domingo, 8 de agosto de 2010

Pachangón Bicentenario…

Jorge Arturo Rodríguez
Tierra de Babel

La verdad, yo no sé qué haría con los 580 melones que costará la fiesta pa’ celebrar el próximo 15 de septiembre, el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana, allá en la capirucha del país. Pero a según Alonso Lujambio, secretario de Educación Pública, esa lanita se derrochará para pagar a los creadores de las ceremonias de inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona, Sydney y Beijing, quienes dizque harán de nuestra celebración un pachangón inolvidable, donde habrá actores, pirotecnia, carros alegóricos, coreografías y conciertos. Vaya, que será de lujo.
El anunciante de este festejo, Lujambio, expresó: “hagamos de nuestro festejo un motivo para revisar con serenidad y seriedad lo que hemos sido y lo que somos, para que juntos podamos celebrar con júbilo y construir un mejor futuro”. Hágame el favorsísimo favor, ¿de dónde saca que con una pachanga construiremos “un mejor futuro”? ¡Ni máiz!, a lo mucho nos granjearemos una mega borrachera y al día siguiente una cruda y cruenta realidad.
Pero no me detengo en insignificancias. Dicen que la pachanga durará ocho horas y que a lo largo de 2.7 kilómetros se presenciará un gran desfile por el Paseo de la Reforma hasta llegar al Zócalo, donde se realizará una gran verbena popular. Ya me veo cantando: “señores qué pachanga, vamos pa’la pachanga, qué buena la pachanga, me voy pa’la pachanga, mamita qué pachanga, vamos pa’la pachanga, qué buena la pachanga, me voy pa’la pachanga”.
Típico del mexicano: festejar, tirar la casa por la ventana, ahí vemos luego qué madres, que mañana es día de descanso, gracias a nuestros héroes que se nos murieron y nos dieron patria, quienes de resucitar, seguro que se vuelven a morir del coraje, porque todo sigue, si no igual, pior.
Pero, carajos, ¡salud!, pues: “esta noche hay una gran pachanga, todo el mundo queda invitado; queda invitado a la pachanga. Pachanga, pachanga, pachanga...”, canta Celia Cruz.
Y claro, hay que proponer, no nada más criticar por criticar, pinche Grinch mexicano barato que soy. Por eso mejor me uno a la propuesta de la sección “QrR!”, del Diario Milenio; total, si vamos a tirar el erario por la ventana, pos mínimo hay que gozarla:
Realícese “un desfile de teiboleras vestidas de Leona Vicario, de Josefa Ortiz de Domínguez y del capitán Allende. Las participantes partirán del Ángel en paños mayores. Mientras vayan avanzando rumbo al Zócalo, se irán despojando de las prendas. Para cuando las bailarinas lleguen a la Plaza de la Constitución, sólo estarán ataviadas con un paliacate en el triángulo de las Bermudas”. ¡Sí! Así, me cae que sí voy y hasta declamo: “México, creo en ti…”
Vaya, también se propone que en medio de la cohetiza, videos, desfiles y muñecos gigantes, se haga una “marcha del orgullo malinchista, para cortar un poco la avalancha de cursilería patriótica que empalagará al público. La marcha será contra los chiles en nogada, Julio César Chávez, la selección mexicana, las telenovelas, las películas de charros cantores, el sub. Marcos y demás temas que avergüencen a este gremio”.
Parejos todos, cabrones. Mañana vemos qué se hace con la leche del niño.

De cinismo y anexas
Uno de los personajes del monero Jans, expresa: “que los gastos del bicentenario serán como los de una mini olimpiada”, a lo que otro le contesta: “sí, y tampoco vamos a ganar nada”. Tan-tan.

Hasta la próxima
jarl63@yahoo.com.mx

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