Rodrigo Vidal
Zona de Tolerancia
La LXI Legislatura podrá presumir que durante su ejercicio presentó más de 70 iniciativas con proyecto de ley o código, y realizó más de 300 dictámenes de comisiones con proyecto de leyes ordinarias, decretos para reformar, derogar, abrogar o adicionar leyes y decretos.
Leyes, códigos y decretos que se suponen norman y regulan la vida y el quehacer de los veracruzanos, que nos garantizan la protección de nuestros derechos, además de otorgarnos otras obligaciones más. Todo es un “se supone”.
Se supone que, como muchos legisladores adelantaron antes de irse, las reformas hechas durante su período colocan a Veracruz a la vanguardia legislativa en el país. Se supone.
Se supone porque, algunas de estas leyes que fueron presumidas con cohetes y serpentinas, no son más que tinta en un papel, sin otro valor que lo que cuestan las hojas y la impresión de sus textos. Aquellas iniciativas que fueron aprobadas, son parte ya del paquete de casi 150 leyes y códigos con los que cuenta el estado de Veracruz (¿Ha leído alguno?)
Si existen 150 leyes, por supuesto habrá como mínimo 150 formas de violarlas, comenzando con la no inofensiva ignorancia –“es que yo no sabía”– hasta el descaro y la alevosía, el abuso y la corrupción.
Entonces, ¿de qué nos sirve tener leyes de vanguardia si éstas ni se aplican ni se vigila su aplicación, se ignoran o se violan? Y la respuesta es clara: no nos sirven de nada. Así es como vivimos en un estado sin ley, pero con muchas leyes, curioso ¿no?
Tantas leyes en el rincón de la negligencia, la indolencia y el olvido representan un costo muy alto para los veracruzanos, para comenzar por la corrupción permisible en todos los niveles de gobierno, luego por recomponer todo lo que generó la trasgresión de esas leyes (viviendas en zonas de desastre, carreteras, calles, puentes mal hechos; asentamiento irregulares, bursatilizaciones, retraso en la procuración de justicia, pleitos legales, y póngale los etcétera que quiera).
En lugar de pregonar la cantidad de leyes con los que cuenta Veracruz, los legisladores también deben hacer todo lo legalmente posible para su aplicación, desde aquellos órganos que vigilen hasta los presupuestos para que se puedan operar las normas.
Pero sobre todo que, concientes y con la experiencia de saber que los diputados siempre llegan siendo unos ignorantes en materia de legislación (y a veces terminan igual), que permitan la participación de las organizaciones civiles y de expertos en la conformación de normas apegadas a la realidad veracruzana.
Ya están en sus marcas y listos los diputados locales de la LXII Legislatura, ¿qué tan listos estamos los veracruzanos para ellos? Ojalá que no perdamos la memoria en la “formateada sexenal” y seamos capaces de llamar a cuentas a nuestros –si es que en algún momento lo han sido– diputados para impedir que cometan los errores y abusos que sus antecesores han cometido, y no utilicen la curul como escalón dentro de sus aspiraciones políticas y personales, o para hacer su guardadito con la lana que les pagaremos aunque no se lo merezcan.
Porque cuando de rendición de cuentas se trata, al final la ley no resulta ser tan dura como la pintan, pero es la ley.
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