martes, 31 de agosto de 2010

Inundaciones

Luis Alberto Romero

Quienes han sido afectados por inundaciones o desbordamientos de cuerpos de agua conocen perfectamente todo lo perjudicial que pueden resultar esos fenómenos, así como los momentos que se viven y sufren en cuanto a la integridad física y patrimonial de los damnificados.
Lo que ocurre en las zonas centro y sur de Veracruz, así como en los municipios ubicados en la cuenca del Papaloapan, exige la inmediata atención gubernamental y llama a la sensibilidad y a la solidaridad de los veracruzanos para brindar apoyo a las miles de familias que en medio de las inundaciones, han perdido casi todo.
El saldo de las lluvias en la zona no puede ser más desalentador: se habla de más de 100 mil personas damnificadas, 25 mil viviendas afectadas, daños a las vías de comunicación, así como a unas cuatro mil hectáreas de cultivo que fueron literalmente siniestradas, por otra parte, ni siquiera se cuenta con estadísticas relativas a los daños a la ganadería, porque el recuento de estos vendrá después de que se resuelvan por completo las necesidades básicas de la población.
De esos 100 mil damnificados, unos diez mil se mantienen en los albergues habilitados.
En la zona sur, desde Coatzacoalcos a Minatitlán, la lluvia no ha cesado desde hace diez días y según los pronósticos de la Comisión Nacional del Agua, se esperan más precipitaciones, por lo que el panorama podría empeorar.
En la cuenca del Papaloapan, más de 180 comunidades se mantienen anegadas y un número indeterminado de viviendas, bajo el agua.
En total, se tiene el registro de 14 ríos y diez arroyos desbordados, de acuerdo con datos de las instancias de protección civil en el estado; por ello, municipios enteros, como Tlacotalpan, considerado como patrimonio de la humanidad, fueron evacuados. En total, son 75 los municipios afectados por las lluvias, los desbordamientos y las inundaciones: 178 colonias y 679 comunidades.
Dentro de la tragedia, la nota esperanzadora se relaciona con el hecho de que no hubo víctimas mortales, debido a que los sistemas de alerta funcionaron adecuadamente.
El siniestro fue calificado como un hecho extremadamente crítico por parte del gobernador del estado, quien se mantuvo al frente de la estrategia y las acciones de apoyo a la población damnificada. El presidente Calderón, acompañado por Fidel Herrera y parte del gabinete federal, sobrevoló la zona afectada y constató los daños.
Lo lamentable, en todo caso, es que los recursos federales no llegan y eso dificulta los trabajos de ayuda. El fondo Veracruz, asignado para este tipo de desastres, ya es utilizado pero resulta insuficiente, dada la magnitud del problema; por ello es necesario destinar recursos del Fondo de Desastres Naturales, porque si bien es cierto que lo primordial es asegurar la integridad física y la vida de los damnificados (en lo que trabajan SEDENA, Marina y las propias dependencias del Gobierno del estado), viene después una etapa igualmente difícil, que tiene que ver con la reconstrucción, la recuperación y la preservación de la salud en los municipios y comunidades afectadas.

luisromero85@hotmail.com

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