lunes, 16 de agosto de 2010

Dos reyes

Salvador Muñoz
Los Políticos

Hubo un pueblo singular que tenía dos reyes.
El propósito de este bi-reino era que el poder no se concentrara en una sola persona…, es decir, evitar a toda costa el poder absoluto.
Y pareciera increíble, pero la frase que predominaba en este pueblo era que “el pueblo tomara las decisiones, pero si se equivocase, que los ancianos y los reyes las rechazasen”.
De ese pueblo hasta nuestro México y Veracruz, distan siglos y siglos que van más allá del antes de Cristo. Sin embargo, pudiera decirse que la forma en que la democracia se daba en ese pueblo, es similar a nuestra “democracia”, sea estatal o federal.
Bueno, acá no tenemos dos reyes…, tenemos tres: el Ejecutivo, Legislativo y Judicial…
Lamentablemente no basta ser rey, sino sentirse rey, parecer ser y hacerse rey. Esto va para nuestros diputados.
Es curioso que siendo o teniendo un poder que debiera ser equilibrio con el ejecutivo, acaba por ser vasallo de éste.
No hablo de todos lo diputados, sino de la mayoría y entiéndase a la “mayoría” como una gran parte de los legisladores (sean del PRI, PRD y otros) y la Mayoría parlamentaria.
El otro rey, el Poder judicial, ni se diga… Creo que su definición está estampada en la boca de la magistrada Yolanda Cecilia Castañeda: “Cualquier pendejo puede ser magistrado”.
Y entonces, esos dos “reyes” pasan a ser servidumbre.
Se vienen cambios…
Habrá un nuevo rey y en ello implica conformar su séquito (eufemísticamente llamado “Gabinete”) aunque en el pueblo del que les habló, se le llamaba Consejo de Ancianos.
Curiosamente, ese pueblo de dos reyes y el nuestro, se asemejan más en la designación de sus funcionarios… Bueno, sólo en lo que compete a lo que llamamos “representación popular” porque quien escoge, decide y consigna en nuestros días, sigue siendo “nuestro” rey.
Para escoger al Consejo de Ancianos, un grupo de jueces (éstos sí, “con pantalones”, aunque éstos no se usaran) se encerraba en un cuarto sin ventanas, nada que pudiera ver o atisbar al exterior. Sólo escuchaban lo que pasaba afuera.
Alrededor de ese cuarto, la gente se reunía y abrían paso a los candidatos. Uno por uno pasaban al lado de la multitud y a cada exposición, los jueces escuchaban el clamor con que se les recibía…, vaya, una especie de “aplausómetro”. Platicaban los jueces y acordaban quiénes eran los que más habían recibido expresiones de afecto por la comunidad y decidían así a los miembros del Consejo de Ancianos.
Si la magistrada Yolanda Cecilia hubiera vivido en esa época, lo hubiera dicho de nuevo: “cualquier pendejo es consejero”…
Sí…, no hay mucha diferencia.
Y por supuesto, nadie hubiera juzgado el decir de la magistrada porque en ese pueblo tenían el mismo valor las palabras de un hombre que las de una mujer.
Sí…, ese pueblo era más civilizado con las mujeres pues tenían derecho a voz y voto en las asambleas más que muchas que hoy, diputadas, sólo sirven para levantar el dedo sin tener conciencia real de lo que significa su acción…, el asunto es agradar al ejecutivo y espero que en el siguiente Congreso no se siga la misma tónica.
La mujer no era un adorno, era parte esencial en la vida política de ese pueblo con dos reyes.
Dicen que una extranjera llegó y preguntó a una vecina de este pueblo por qué dominaban a sus hombres, a lo que respondió ésta: “porque nosotros realmente parimos hombres”.
Hombres a veces no es lo mismo que Reyes.
Hoy, repetimos, nos parecemos más a ese pueblo que tenía dos reyes.
A tres meses de que se dé el relevo sexenal, se da o vive un fenómeno curioso.
Ante la ausencia de dos reyes (legislativo y judicial) el poder está concentrado en uno pero en estos momentos de transición, surge un monarca más: El que se queda.
Justo en ese intermedio, ya hay quienes rinden pleitesía a ambos, rinden honores a uno o alaban a otro.
Dos reyes, dos poderes, envueltos en una duda: al final, quién realmente de los dos habrá de gobernar… ¿El que se va o el que se queda?
Será en el transcurso de su actuar cuando sepamos realmente si tendremos un rey, dos reyes, tres reyes o simplemente un hombre que sepa gobernar sin que tengamos que añorar a ese pueblo que para evitar un poder absoluto, tenía dos reyes: Esparta.

e-mail: dor00@hotmail.com

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