lunes, 23 de agosto de 2010

Nuevos héroes a las aulas…

Arturo Reyes González
Burladero

Una vez más, cumpliendo el ciclo de la vida escolar de este país y por supuesto del estado, poco más de dos millones de futuros y potenciales ciudadanos productivos regresaron a las aulas de las 22,138 escuelas de nivel básico. Se trata de una lucha en contra del analfabetismo para unos, del futuro que ya nos alcanzó y al cual sólo hay que reforzarlo a través de las nuevas generaciones de estudiantes que hoy hicieron su entrada triunfal al salón de clases, para otros; de cifras y estadísticas escolares, tan sólo de cumplir con el requisito de la educación porque es una orden en casa, para otros tantos.
Tristes y complicadas han sido las escenas vividas en infinidad de tiendas de artículos escolares a donde cumplidas madres de familia han acudido para intentar comprar la lista de útiles demandada por cada plantel educativo. Así hemos sido testigos de madres que una vez que reciben el costo total de la lista deciden sólo comprar una parte, una muy pequeña parte, de otras que sólo alcanzan a retirarse y las que de plano ha intentado robar lo más que han podido: una regla, un bote de pegamento, un caja de colores, un sacapuntas, una libreta. Todo sea en nombre de la educación.
¿Qué triste y complicado panorama espera a todos estos nuevos prospectos de Chicharito Hernández, de Enrique Peña Nieto, de Omar Chaparro o incluso de cardenales de nuestra iglesia?
¿Por qué triste y complicado? Nada más hay que ver el escenario político, económico, social, cultural y, sobre todo, natural que van a heredar.
Un mundo en el cual estamos inmersos, sobrepoblado, que ya padece la escasez de agua, que tiene altos índices de desempleo y que además, para cuando ellos estén en plena etapa de ser adultos en plenitud de este país, ya el número de habitantes que estarán en la tercera edad será mucho mayor al de la parte económicamente activa.
Contaminación, una corrupción contra la que se lucha y no se avanza, calentamiento global, narcotráfico, el VIH, etcétera.
Y por si fuera poco, por si no fuera suficiente, hay que lidiar con el “cambio” en la alimentación que están por sufrir en los centros escolares. ¡Caray!
Qué va a ser de las jícamas con chile, de las papitas, de los chicharrones ricos en grasa, de las gorditas de manteca, chicharrón, los cacahuates japoneses con salsa de esa que tanto beneficio trae a nuestro sistema digestivo, los chilitos en polvo, en fin… porque soy un fiel convencido de que uno de los placeres de la vida es el que nos brinda el proceso de alimentarnos.
Pero afortunadamente ellos no lo saben, así es que no seamos nosotros quienes se los informemos, no dejemos que vean a Joaquín López Doriga para que no vean cada noche enfrentamientos armados, ejecuciones, secuestros y asesinatos.
Que no lean la nota roja de ningún medio impreso o la pagina Web de los reporteros policíacos, ya que estarían más que traumados de cuanta violencia familiar y violaciones a menores se dan, y eso los casos que se alcanzan a conocer.
A los representantes de los medios de comunicación del estado, principalmente de la capital, que cuenta con un amplio número de estudiantes de todos los niveles, les pido seamos portavoz de alguna buena noticia al menos de vez en cuando, hay que buscarla o incluso generarla.
Seamos los padres de familia, los ciudadanos, los mismos maestros quienes demos aliento a nuestros jóvenes estudiantes. Aún hay mucho por hacer, no cejemos en el intento. ¡Ánimo!

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