viernes, 17 de septiembre de 2010

Karl celebra Bicentenario

Brenda Caballero
Números Rojos

¡No salga de su casa! le repito la situación es de extremo riesgo, ¡No salga de su casa!, No viaje, pues las carreteras están cerradas, evite salir a las calles y espere recomendaciones de Protección Civil, pues se espera el impacto del Huracán Karl en categoría tres, con rachas de casi 200 kilómetros por hora.
Son las recomendaciones que se escucharon constantemente en las transmisiones especiales que con motivo del fenómeno meteorológico Karl se dieron en radio y televisión.
Árboles caídos, calles inundadas, automóviles aplastados, espectaculares derribados, cristales rotos, oleaje alto, semáforos y luminarias al suelo, deslaves en varias carreteras, desbordamientos en ríos y destrozos en distintas casas y comercios son saldos del Huracán Karl en el estado de Veracruz.
Tal pareciese que Karl celebra, a su manera, el Bicentenario, en varios estados de la República Mexicana, especialmente en éste, como si le hubiera dado envidia el presupuesto de más de 230 millones de dólares ejercido en las pasadas festividades por el Gobierno federal de los que 45 millones se gastaron en tan sólo ocho horas.
¡Sí, leyó usted bien!, mientras más de la tercera parte del estado de Veracruz se encuentra bajo el agua y su población afectada por la lluvias en albergues con todas sus pertenencias perdidas y con un chingo de carencias, el Gobierno federal tiene excentricidades como la elaboración de corredores escultóricos, la impresión del logo del bicentenario en licencias de conducir, incluso la producción de huevos de trucha en centros genéticos.
¿No es absurdo?
Cuando en México aproximadamente 72 por ciento de la población no alcanza a cubrir sus necesidades básicas y nutricionales.
Cuando en el país van 25 muertos por las lluvias y más de un millón de mexicanos que siguen con el agua hasta el cuello.
Cuando en materia de salud se tienen grandes problemas con la obesidad y la falta de medicamentos para combatirla.
Cuando en Seguridad desde el 2006 van más de 28 mil víctimas (en su mayoría inocentes) por una guerra sin tregua al crimen organizado.
Cuando en educación se tiene 7.7 millones que ni estudian ni trabajan (nini´s).
¡Claro que es estúpido! Imagínese gastar en ocho toneladas de fuegos artificiales que sólo duraron 20 minutos, mientras 300 personas tienen más de dos meses en un albergue de Nuevo León como consecuencia del Huracán Alex ¿Tuvieron ganas de celebrar?
¿Recordará “mi querido presidente” que la principal causa de la Independencia fue el hambre y la miseria de 85 por ciento de la población mexicana?
Hidalgo y Morelos se hubiesen suicidado al ver el derroche de dinero gastado en estas “fiestas nacionales” mientras el pueblo se muere de hambre.
Dizque 53 millones de dólares invertidos en obras como el Parque Bicentenario, la Galería Nacional, además de una aberración de monumento llamado “Estela de Luz del Bicentenario” (torre de 100 metros de altura) que no se concluyó para estas fiestas, pero que se pretende finalizar para el último trimestre del 2011, pues su construcción se duplicó a 50 millones de dólares porque los materiales son traídos desde Finlandia y Brasil. ¡Hágame el Favor!
Y como no se concluyó esa obra se consideró otra de emergencia: “El Coloso”, escultura monumental para fomentar “la reflexión sobre 200 años de vida independiente”, con aproximadamente 20 metros de altura y 15 toneladas de peso, elaborada por Juan Carlos Canfield, en una Galería en Morelos. ¿Cuánto se gastaría en su transporte al DF? ¿Cuánto invirtió armarla en la explanada del Zócalo?
Qué decir de los recursos generosos otorgados a la exposición “México 200 Años, La Patria en Construcción” y a la magna celebración del 15 de septiembre en el Zócalo, ésta última coordinada por el austriaco Ric Birch (responsable de las ceremonias de inauguración en los Juegos Olímpicos de Sidney y Barcelona).
Pero el colmo en mi opinión fueron los recursos invertidos en los “Invitados Especiales”: ocho presidentes, cinco gobernadores, cuatro ministros, dos vicepresidentes, un Príncipe, entre otros funcionarios como cancilleres, secretarios, personalidades artísticas, sociales y culturales, y miembros de 17 ejércitos extranjeros.
Y no por la cena que le proporcionaron, sino porque un “Invitado” debe ser tratado como tal, sin pagar absolutamente nada (para él y sus acompañantes) ¿Cuánto se gastó en pasajes, hospedaje de cinco estrellas, alimentos y obsequios proporcionados por la conmemoración, entre otros?
¿Valió la pena gastar tanto?
Volteo al televisor y veo a don Evaristo, habitante de Boca del Río, llorar amargamente tras el paso de Karl ante la caída del techo de su vivienda, decir a la reportera: “Tomé todas las precauciones, pero ante esto, no se puede.”
¡Viva México entre gastos inútiles! Mientras su población se hunde en el agua y la miseria…

brendacaballero1@hotmail.com

No hay comentarios: