martes, 12 de octubre de 2010

Dislates

Salvador Muñoz
Los Políticos

Despierto, veo el reloj: ocho y media de la mañana. Volteo, y la mujer a mi lado. Mi cerebro reacciona: ¡es sábado! Pero… ¿cómo quedó la edición? Trato de recordar cuál fue la portada, cómo acabamos, es más ¿qué hice el día anterior?
¡Nada! Que la maldita cosa tuve un dislate de temporalidad.
Es decir, como mi esposa no trabajó por el día de la raza, encontrarla a una hora que habitualmente me despierto los sábados, me ocasionó un shock en mi rutina diaria.
No es la primera vez que me ocurre este tipo de dislates.
La última fue cuando para que no se me olvidaran algunas cosas, las acomodé de tal modo que cuando fuera a salir, viera que estaban fuera de lugar y así recordara tomarlas pero mi esposa me hizo el favor de moverlas de otro modo al que las había colocado, y aun cuando las tenía a la vista, mi cerebro no acertaba a comprender que allí estaban los objetos, sólo que en otra posición. La llamé desesperado preguntando dónde estaban esas cosas y ella, tranquila, me dijo que estaban allí. Entonces, vi desde su perspectiva y las cosas aparecieron como por arte de magia… ¡estúpido!
En el trabajo es peor… tengo que apuntar cada orden de trabajo. Aún peor: Si me levanto y me dirijo a los ilustradores, es seguro que dé dos vueltas hasta que recuerde el verdadero motivo para lo que fui a verlos, o más fácil, voy cantando la orden que tengo que darles.
Sí, mi memoria es de cierto modo de teflón lo que conlleva a que tenga que entrar una, dos o hasta tres veces de nuevo a la casa, antes de salir definitivamente a la calle porque es seguro que siempre se me olvide algo.
Por eso, sólo por eso, creo que los juicios sobre Vicente Fox Quesada son crueles.
Digo esto, con relación a sus dislates a la hora de hablar o de escribir que igual han de ser menos graves que los que aquí pronuncia quien redacta.
Cuando uno ve que se pone botas de charol, que quiere componer a los guerreros de Terracota, que llama a Borges “José Luis Borgues” y le da un premio nobel o que le cambia nacionalidad a Vargas Llosa (colombiana en lugar de peruana), uno no puede calificarlo como “ignorante” o “burro”, sino como un caso grave de “Dislatia”, neologismo que busca definir la incapacidad para comprender que cometemos errores o sencillamente que se nos enredan los cables.
Yo, sí defiendo a Vicente Fox. Es más, lo comprendo.
Como puedo comprender a un George Bush, maestro de los dislates que van más allá de lo escrito y verbal hecho por el mexicano.
¿Quién no recuerda a Bush con el auricular del teléfono al revés o tratando de ver con los binoculares cerrados?
Ni para entrar a detalles con sus expresiones que mueven más a risa que a querer crucificarlo.
Bueno, van algunas:
1) “Si usted ha sido despedido de su trabajo, usted está cien por ciento desempleado y yo me preocupo por eso…”
2) “Si esto fuera una dictadura, sería mucho más fácil en tanto yo fuera el dictador”.
3) “No hay duda en mi mente, ni una sola duda en mi mente, de que fracasaremos”.
Claro que entre Fox, Bush y yo, hay abismales diferencias pero si nos abocamos a los dislates, primero, son más seguidos los míos y segundo, no creo que el Dolo-neurobion sea tan fuerte como el Prozac o el alcoholismo del gringo.
Pero el dislate no es exclusivo ni de estos ex presidentes ni mío.
Por error en el diseño, falla de origen o naturaleza humana, todos estamos convidados a cometer de vez en cuando un dislate.
Ya sea político, actor, ama de casa, estudiante o periodista, lo que usted quiera.
Y un ejemplo común y corriente puede ser el de Jorge Muñiz, cuando cambió la letra del himno Nacional Mexicano… pasó a la posteridad como igual ocurrió con Julio Preciado quien alteró las notas o de Jenni Rivera, quien pluralizó algunos versos.
¿Y nuestros políticos? ¿Qué les parece Javier Duarte?
Sí, fresquecito… Javier Duarte durante los diálogos por la Seguridad en Chihuahua, al hacer referencia al himno de Veracruz, dijo que somos un pueblo “alegre, cordial y gentil”... cuando la letra de Morosini dice “solidario, cordial y gentil”...
Con eso queda claro que a cualquiera se le sale un dislate, y si no, que lo diga el mismo gobernador de Puebla, con “Mi héroe, chingao” o “El país me necesita y Puebla me necesita (cuando se lo quiso ‘raptar’ su novia adolescente)”, “La virgen castigará a quien mienta”…
¿Qué? ¿No son dislates? Bueno, estoy de acuerdo. A comparación de lo que uno escribe, así como lo que dijo Fox y Bush, las frases del gober precioso están lejos de ser dislates para acercarse a pendejadas…
Y es que entre tanto dislate, uno se “reapendeja”…
¿Recuerda a algún otro político al que se le haya salido un dislate?
Yo también.

e-mail: dor00@hotmail.com
Twitter: dor00@hotmail.com

1 comentario:

Cinthia dijo...

Creo que te vino como anillo al dedo el disluarte... jajaja