martes, 7 de septiembre de 2010

¿A dónde están?

Arturo Reyes González
Burladero

Retomo el tema, porque aún no es agotado:
¿Qué estarán pensando los tlacotalpeños y demás compatriotas del sur del estado y del resto de la cuenca afectados por las lluvias, una vez que se ubican en los albergues y centros que les dan respaldo temporal? ¿En lo que dejaron atrás físicamente como lo es su hogar, pero que regresando seguirá ahí? ¿En lo que se perdió: cosechas, ganado, su casa, su carrito o camioneta, sus mascotas y muebles? ¿O lo que dejan atrás emocionalmente, esto es, la vida que hasta hace unos días desarrollaban y a lo mejor durante los últimos años o década –por lo menos– solían llevar?
¿Cuál será el sentimiento aparte de la impotencia? ¿Cuál el primordial? ¿Tiene caso, vale enojarse, frustrarse ante tan lamentable pérdida, que por supuesto no minimizo y he tratado de entender, del esfuerzo de toda una vida? O por el contrario, ¿estarán valorando que a pesar de la tragedia cuenten con sus familiares y amigos y la “posibilidad” de volver a empezar, a pesar de todo?
¿Qué hacer mientras esperan a que pase la lluvia, que es además el inicio de un largo y cansado proceso hasta poder retomar las actividades de vida?, porque estamos de acuerdo que primero debe dejar de llover, luego que se vaya toda el agua, posteriormente, iniciar el regreso para limpiar el lodo, la suciedad y restos de lo que eran sus cosas; regresar a enfrentar una dura realidad que se suma al ya complicado escenario económico y social de cada región del país.
¿Se acordarán de Dios?, ¿lo harán de manera regular durante estos días? Es duro ver en fotografías e imágenes de noticieros como, tanto niños como adultos mayores, lloran por la pérdida de sus bienes. Es realmente desgarrador. Un amigo cercano se quejaba días atrás con otro de la falta de pago de su salario en la dependencia donde labora del área de Seguridad Pública, el otro le reviró: “No seas cabrón desconsiderado, mira cómo están en Tlacotalpan y en el sur, y tú te quejas porque no tienes dinero; ellos lo perdieron todo, tú al menos tienes algo para llevar al monte (de piedad claro está)…”.
En parte uno de ellos tenía razón, no porque se quejara de su falta de pago sino porque hay gente que está peor que uno, de lo cual también el afectado no tiene culpa. Pero vuelve la burra al trigo: ¿dónde están nuestros diputados y senadores veracruzanos?, ¿dónde las estrellas de este sexenio?, ¿los grandes políticos y salvadores de nuestro pueblo? Hoy nadie abre la boca como debería ni dice ésta es mía. ¿Dónde las políticas de fondo y con visión para afrontar la situación?
Hoy no hay fotos de nuestros representantes populares y beneficiarios del voto popular dialogando con los paisanos afectados, escuchándolos, sintiéndolos para que al menos lleven palabras de aliento, la mínima atención a quienes representan, de quienes por cierto sabemos son dueños de un salario sumamente decoroso y en ocasiones hasta inmerecido si lo comparamos con el grueso de la población. ¿Diez mil pesos de ayuda? ¡No se vayan a quedar pobres!
Qué fortaleza y por ello mi reconocimiento, para quienes saben que lo que les espera es severamente complicado. Y pensar que a veces nos “trabamos” con situaciones que lucen como “pequeñeces” comparadas con lo que a ellos les espera. Qué esperanza de que alguien provea de ayuda oportuna y suficiente, que no sea en este momento agua, colchonetas y cobertores y el día de mañana un “apoyito” tanto estatal como federal, o promesas y promesas para proyectos productivos, empleos temporales, para que al final unos cuantos se vuelvan ricos y los demás sigan pobres.
Pensar que la madre naturaleza que les proveía de todo ahora se los arrebata, a los pescadores, a los pequeños ganaderos, a los del estrato social medio y bajo de cada región dañada, que son mayormente de la baja y la jodida.
Ahí es donde los políticos deben mostrar sus cuerdas sensibles a la tragedia, ahora no se trata de votos, esto es lo que realmente importa o al menos debería de; ahora sí que lleven a sus esposas, a sus hijos, a toda la familia a ayudar. Que no vayan solos.
Además, no hay lana, entonces mejor entrémosle todos juntos.

P.D.: Sin duda alguna, don Germán Dehesa estaría padeciendo la situación. Desde donde esté lo debe seguir haciendo. Lo que son las cosas, deben de tener más bendiciones de alguien que no es su paisano directo, pero que realmente amaba esta tierra. Eso es lo que hace falta: Amor a la tierra.

No hay comentarios: