jueves, 9 de septiembre de 2010

La felicidad está hecha de pequeñas cosas

Jorge Arturo Rodríguez
Tierra de Babel


Ante una realidad oscura, prometedora de cosas peores, me preguntó dónde está la felicidad, dónde se esconde, quién la secuestró. Si alguien sabe de ella le ruego información, denme, plis, la dirección, cien mil, un millón yo pagaré…
No sé, la verdad, qué es la felicidad, pero sí lo que vale, al menos, una pizca de alegría. Porque, como apuntó Mauricio Carrera, a propósito de Zorba el Griego, “la vida es dura, sí, pero hay que vivirla, sentirla, gozarla, beberla, bailarla. Si no puedes alegrarte de vivir, por lo menos vive la vida con alegría”. Pero a menudo se da el caso que en su lugar muchos se afanan en buscar la felicidad, “sebo popular al que no me apego”, parafraseando a Nikos Kazantzakis.
Según estudios científicos, existen diez principales factores que determinan la condición de felicidad: riqueza, ambición, inteligencia, genética, belleza, amistad, matrimonio, fe, caridad, edad. ¿Con cuáles se quedan, mis caros lectores fans?
En mi caso, pienso como la escritora Niña Yhared, autora del delicioso libro El banquete de las ninfas, que el mundo está cada vez peor, “la gente vive engañada y somos esclavos de cosas muy tontas, como el dinero y el trabajo, pero eso no nos hace más felices. A este mundo le falta más imaginación y erotismo para soltarse de las ataduras. Creo que el arte es la vía para curarnos; la sensualidad puede cambiar el mundo”. ¡Sí!, pero que lejos estamos de la tierra donde nacimos…
Es más, el investigador de genética celular, fotógrafo y escritor, Matthieu Ricard, expresó que el tipo de violencia que está desangrando a México “tiene dos componentes centrales: la ambición y la falta de consideración hacia el otro. Una forma distorsionada, disfuncional, de la búsqueda de la felicidad. La ambición del infinito poder y los bienes materiales y no valorar la individualidad de los demás”.
En fin, que para Françoise Sagan la felicidad consiste en gozar de buena salud, en dormir sin miedo y despertar sin angustia. Pues muchos mexicanos ya valimos... Se nos ha ido la felicidad. Yo, la verdad, sólo me acuerdo de lo que me dijo mi papi Groucho Marx: “Hijo mío, la felicidad está hecha de pequeñas cosas: un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna…”
Pero como les comenté al principio: si no puedes alegrarte de vivir, por lo menos vive la vida con alegría.

De cinismos y anexas

Y bueno, qué caray, a veces la televisión nos convence, son más felices los hijos, ¿o no, mi Nikito Nipongo?
Pero, en verdad me pregunto, ¿“Miau” significa “Guau” en gato? Y no me reprochen nada, porque tengo tanta autoridad como el Papa, sólo que no tengo tanta gente que crea en mí, dijera George Carlín.

Hasta la próxima
jarl63@yahoo.com.mx

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