miércoles, 22 de septiembre de 2010

Des-Confianza

Brenda Caballero
Números Rojos

Creo que el gobernador Fidel Herrera se quedó corto cuando expresó: “son miles de veracruzanos que perdieron todo”. Y es que independientemente de los bienes materiales y las víctimas mortales que tanto pesan, en Veracruz se perdió algo más importante: la confianza…
¡Sí!, cientos de habitantes afectados por el paso del huracán Karl en Veracruz ya no confían en nadie, ni en la policía estatal ni en la Marina, ni el Ejército (prometido por Calderón), a tal grado que viven en los techos de sus casas o se niegan a ir a un albergue, pues los actos de rapiña están a la orden del día (o más bien de la noche).
Incluso, en ciertas colonias se han formado grupos de vecinos que se turnan para vigilar, pues “las ratas” llegan hasta en camioneta de otros lugares, para saquear lo poco que les queda, ¿y la seguridad? Bien gracias; ¡se pueden resfriar!
Y es que la sociedad está tan descompuesta que no podría comparar esta vigilancia nocturna en una selva o bosque, pues allí se monta guardia para no ser atacados por animales que tienen hambre, mientras que aquí el hombre actúa con los instintos más bajos, aprovechándose de la desgracia ajena, siendo él mismo su propio depredador.
Se perdió la confianza en el hombre mismo, y como no si los que tienen tiendas han incrementado hasta en 100 por ciento los costos de los productos de primera necesidad como el agua, leche, huevos, tortillas entre otros, olvidándose del amor al prójimo.
¡Vamos! en los niveles más altos, se ha perdido la confianza, para muestra un botón: el Gobierno federal no ha soltado los recursos al gobierno de Veracruz, al extremo que la Cámara de Diputados exhortó al primero a liberar los recursos lo más pronto posible para los damnificados. ¿Será por falta de confianza que el Gobierno federal hace unos días autorizó un traspaso millonario de recursos a la Sedesol, en lugar de otorgarlos a Gobierno estatal para su administración? Se ha impreso vales por estufas, refrigeradores y materiales para construcción en tiendas específicas, y entregados personalmente por empleados federales.
Creo que desgraciadamente el mal de la “desconfianza” se ha generalizado a la mayoría de la población no damnificada, pues prefieren donar en especie que en dinero. Todos quieren apoyar, pero los que donan en especie no pueden dejar de pensar: ¿se entregarán a quien realmente lo necesitan? ¿Se parará algún político el cuello? ¿Los pondrán en bolsas de algún color? ¿Serán entregados a tiempo? Peores pensamientos recaen en los que donan en efectivo: ¿Será utilizado el dinero realmente para la reconstrucción o para pagar deudas? ¿Por qué descontarnos un día de salario o donarlo voluntariamente a fuerza? ¡Ah!, y los medios de comunicación no son la excepción: una amiga que vino de Córdoba me decía: “la televisión y los periódicos no muestran las cosas como realmente son, la zona esta devastada”. ¿Cómo puede haber sólo 14 muertos, si desaparecieron poblaciones completas? Los noticieros no dejan de hablar de la tragedia en Veracruz y de hacer conciencia en la población para que donen a sus respectivas cuentas bancarias al grado que ofrecen hasta incentivos como Fundación Televisa, “por cada peso que done Banamex donará otro” ¡Qué humanitario banco!, ¡ojalá y les condonara las comisiones por no pagar a tiempo y los intereses a los damnificados de esa zona de desastre!
O que tal Televisión Azteca al expresar: “done en Banco Azteca, ¡éste sí es seguro!”, Frases ciertas en los dos casos y “medio seguro” de que su donación será aplicada. ¿Por qué? Fácil, van a deducir su dinero aportado a nombre de sus respectivas fundaciones para pagar menos impuestos.
Punto aparte merece el grupo Telmex al dejar líneas abiertas para la comunicación en las zonas damnificadas. ¿Caritativos o inteligentes? Juzgue usted según datos publicados en La Jornada, de acuerdo con reportes de la Secretaría de Hacienda.
“Televisa (exentada fiscalmente en la ley de ingresos 2010 para que participe a gusto en su nuevo negocio de fibra óptica y le concedan “evasión” con su Teletón) debe al fisco dos mil 284.4 millones de pesos en impuestos diferidos; TV Azteca debe 254.23 millones, pero si se incorpora el negocio de los abonos chiquitos, Elektra, entonces el saldo fiscal crece a tres mil 365 millones.
Las empresas pertenecientes Carlos Slim, el hombre más rico de México y el mundo, adeuda en total al fisco 70 mil 659.12 millones de pesos, distribuidos de la siguiente manera (todas las cifras son millones de pesos): Grupo Carso (cuatro mil 141.36), América Móvil (20 mil 540.06), Telecom (23 mil 284.72), Telmex (15 mil 417.16) y Telmex Internacional (siete mil 275.82). ¡Cuestión de enfoques!
Posiblemente al leer mi opinión usted diga “¡está loca, debería motivar a la población para que apoye, no quitarle los ánimos!”, razón que le doy en ambas cosas: en mi locura –pues ésta me hace más amena la vida– y en no quitarle lo ánimos de apoyar –pues a pesar de eso he donado en dinero y especie–, pues lo que importa es el fin, no los medios. Pero eso no basta… no me satisface… recuerdo la frase de Nietzsche: “No me duele que me hayas mentido, sino que no volveré a confiar en ti” y regreso a la zona de desastre donde moralmente “soy una damnificada más”…

brendacaballero1@hotmail.com

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