron de llevarlo al veterinario… en el camino murió.
El perro negro lo identifiqué… fue el mismo que una noche vi cómo destrozaba con otro can a un gato. A pesar de que bajé esa madrugada, tampoco pude hacer algo por él…
Ese perro despertó en mí un sentimiento de odio infinito… pedía su muerte… la desee…
Mi Scotish terrier, a la distancia, lo han confundido tanto niños pequeños como felinos, ¡con un gato! Son los mininos los que se llevan el chasco cuando lo ven de cerca… ¡y desvían su camino! como si les avergonzara haber tenido tal confusión.
No los culpo… creo que el mismo perro al que llamo “Mata gatos” tuvo esa confusión… una vez que mi perro husmeaba por los prados cerca de la casa, lo detectó y avanzó hacia él con intenciones criminales al mismo tiempo que mi esposa y yo corríamos hacia nuestro “Harry” para evitar el ataque pero “Mata gatos” se sorprendió cuando vio a mi can… eso fue suficiente para que alcanzara a ahuyentarlo ante su estupor.
Mi odio creció más.
Y un día la vi… me acerqué a esa señora, con sobrepeso, jalando un diablito con desperdicio, basura, no sé qué… y a su lado iba ese perro negro, el asesino de gatos… pero tranquilo, como si no rompiera ni un plato, hasta parecía feliz… le reclamé a esa mujer:
–¡Su perro mata gatos! ¿Por qué no lo trae amarrado, con correa, con cadena?
La respuesta eximió al “Matagatos” de toda culpa…
–¡Es que no se deja!
Allí entendí… no era culpa del perro, sino de una persona.
Hoy veo al “Mata gatos” pasar por mi casa, por el parque… veo a los mininos que allí retozan y si puedo, ahuyento al perro… pero desapareció mi odio hacia él.
Entiendo que es un animal que obedece a un instinto o un reflejo, ¿provocado por qué? No lo sé… lo que sí sé es que sus dueños no son capaces de controlar esa emoción asesina por negligencia, por desinterés o indiferencia…
Quizás esa misma indiferencia que viví ayer, enfrente de la Secundaria Federal 4, Alfaro Siqueiros. Una tercia de gatitos, como de un mes de nacidos, maullaba a los pies de la gente que pasaba, indolente, a su lado.
Paré la moto, fui por ellos, los sequé con mi chamarra y los metí a mi casco para que se calentaran.
Sólo acudo a una persona que me soporta en estos casos: Sheyla Fuertes, la encargada de Prensa del Ayuntamiento de Xalapa.
Le expliqué el asunto y me prometió enviarme a la Unidad de Salud Animal. Me acerqué al lote baldío donde estaban los gatitos y vi una caja de cartón, totalmente mojada, la revisé en espera de que no hubiera más mininos, y no los había. Los gatitos chillaban… era evidente que tenían hambre y de repente hubo una luz de esperanza. Una mujer que me vio con los gatos se acercó con una caja de cartón para que allí los refugiara. Me dijo: “Ahorita vuelvo” y regresó con un frasco de leche tibia y se enojó consigo misma por no endulzarla. Allí, la señora tomó una jeringa y alimentó al gatito más débil mientras que el más abusado tomaba de la tapita del frasco la lechita. El otro, iba aprendiendo a sorber con la lengua.
Llegó la Unidad de Salud Animal. Se llevaron a los gatitos. Le hablé a Sheyla y le pedí que me prometiera que no les iban a hacer nada… me tranquilizó cuando dijo:
–La gente piensa que los matan, pero no… se les tiene un mes para darlos en adopción y si no tienen suerte, se pasan al refugio de animales.
Gandhi dijo que la grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por el modo en el que se trata a sus animales…
No bastan los esfuerzos del alcalde de Xalapa, David Velasco Chedraui, y de Fidel Herrera por ayudar a nuestros amigos animales… ¡falta que la gente reaccione!
Por favor, sé que es difícil, pero es necesario volver a aprender a ser amigos de la naturaleza y de sus seres… ¡inténtelo! No por usted, sino por lo que puede hacer por sus hijos.

e-mail: dor00@hotmail.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gusto mucho el texto y lo felicito por su respeto a los animales, solo quiero dejar en claro que hasta donde yo se el unico albergue de animales en Xalapa es el de la Protectora de Animales del cual soy voluntaria desde hace muchos años, y a el no llega ningun animalito que entra al "Centro de Salud Animal de Xalapa" desconosco el procedimiento de sacrificio que esta administración lleva a cabo, pero se de cierto que se sacrifican.