miércoles, 22 de septiembre de 2010

Veracruz, ¿ésa es la plenitud del poder?



Enrique Campos Suárez
Tomado de El Economista

La imagen es tan predecible como detestable. Sobre un costado de un camión con ayuda humanitaria a los damnificados veracruzanos aparece una manta roja con la leyenda: Fidel Herrera Beltrán en apoyo a los veracruzanos, emergencia climatológica. En las esquinas superiores, en una el logotipo del PRI de Veracruz, en la otra el distintivo de la CNOP.
Es ese el mismo personaje que ha movilizado a todo su equipo no para dotar a la población con los elementos necesarios para superar la fase de emergencia de las lluvias, sino para que vayan a estirar la mano a todos lados. A los medios de comunicación para solicitar el envío de ayuda monetaria y en especie. O al gobierno federal para exigir recursos públicos extraordinarios.
Y no hay duda, la gente necesita urgentemente de la ayuda. Los veracruzanos están en medio de una situación de emergencia derivada de dos depresiones tropicales, dos tormentas y un huracán. Todo esto en dos meses de lluvias constantes que no han parado.
La desgracia del agua en exceso se suma a la calamidad política que ha impedido que en Veracruz se hagan las inversiones apropiadas en infraestructura. Hay que recordar que allá los puentes se caen hasta en épocas de sequía.
Pero entonces, viene el llamado solidario a los mexicanos, que vaya que saben responder cuando hace falta. Pero viene del gobierno de un estado que ha mostrado que puede actuar en total impunidad.
No se puede responsabilizar a los ciudadanos, buenos samaritanos pero desconfiados, que no quieren ver que la despensa que mandan acabe con una etiqueta roja del PRI y de Fidel Herrera, y como un instrumento de promoción personal.
No hay quien quisiera ver sus aportaciones convertidas en recursos de campaña, quizá ya no para la elección estatal, pero sí para la promoción de quien aspira a la dirigencia del PRI nacional.
De ahí la importancia del aval de instituciones como la Cruz Roja, que garantiza plenamente la entrega de los recursos a quien verdaderamente los necesita y sin condicionamiento político de por medio.
Y si es una donación de recursos en efectivo que mejor que sea a través de los fideicomisos, como el de Banamex, que tienen una serie de candados para garantizar la transparencia de su manejo, porque su prestigio va de por medio.
Pero la plenitud del ejercicio del pinche poder que tan impunemente presumía Fidel Herrera en plena campaña, cuando disponía de los recursos públicos para hacer campaña en favor de su candidato fueron evidencias de un mal manejo del gobierno que ahí están en la total impunidad.
Por eso hoy el Gobernador de Veracruz se ve totalmente rebasado por las cirunstancias. Por la falta de credibilidad en su palabra y por más que use sus espacios en los medios, es difícil tenerle confianza.
La plenitud del poder no le da para poder justificar por qué no tiene 1 peso estatal para comprar las despensas o el agua potable que hoy urge. O equipos adecuados para los albergues.
Esta coyuntura de emergencia es sin duda un buen momento para pedir que se reconsidere el monto de recursos federales destinados a ese estado. Sin duda.
Pero también es un buen momento para exigir que gobernadores como Fidel Herrera se apeguen a la transparencia en el manejo del dinero público.
Porque resulta que las abundantes lluvias encontraron en total sequía las arcas públicas tanto de Veracruz como de Puebla, con la característica que ambos estados acaban de enfrentar elecciones.
La autoridad electoral podrá no hacer nada para castigar esos desfalcos, pero los fenómenos naturales no perdonan y las lluvias desnudaron al gobierno de Fidel Herrera.

La primera piedra
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Pero no hay compañía en el mundo que aguante una burbuja de precios y ni siquiera los iPod del señor Steve Jobs pueden desafiar las leyes del mercado.
Porque un inversionista podrá no entender la vida sin su iPhone, pero una acción cara de Apple la puede vender en cualquier momento.

ecampos@eleconomista.com.mx

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