jueves, 12 de agosto de 2010

El agravio al poder judicial

Luis Alberto Romero

Pues sí, tienen razón aquellos que integran la diputación permanente de la Legislatura del Estado: los nombramientos de Edel Álvarez Peña, Gladys Pérez Maldonado y Fernando Charleston Salinas son legalmente válidos y los nuevos magistrados tendrán que ocupar un espacio en el poder judicial del Estado.
La legislatura estatal aprobó los nombramientos por una abrumadora mayoría de votos, con lo que asestaron un golpe a la carrera judicial y, de paso, intentaron jubilar a los magistrados Haydée González Rebolledo y Antonio López Villalba, quienes promueven un juicio de amparo para permanecer en el cargo.
La inconformidad, la molestia de quienes actualmente ocupan un espacio en esa instancia es generalizada porque argumentan que se vulneró la autonomía. De hecho, hay quien apunta que el poder judicial de estado de Veracruz corre el riesgo de convertirse en una oficina al servicio del ejecutivo y, lo que es peor, en una agencia de colocaciones. Nada más grave.
La reciente expresión de la magistrada Yolanda Castañeda Palmeros quedará en el anecdotario veracruzano y difícilmente pasará de ahí. Ella, a fin de cuentas, cumplió con su obligación de mostrar su inconformidad y alertar sobre el rumbo que podría seguir el Poder Judicial del Estado de continuar esas prácticas de imposición y esos criterios políticos a la hora de seleccionar a quienes en teoría, deben estar capacitados para impartir justicia.
Los diputados Héctor Yunes Landa y Manuel Bernal Rivera buscan ahora dar vuelta a la página, al asegurar que el congreso ya cumplió al aprobar los nombramientos de los nuevos magistrados. Sin embargo, quedan dudas sobre la ligereza con que actuaron los legisladores: ¿acaso no había en el poder judicial, abogados y jueces con más capacidad, trayectoria y experiencia?, ¿son Álvarez Peña, Pérez Maldonado y Charleston Salinas los más indicados, los más capacitados para el cargo?
Ya en tribuna, Sergio Vaca, expanista, actual diputado por Convergencia, habló del caso específico de Edel Álvarez Peña y señaló que el exdirigente del PRI en Veracruz nunca ha trabajado en la impartición de justicia; tampoco ha sido juez y ni siquiera secretario o notificador de algún juzgado. En resumen, no ha ocupado cargos, mayores o menores en el poder judicial. Y si bien Sergio Vaca no fue tan áspero como la magistrada Castañeda Palmeros, si puso en duda -por decir lo menos- la experiencia del nuevo magistrado, quien, según palabras del diputado, “ignora lo que es un auto de inicio, una interlocución, las partes de que consta una sentencia y cuántas clases de apelaciones hay”, porque nunca ha sido ni agente del ministerio público investigador, ni adscrito a un juzgado civil o penal.
Por cierto, el diputado presidente de la mesa directiva, Héctor Yunes, lamentó que se descalifique y se tache de pendejos a los nuevos magistrados; en su descargo, la autora de la frase podría argumentar que cuando dijo que “cualquier pendejo o pendeja puede ser magistrado”, nunca puso nombre concreto al destinatario. Fue, en todo caso, una expresión coloquial a la que habría que restar importancia.
Al final, lo importante del caso no es lo escandalosa y lo agresiva que pueda resultar la palabra “pendejo”, sino los nombramientos que constituyeron un agravio al poder judicial.

luisromero85@hotmail.com

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