martes, 31 de agosto de 2010

Unidad y confianza, ¿ora sí de “veritas”?

Jorge Arturo Rodríguez
Tierra de Babel

Quizás el gobernador electo Javier Duarte de Ochoa conoce la expresión aquella de La Fontaine de que cualquier poder, si no se basa en la unión, es débil, porque en la comida de aniversario de Alianza Generacional declaró que “Veracruz necesita de la unidad priista, de la coordinación estrecha de sus gobiernos, de los consensos políticos y del trabajo con la sociedad para ejecutar las políticas públicas que ayuden a mejorar las condiciones y la calidad de vida de los veracruzanos”. Claro que sí, mi estimado Javier, como bien reza el proverbio africano, la unión en el rebaño obliga al león a acostarse con hambre. ¿O no?
Más aún, probablemente sepa que fue Thomas Carlyle quien dijo que sólo en un mundo de hombres sinceros, es posible la unión, por aquello de que anda conformando su futuro gabinete y esperamos todos los veracruzanos que, al menos, cumplan con el requisito de “hombres sinceros”. Porque ya lo dijo el coordinador residente de la ONU en México, Magdy Martínez-Solimán, que la calidad de la democracia y de los gobernantes son los temas pendientes del sistema político electoral mexicano, pues la ciudadanía no se siente representada y desconfía de ellos, y agregó que el problema es general de América Latina y ha llevado a instalar en países como México una crisis de desconfianza, que obliga a mejorar la calidad de quienes representan a los ciudadanos. ¿Ojalá así sea?
Ese mismo día del aniversario de Alianza, mi diputado Héctor Yunes Landa expresó: “La sociedad cada vez más, demanda acuerdos y consensos. Y es precisamente para generarlos, para lo que debe servir la política. La Política debe concretarse en avances y beneficios para la comunidad a la que decimos servir. La Política debe traducirse en Democracia y Justicia Social, como postula nuestro partido, si no es así, de poco sirven a la sociedad la política y los que nos dedicamos a ella”.
Y agregó: “Sin esta razón, sin un beneficio claro y tangible para la comunidad, la Política pierde su esencia y pierde también su razón de ser. Si no lo hacemos así, si convertimos nuestra participación en un juego de egos inflados y en una burda lucha de intereses, estaríamos traicionando a la Política, estaríamos dando paso a una mezquina lucha de poder por el poder mismo, como fin y no como medio; el poder como capricho y no como instrumento de cambio social”.
De acuerdo, ojalá sea así, que la unión y la confianza ora sí sean de “veritas”, por el bien de todos, en estos momentos que tanto lo necesitamos.
Aunque Francisco de Quevedo diga que el mayor despeñadero es la confianza, pienso, con Juvenal, que confiar en todos es insensato, pero no confiar en nadie es neurótica torpeza.

De cinismo y anexas
Hablando de política: “A Pepito le encargan como tarea que haga un ensayo sobre la política. Llega a su casa y le pregunta a su padre, quien le responde:
–Mira, no sé qué es la política, pero te voy a poner un ejemplo: yo soy el poder, tu madre la justicia, la sirvienta es el pueblo, tú eres la juventud y tu hermano es el porvenir.
En la noche, el hermano tiene ganas de obrar y le pide ayuda a Pepito, éste va a ver a la madre y la encuentra dormida, va a ver a la sirvienta y ve al padre con ella. Al otro día en el desayuno dice:
–Ahora ya entiendo lo que es la política: la justicia dormida, el poder sobre el pueblo, la juventud desconcertada y el porvenir hecho mierda”.

Hasta la próxima
jarl63@yahoo.com.mx

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