miércoles, 27 de octubre de 2010

Espurios y legítimos

Luis Alberto Romero

Con la resolución de la sala superior del TRIFE, concluye el proceso para elegir gobernador de Veracruz; Javier Duarte rendirá protesta en el cargo dentro de 34 días, el primero de diciembre.
Termina así un proceso electoral que arrancó oficialmente hace poco menos de un año, el 10 de noviembre del 2009, y que tuvo su parte más intensa del 6 de mayo al primero de julio, fecha en que se dieron por concluidas las campañas; en ese lapso, priistas y panistas utilizaron todos los medios a su alcance, todas sus armas para promover el voto a favor de sus respectivos candidatos. Los veracruzanos vimos también que la guerra sucia, los petardos verbales, los ataques y descalificaciones, prevalecieron sobre las propuestas y los argumentos. Todo eso, hoy es historia.
Este martes, los magistrados que integran la sala superior del TRIFE validaron el proceso para gobernador de Veracruz luego del debate por cuatro horas, tiempo en el que desecharon las impugnaciones promovidas por los equipos de Dante Delgado y Miguel Ángel Yunes, quien presentó argumentos que giraban entorno a una “campaña negra”, así como a los excesivos gastos de la campaña priista. Las famosas llamadas grabadas al gobernador de Veracruz también fueron desestimadas y no tuvieron efecto alguno en la resolución, porque finalmente, ni un voto le restaron a Duarte de Ochoa.
Infundadas e inoperantes, así fueron calificadas las pruebas presentadas por la coalición PAN-PANAL, con las que pretendían anular el proceso, a efecto de que se ordenaran nuevas elecciones. No ocurrió así y en esa última instancia se determinó que Javier Duarte es ya gobernador electo de Veracruz.
El gran perdedor fue, sin duda, el Partido Acción Nacional, porque tanto la dirigencia como la militancia estaban convencidas de que si alguna oportunidad tenían de ganar Veracruz era lanzando como candidato, precisamente, a Miguel Ángel Yunes, un buen candidato, tan fuerte que logró convencer a más de un millón 300 mil veracruzanos, para obtener una votación histórica para su partido. Sin embargo, ni siquiera eso le alcanzó para lograr la gubernatura y, de paso, saldar viejas rencillas con su antagonista político, Fidel Herrera, fortalecido hoy con la victoria del más adelantado de los estudiantes de la escuela de la fidelidad.
Bien se vio Duarte, por cierto, al acudir a Palacio de Gobierno para manifestar su público agradecimiento a quien construyó su candidatura y lo convirtió en gobernador electo de Veracruz. La gratitud en política, es un valor en desuso y por ello cobra especial relevancia el gesto. Sin embargo, lo deseable es la cordial distancia entre quien se va y quien llega… a fin de cuentas, la fidelidad termina el 30 de noviembre y un día después debe comenzar otra etapa en Veracruz, la del gobierno de Javier Duarte.
Lamentable, por otro lado, la decisión de los panistas en el sentido de no reconocer a Javier Duarte como gobernador electo. Ayer, Enrique Cambranis Torres insistió en que el PAN ganó las elecciones. Dijo que acatarán el resultado y el dictamen del TRIFE, pero no reconocerán a Duarte como gobernador de Veracruz, lo cual suena hasta cierto punto contradictorio. El PAN, finalmente, participó en el proceso conociendo de antemano las reglas del juego; los panistas perdieron en las urnas y también en el tribunal estatal; el TRIFE reconoció como válido el triunfo del PRI y ese fallo es ya inapelable… ya habían pedido su voto por voto, ahora sólo falta que califiquen a Duarte como espurio y digan que el legítimo es Yunes.

luisromero85@hotmail.com

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