jueves, 29 de julio de 2010

Los perfiles

Luis Alberto Romero

Javier Duarte, gobernador electo, ha declarado que en el gabinete sólo entrarán profesionales que cumplan con el perfil de eficiencia, capacidad y honestidad; ha dicho también que en el próximo Gobierno del Estado sólo un nombre está seguro, el suyo.
Intenta evitar lo que ocurre cada sexenio: el rumor y la especulación, la lucha de quienes aspiran a ocupar secretarías y subsecretarías, direcciones y coordinaciones, por incrustarse en el gabinete.
Lo que observamos entonces es la promoción abierta de personajes que, aunque no cuenten con el perfil requerido para los cargos que buscan, intentan que se les coloque en las diferentes secretarías.
No, el Gobierno del Estado no es una agencia de colocaciones. Por otro lado, para integrar el gabinete no deben prevalecer criterios políticos o partidistas, porque no es con cuotas de poder como se construye un buen gobierno. Un buen operador político, por ejemplo, no se convierte en automático en un buen funcionario público; un activo militante de un partido puede convertirse en un burócrata mediocre.
Veamos: actualmente, en algunas columnas periodísticas que abordan temas políticos se manejan como posibles integrantes del próximo gabinete estatal, nombres como los de Tomás Ruiz González para Sefiplan; Gerardo Buganza Salmerón para secretario de Gobierno; Adolfo Mota Hernández para educación; y Marcelo Montiel Montiel para Sedesma, entre otros… Pero más allá del listado, llama la atención el hecho de que no todos los perfiles corresponden al cargo que se menciona.
Como ejemplo tenemos al excandidato del PAN a Gobierno del Estado, Gerardo Buganza, quien siendo ingeniero industrial es mencionado como posible sucesor de Reynaldo Escobar en una de las áreas más delicadas de la administración estatal.
Un caso diferente es el de Tomás Ruiz, perfilado para Sefiplan, quien es egresado de la Escuela Libre de Derecho, con maestría en la Universidad de Columbia, quien ya ha ocupado diferentes cargos en la Secretaría de Hacienda y en el Banco de México.
Se trata de evitar, en todo caso, que se repitan nombramientos que favorezcan a políticos que carecen de capacidad y que no cubren con el perfil necesario; en la administración de Miguel Alemán, por ejemplo, el dentista Ramón Ferrari recibió el cargo de Secretario de Agricultura y su paso al frente de esa área ocurrió con más pena que gloria.
Si Javier Duarte busca encabezar una administración que trabaje con eficiencia y con capacidad para resolver los problemas que enfrenta el estado, debe olvidarse de las cuotas de poder para favorecer a los grupos tradicionales del priismo, porque una cosa es ganar la elección y otra diferente, organizar el gobierno.

luisromero85@hotmail.com

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