jueves, 30 de septiembre de 2010

¡Adictos!

Salvador Muñoz
Los Políticos

Regularmente me fumo un cigarro, de preferencia “Delicados” sin filtro, para mitigar mi migraña.
No tiene mucho que descubrí que fumando hasta el fondo, como si fuera mariguana (dicen que así le hacen los que le queman las patas a Satanás, los que le queman la colita a la zorra… dicen), a los pocos minutos mi dolor se esfuma.
A ciencia cierta no sé si se esfume o simplemente se me olvida, pero dejo de sentir el dolor…, también la cabeza… y las manos… y los pies…
¿Será la nicotina?

II
Antes de que “descubriera” esa particularidad en los cigarros, acudía al café… Una taza del aromático, bien caliente (el café, no yo), era a veces suficiente para calmar mi dolor… ¡claro! Es más efectivo un express de Don Justo.
¿Será la cafeína?

III
Hace unos días escuché que se piensa poner en las cajetillas una advertencia de los daños que puede ocasionar el cigarro a la salud del consumidor, y de quien no lo consume… ¡vaya! Hasta anunciar que se puede morir.
Puede que haya cierta razón en ello (tanto en sus consecuencias como en poner dichos carteles), pero… ¿por qué no entonces se pone un pictograma, igual al que pretenden poner en los cigarros, en las botellas de licor?
Digo, ¿cuántas personas no han muerto por consumo de alcohol: cirrosis, pues? Peor, ¿cuántas han muerto bajo los influjos del alcohol?, en accidentes o depresión. Tantito pior: ¿cuántos han muerto por un conductor ebrio, un esposo ebrio, un amigo ebrio, un desconocido ebrio?

III
El poder político igual debería llevar un pictograma en la persona. Algo así como “El abuso en el consumo de este producto es nocivo para el municipio, el estado o el país”… según la circunstancia.
Tiene un efecto más demoledor que la nicotina… no te mancha los dientes pero mancha tu imagen… no contamina tus pulmones pero te contamina el cerebro… no te afecta los bronquios pero te mete en cada bronca…
Ahora que si el poder se toma como alcohol, ¡agárrese! Porque igual que cuando se emborracha, con el abuso del poder ¡se marea! Igual también le hace decir estupideces… empieza a ver a todas más bonitas y piensa que todas quieren con usted… el alcohol no ahoga las penas porque saben nadar y tampoco el poder le sacará a flote cuando esté ahogado de borracho. Pregúntenle a Tomás Ruiz.

IV
Por supuesto, alrededor del primer cigarro y de la primera copa, siempre habrá un amigo que te lo invite… y hasta comparta.
¿Quién no se echó “las tres” del cigarro de un cuate? Copa que no se convida, no sabe.
Incluso, decían que en una mesa, desconfía de la única persona que no toma.
Sí, entre el cigarro y la copa hay una gran diferencia con el poder… No se comparte. Aunque alrededor del poseedor del poder siempre habrá muchos “amigos” que, en torno de un Vega de Sicilia, habrán de alabarle. ¡Y ojo! Porque muchas veces esos amigos son los primeros en sufrir los síntomas como consumidores pasivos.
Sí, no tienen el poder pero creen tenerlo. Y muchas veces son peores que el que tiene el poder.
Al estar expuestos al poder ven al poderoso guapo, de agradable voz, ya no inteligente ¡hiper inteligente!, ¡plus ultra! ¡Hasta creen que puede ser igual que “el mejor gobernador” que ha tenido Veracruz! Deja de ser un buen tipo para ser un gran señor. ¡Qué grandilocuencia! ¡Salud! Y no les importa arrastrarse ebrios, vomitados, orinados y alguno que otro “calabaceado” de tanto poder, ¡que ni es suyo!
Esos son los “amigos” del que tiene el poder.

V
Pero, hemos de ser sinceros: tanto la nicotina, cafeína, alcohol y poder, son adictivos… ¿cuál es su vicio? Yo, yo prefiero un cigarro y una taza de café; si es un express de Don Justo, mejor…

e-mail: dor0@hotmail.com

No hay comentarios: