jueves, 2 de septiembre de 2010

Un taxista en cada veracruzano te dio…

Arturo Reyes González
Burladero

La nota difundida el día de ayer jueves señalaba de manera textual: “Taxistas de los municipios de Veracruz, Boca del Río y Minatitlán se plantaron en la plaza Lerdo de esta capital (Xalapa) en demanda de concesiones de transporte público en modalidad de taxis…”, así como lo lee; aunque usted no lo crea, estos ciudadanos veracruzanos piden que el Gobierno del Estado y, en concreto, el Gobernador les haga valida la promesa de poder contar con un juego de placas de taxi para poder trabajar.
Esto cuando apenas la semana pasada y poco antes, grupos de “auténticos taxistas” y trabajadores del volante pedían de manera pública e incluso de protesta, causando tremendo caos vial en el puerto de Veracruz, que no se den más placas para unidades de taxi. Primero pedían meses atrás, que se liberaran los nuevos juegos de placas, después que ya no se entregue ni uno más.
Lo anterior ya que –obvio– no sólo en la capital sucedió este aumento en el número de unidades de transporte sino que hemos visto un considerable incremento en el número de unidades en ciudades como la misma Veracruz puerto y Boca del Río, Coatzacoalcos y Minatitlán, Acayucan, Cosoleacaque, entre otros tantos.
Así que aun cuando ya el incremento es para algunos excesivo, contribuyendo a la contaminación, el caos de tránsito, accidentes viales por la pelea por el pasaje y otros, ellos quieren, no importa que el trabajo esté escaso.
Pero bueno, ante este complicado escenario laboral, algo cierto –al menos en teoría–, es que esto debería de traer ciertos beneficios a los veracruzanos, ¿beneficios? Así es, beneficios, además de que otros ya tengan carro y patrimonio.
¿Cuáles pueden ser?
Debemos de preguntar primero la tarifa, a ver si es justa –sin abusar, eh– y si no quiere un taxista, pues le decimos a los otros tres que están atrás esperando a ver si abordamos la primera opción.
Otro beneficio, porque la competencia es benéfica siempre, es que debemos hasta pedir que ya personalicen más autos de acuerdo a nuestro gusto: que haya más que porten calcomanías, muñequitos, playeras y souvenirs de las Chivas o ya mínimo del Cruz Azul o Pumas, que del América, por ejemplo; que hagan pública la música que ponen, si tienen radio con buen equipo de audio, si prenden el clima en días calurosos (los pocos que pueda haber), esto ante el impresionante mosaico cultural de operadores de taxi con que contamos hoy en día.
Y es que antes se hacia referencia a que los chóferes o chafiretes de taxi eran gente que no consiguió trabajo de acuerdo a lo que estudió pero, hoy, así como vemos ingenieros vemos chefs, burócratas, médicos, enfermeros y hasta uno que otro hijo de mami que no tiene de otra, porque de tenerlo parado (el taxi) prefieren sacarlo a trabajar un rato para sacar el extra.
Y es que ellos mismos explican de viva voz, que bueno, a su mamá, papá, tío, abuelo o hermano les dieron su juego de placas, pero no vaya a creer que se trata de lideres transportistas, no, aunque eso seguro ya lo sabe amable lector, que estamos hablando de la líder de colonias que se puso “buza”, del pseudos operador político que aportó una fuerte cantidad de simpatizantes a una causa, del empleado de gobierno que se puso trucha también y por ahí vio la oportunidad y metió sus papeles, la comadre del que aprueba en el sindicato de taxistas, el trabajador de un medio de comunicación que ha apoyado a sus amigos, y así una lista de ilustres personajes veracruzanos que se han hecho acreedores, se les benefició con un juego de placas, por lo que no les queda más que trabajarlo ellos mismos.
Debemos ser optimistas. Contaremos –espero– con chóferes de taxis de otro nivel, las pláticas al abordarlos y en el trayecto al lugar a donde vamos serán más plurales, amenas, interesantes; hasta la música cambia, además, como muchos ya son dueños hasta despacio circulan, se cuidan de no caer en los baches, aromatizan el carro, definitivamente otra cosa. Es más, si ves uno todo sucio o feo por lo maltratado, puedes despreciar el servicio y esperar medio minuto a que una unidad más te eche las luces, pite o haga señas para que tomes su servicio.
Seguramente no le irá bien a quienes quieren que siga siendo el gran negocio sin trabajarlo; pobres, sí, pobres de los caciques aquellos que tenían diez, veinte juegos de placas.

argo_reyes@hotmail.com

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