martes, 12 de octubre de 2010

Oportunidades

Brenda Caballero
Números Rojos

Después de varios minutos de caminata y bajo el sol intenso de mediodía, por fin llegué a mi destino en cierta colonia marginada de la ciudad de Xalapa. Toqué presurosa, en espera de que fuera abierta la puerta. Se asomaron unos niños. Me presenté diciendo que venía de Sedesol (cuando trabajaba allí) y que les haría entrega de una tarjeta de apoyo por parte del Gobierno federal. Abrieron la puerta y me dijeron que su mamá no estaba, que llegaba por la tarde ya que trabajaba haciendo el quehacer en una casa del centro. Pregunté si había alguien mayor de edad, para que me firmara de recibido.
Voltearon a verse y dijeron que sólo estaba su papá, pero que como había tomado estaba acostado durmiendo. ¿Cómo era posible que mientras la señora trabajaba para sostener su hogar, el señor estuviera durmiendo la “mona” pasadas las doce del día?
Otra historia:
Me comentaba una amiga con cierta preocupación: fíjate que me voy a quedar sin señora que me haga la limpieza, ¿y eso por qué? conteste; a lo que expresó: pues porque su marido ya no quiere que trabaje y le manda mil quinientos pesos quincenales desde los Estados Unidos (trabaja de inmigrante), mi sorpresa y preocupación fue mayor… ¿Por qué dejar de trabajar? ¿No estaría mejor si juntara los dos ingresos?
Éstas son dos de las miles de historias que encierra el famoso programa federal Oportunidades y estoy segura usted conocerá más…
Por eso llamó mi atención una nota en conocido sitio de Internet que decía: “Oportunidades no quiere hacer holgazanes, por eso les da poquito”.
Según datos de Sedesol, Oportunidades tiene como objetivo contribuir a reducir la pobreza extrema, asegurar la igualdad de oportunidades y la ampliación de capacidades, mediante la entrega de apoyos monetarios a las familias en esa situación, en los rubros de educación, salud, alimentación y apoyo energético beneficiando aproximadamente a 5.8 millones de familias (la cuarta parte de la población nacional).
Dicho programa contempla ocho modalidades:
1. Recursos para mujeres, madres de familia, para el ingreso familiar y una mejor alimentación (220 pesos).
2. Becas para niños y jóvenes, a partir de tercero de primaria y hasta el último grado de educación media superior (hasta 2,040 pesos).
3. Fondo de ahorro para jóvenes que concluyen su educación media superior.
4. Apoyo para útiles escolares (una entrega de 365 pesos).
5. Paquete de servicios médicos y sesiones educativas para la salud.
6. Complementos alimenticios a niños y niñas entre 6 y 23 meses y con desnutrición entre los 2 y 5 años. También a las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia (100 pesos).
7. Apoyo de 540 pesos bimestrales adicionales por cada adulto mayor, en localidades mayores de diez mil habitantes.
8. Apoyo adicional de 100 pesos bimestrales para el consumo energético de cada hogar.
En resumen, una familia puede recibir hasta 2,440 pesos dependiendo el número de hijos estudiando. Sí, leyó usted bien, les dan apoyo por cada hijo que tenga, ¡ah!, pero si son mujeres, ¡el monto aumenta!
Dijera un amigo, cómo es posible eso, allá por mi tierra la gente quiere tener más hijos para que el Gobierno federal les dé más. ¡Eso no nos ayuda, al contrario!
Y tal vez tenga razón, pues estudios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU-Hábitat) revelaron que en México más de 30 por ciento de las ciudades no están creciendo y 10 por ciento están perdiendo población, además de que 30 millones de personas pasaron de clase media a clase baja, a diferencia de Brasil que en los últimos cinco años ha sacado a 35 millones de sus habitantes de la pobreza.
¿Puede considerarse entonces que es buena la aplicación de la política social en México o sólo es un beneficio electoral? ¿Será el programa un sustituto para que la población pobre no exija los empleos prometidos en campaña por “mi querido Presidente”?
Asimismo, hace unos días José Luis de la Cruz, director de Investigación de Economía y Negocios del Instituto Tecnológico de Monterrey, campus Estado de México, dio a conocer que la cantidad de mexicanos en pobreza alimentaria (que no tienen ni para comer) aumentará de 23 millones a 25.5 millones en 2011. ¿Es entonces el camino correcto?
Mientras tanto, Oportunidades adelantó en Veracruz la entrega de recursos a los beneficiados del programa damnificados por el huracán Karl, así como el Gobierno federal hizo entrega del bono de diez mil pesos para comprar enseres domésticos (la mitad aportada por el Gobierno del Estado).
Muy buena noticia para los veracruzanos, que al menos podrán recuperar algo de lo mucho que perdieron, pero… ¿porque actúan los empleados federales que entregan los bonos de manera tan déspota con los empleados estatales que les han ido a auxiliar? Si la federación sólo administra los recursos que aportamos todos, ¿por qué no les dan una oportunidad?

brendacaballero1@hotmail.com

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