Luis Alberto Romero
Las inundaciones que se registran en la cuenca del Papaloapan y en la zona sur del estado ya alcanzaron cifras nunca antes registradas en la historia de las catástrofes naturales en Veracruz.
Lo que se observa en esos lugares, severamente golpeados por las lluvias, las inundaciones y los desbordamientos de 14 ríos y 10 arroyos, resulta dantesco: familias que literalmente son obligadas a abandonar sus hogares porque el agua se convirtió en una verdadera amenaza; pueblos enteros anegados, cultivos perdidos y miles de damnificados.
Los datos que dio a conocer ayer el gobernador Fidel Herrera resultan, por decir lo menos, dramáticos: más de 500 mil veracruzanos afectados; 79 municipios dañados; 45 mil evacuados y unas 400 mil hectáreas de cultivo, bajo el agua. Las cosechas, perdidas y la economía regional, colapsada.
Las cifras pueden decirnos poco; sin embargo, otra cosa es el drama que viven quienes de la noche a la mañana perdieron todo su patrimonio, en ocasiones, producto de años de trabajo diario.
Como decía, prácticamente no hay antecedentes de una tragedia de esa magnitud en Veracruz en cuanto al número de damnificados o a la cuantía de los daños. Los hechos ocurridos en la zona de Martínez de la Torre en 1999 fueron también impresionantes: miles de afectados en ese municipio, al igual que en San Rafael, Nautla, Tecolutla y Gutiérrez Zamora, pero no toda la población registró daños ni tuvo que ser evacuada, pues solo las partes bajas o los asentamientos que colindan con cuerpos de agua resultaron con afectaciones.
En 1999, al igual que hoy, si bien los daños materiales son cuantiosos y el número de damnificados, impresionante, fueron contadas las víctimas fatales debido a un sistema de alerta que funcionó a la perfección.
Hoy, aún sin dinero, el gobierno del estado reaccionó de manera eficiente para garantizar la integridad física de la población damnificada (si bien la evacuación forzada de Tlacotalpan pudo haber resultado incómoda para la población que teme a los actos de rapiña; es preferible eso a exponer vidas de manera innecesaria). En 1999, ocurrió algo similar porque en la zona afectada, las autoridades municipales reaccionaron con prontitud para evitar muertes y para apoyar a quienes habían perdido su patrimonio; por cierto, esa respuesta ante la tragedia le representó tal nivel de popularidad y aceptación al entonces alcalde de Martínez de la Torre, Pedro Manterola Sainz, que llegó sin mayores problemas y con una votación histórica a la diputación federal por su distrito.
Recordamos bien que ese año, 1999, fue el peor en la historia de Teziutlán, un municipio del estado de Puebla que colinda con la entidad veracruzana. Entre el 4 y 5 de octubre de ese año, prácticamente el cielo se vino abajo, provocando inundaciones, desbordamientos y deslaves de cerros.
Ello provocó la tragedia del fraccionamiento conocido como La Aurora: el deslave del cerro del mismo nombre sepultó a un asentamiento poblacional y trajo no decenas, sino cientos de pérdidas humanas. Yolanda Hernández, reportera que cubría esa tragedia, daba cuenta de un hecho sin precedentes: eran tantas las personas muertas que rápidamente se agotaron los formatos para la elaboración de actas de defunción y se procedía entonces a sepultar en fosa común a los cuerpos de las víctimas.
44 años antes, en septiembre de 1955, ocurrió un fenómeno también catastrófico, cuando el ciclón Yaneth trajo muerte y fuertes daños a varias entidades del país; eran otros tiempos porque la población era menor y no existía la cultura de la protección civil, ni acciones gubernamentales para evitar los impactos de esos fenómenos entre la población.
Lo importante, en todo caso, es que la historia de las tragedias, la memoria de éstas, debe servir para que la población tome conciencia de la importancia de la solidaridad con el vecino damnificado; para que las autoridades mejoren los sistemas de alerta, así como la respuesta temprana en casos de desastre; debe servir, asimismo, para que se trabaje en la creación de infraestructura para contener las inundaciones; y para evitar el asentamiento de familias en zonas de riesgo.
luisromero85@hotmail.com
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