jueves, 12 de agosto de 2010

Jóvenes y viejos, ¿cuál futuro?

Jorge Arturo Rodríguez
Tierra de Babel

No me gustan las cifras ni las estadísticas, mucho menos las proyecciones; que las aprovechen, pero de veras, los encargados de las políticas públicas. Pero, carajos, no soy tan joven como para saberlo todo; además, haría cualquier cosa por recuperar la juventud... excepto hacer ejercicio, madrugar o ser un miembro útil de la comunidad, dijera Wilde.
El caso es que México ya cuenta con ocho millones de jóvenes que ni trabajan ni estudian (Ninis), de los cuales gran parte está en la informalidad o recurre a la delincuencia. Y si quieren más datos, el presidente de la Coparmex, Gerardo Gutiérrez Candían, señaló que nuestro país “tiene más jóvenes que nunca: 34 millones de personas, entre 12 y 29 años de edad. Estamos en el pico del llamado bono demográfico, que en breve empezará a decrecer, hasta que nos convirtamos en una nación de adultos y adultos mayores, en un futuro cada vez más próximo”. Jóvenes, hoy; mañana, viejos.
¿No me creen? Pos fíjense que el Conapo mencionó que México enfrenta ya el envejecimiento demográfico: 34 millones de mexicanos –los que ahora tienen de 20 a 50 años y que están en edad productiva– se convertirán en adultos mayores antes de 2050, es decir, habrá un anciano por cada cuatro habitantes.
Entonces, ¿qué podemos celebrar en el Día Internacional de la Juventud? Ah, juventud, divino tesoro... Lo bueno es que el camino de la juventud lleva toda una vida, expresara Pablo Picasso.
Jóvenes o no; viejos o no; lo cierto es que nada nos hace envejecer con más rapidez que el pensar incesantemente en que nos hacemos viejos, dijo Lichtenberg, porque las arrugas del espíritu nos hacen más viejos que las de la cara, ¿o no, Montaigne?
A mí en lo personal, más que la juventud y la vejez, me preocupa el futuro, porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida, parafraseando a Woody Allen. Y es en este planteamiento, precisamente, dónde me asaltan las dudas, las inquietudes y, muchas veces, los pesares, porque al paso que vamos, ¿cuál es el futuro de nuestro México, de nuestros hijos, de nuestros jóvenes, de nuestros viejos, de nuestra vida misma?
José Ingenieros escribió que los hombres y pueblos en decadencia viven acordándose de dónde vienen; los hombres geniales y pueblos fuertes sólo necesitan saber a dónde van. Nietzsche lo dice más fuerte: “Solamente aquel que construye el futuro tiene derecho a juzgar el pasado”. ¿Sabe nuestro México hacia dónde vamos? ¿Estamos construyendo algún futuro? De esto, somos responsables todos.
Pero no nos pongamos tristes ni solemnes, carajos. Lo digo con el dibujante Charles M. Schulz, si se me diera la oportunidad de hacer un regalo a la siguiente generación, sería la capacidad de reírse cada cual de sí mismo.
Acuérdense que vivir es el oficio más antiguo del mundo; además, mis nenas y queridos ninis, todo llega a su debido destiempo, ¿o no, mi estimado Nikito Nipongo?

Hasta la próxima
jarl63@yahoo.com.mx

No hay comentarios: