martes, 3 de agosto de 2010

Se desata la “gabinetitis”

* Emisarios del antepasado
* Megacable, un infierno


José Ortiz Medina
En Corto... sin Cortes

A veces en política hay actitudes absurdas que ni los más avezados politólogos alcanzan a comprender.
Veamos: si los pronósticos no fallan, todo hace suponer que el Trife ratificará el triunfo de Javier Duarte de Ochoa.
Yunes no pudo acuerpar su impugnación con pruebas sólidas, contundentes, de las supuestas irregularidades. Pero no vamos a profundizar en estos detalles jurídicos.
A lo que vamos es que, como reza el adagio popular, para que haya caldo de gallina, primero debe haber ese ente plumífero.
Con todo y que el Trife fallará a favor de Duarte, lo más prudente en estos momentos sería esperar y mantener las aspiraciones a formar parte del gabinete en el más profundo silencio.
Y es que en estos días se ha desatado una feroz guerra entre aspirantes a ocupar una secretaría, subsecretaría o dirección.
El detalle es que se pelean por algo que en este momento no existe. Nadie tiene un nombramiento, una promesa de contratación firmada ante notario o ni siquiera una grabación en video o audio de la promesa.
Estos castillos en el aire sólo ocupan un espacio en sus calenturientas neuronas.
Lo más chusco de esto es que ya se anda propalando la versión de que a algunos ya se le “cayó” equis puesto. ¿Cuál puesto, cuál cargo? ¡Puras chaquetas mentales!
Lo más risible es el caso de algunos emisarios no del pasado, sino del antepasado, que tratan de regresar por sus fueros.
Vamos, si a Duarte le tocará lidiar con ciertas fichitas del fidelismo, imagínense tener que cargar con lo más hediondo del alemanismo, el dantismo, gutierrezbarrismo, entre otros “ismos”.
No hay que perder de vista que primero hay que seguir trabajando en el proyecto con ideas y aportaciones serias.
“Primero el plan, primero el programa, primero el proyecto, y después los hombres y los nombres”, solía recomendar Jesús Reyes Heroles. Hoy es tiempo de cerrar filas.
Ya Javier decidirá quién le servirá y quién no. No hay porqué angustiarse. Lo que será, será. Lo otro, lo del futurismo, es puro onanismo mental. Son las miserias del espíritu. Así que serenidad, mis queridos maestros… serenidad.

Un calvario llamado Megacable
Si usted, amable lector, desea arruinar su ya de por sí mísera vida, proceda a:
a).- Contratar tarjetas de crédito, no pagarlas, y padecer el martirio de despachos de cobranza que lo van a estar jorobando con llamadas telefónicas en la madrugada y hasta altas horas de la noche. Mientras tanto, la deuda crece y crece.
b).- Casarse con una mujer amargada cuya madre, también amargada, le haga a usted la vida de cuadritos.
c).- Tener de vecinos a borrachos escandalosos que le impidan dormir a gusto
d).- Tener un jefe con un carácter de los mil demonios.
e).- Tener compañeros de trabajo envidiosos que todo el tiempo a usted lo estén grillando.
f) Ir en medio del tráfico vehicular, a vuelta de rueda, cuando usted tiene una prisa encabronada.
g) Saber que usted se morirá y jamás, nunca, verá ganar a la selección mexicana la copa del mundo porque los ratoncitos verdes son una bola de mediocres que más que un director técnico les urge un psicólogo.
Y etcétera… etcétera… (agregue usted su propia experiencia existencial).
Pero acaso hay algo peor que no se lo deseamos ni a nuestro peor enemigo: ¡contratar a la empresa Megacable!
Ese es un infierno, una locura, la peor ruindad que le puede pasar a un ser humano.
Imagínese: hacer largas colas para pagar el pinche recibo si es que usted no se ha modernizado y no lo paga en “línea”.
Piense en que se le descompone el decodificador y tiene usted que irlo cargando hasta la sucursal de esta empresucha, para que de última hora le digan que por el momento no se lo pueden cambiar porque no hay “en existencia”.
Si lo que falla es el servicio de internet, olvídese porque tardarán en atender la llamada telefónica. Tras larga espera le dirán que apague el módem y lo reinicie. Lo reinicia usted. Sirve un ratito y al rato la misma tarugada. Vuelve usted a hablar. “Reinícielo otra vez”.
Para eso usted ya está que se lo lleva el tren. No funciona. “Irá un técnico en menos de 48 horas”. Habrá querido decir el maldito empleado (a) que 48 días o 48 semanas porque hasta la fecha, del dichoso asistente técnico, ni sus luces.
Pero si usted ilusamente creyó ahorrarse unos pesos al contratar el famoso paquete “triple pack”, déjeme decirle que fue el peor error de su vida.
¿Se acuerda usted cuando casi hizo fiesta al abandonar a Telmex? Pues ahora resulta que extraña a la empresa de Carlos Slim. Con todos y sus errores, desea volver a los brazos de esa compañía.
Porque jamás, ni en sus peores pesadillas, Telmex lo dejó tantos días, semanas o meses incomunicado. Todo el tiempo, con Megafón, hay que reiniciar el famoso módem, porque cuando más lo necesita, se cae el servicio de telefonía. Y el colmo del desquiciamiento es esto: Tras reiniciarlo no sé cuantas veces el módem, por fin usted escucha el sonido en el auricular como señal de que hay “línea”. Esos breves momentos de que hay “línea”, usted lo aprovecha para presentar la sexagésima queja del mes.
Le responde un empleado con voz de “sabelotodo”. Le pide a usted que aguarde unos segundos para checar la “línea”. Enseguida le responde a usted, como queriendo hacerlo ver como un tarugo: “oiga, pero aquí el sistema me marca que su módem está funcionando a la perfección”.
Es entonces cuando usted pierde toda compostura, se olvida del manual de Carreño, se olvida que usted es cristiano, mormón o judío, en fin, se olvida que “todos somos hijos de Dios” y le responde con la peor barbaridad que se le ocurre al pobre empleado.
Luego usted se arrepiente de haberle gritado “¡son unos inútiles!”. Piensa que tal vez el empleado no tiene la culpa de trabajar para una empresa chafa, que además le paga un salario chafa.
¿Pero qué tal cuando usted se atrasa un día en el pago del recibo? De inmediato le cortan el servicio de manera inmisericorde. Sin piedad.
Al final, usted se toma un té de tila o un caballito de tequila, según sea el caso. Respira profundo, cuenta hasta diez y le dice a quien más confianza le tiene, o sea a, a su conciencia (pero hay unos que ni a eso llegan), para sólo exclamar con cierto aire de sabiduría popular: “la culpa no la tiene el indio, sino quien lo hace compadre”.
Entonces voltea a ver la foto de su esposa “amarguis”, la jeta de su suegra, le viene a la mente la imagen de su jefe gruñón, de sus compañeros mala onda y demás fauna nociva de este mundo. Incluso, hasta les da gracias a Dios por tenerlos. Cualquier cosa, menos que ¡padecer a Megacable!

Turismo,punta de lanza
A Veracruz le llueve sobre mojado año con año, y sin embargo, nuestros atractivos turísticos no dejan de ser referentes obligados de los visitantes nacionales e internacionales.
En esta temporada vacacional, nuestras playas y regiones arqueológicas -por dar dos ejemplos- cuentan con gran afluencia de visitantes nacionales y extranjeros por todo lo largo y ancho de la entidad.
Esto lo conoce perfectamente el gobernador electo Javier Duarte de Ochoa, y por ello ha considerado desde un principio abrir aún más nuestra entidad a México y al mundo.
Fue por esto que entre los ejes del Plan Veracruzano de Desarrollo se cuenta ya con estrategias de desarrollo por regiones, que tomen en cuenta lo que cada una de ellas puede aportar en el sector turístico, económico, productivo y comercial.

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