lunes, 18 de octubre de 2010

Tomás, Toño… ¿y Erick?

Salvador Muñoz
Los Políticos

Decía Federico García Lorca: “Me gustaría ser todo de vino y beberme a mí mismo”.
Algo tiene el alcohol que fascina. Me confieso un adorador del vodka con chorrito de agua quina.
Si nos embriagáramos con un poco de historia, podríamos ver que el alcohol en cualquiera de sus representaciones, siempre ha estado presente.
Si no que lo diga Noé, ebrio, ante la burla de sus hijos o los mismos Códigos de Hammurabi, que ya planteaban quiénes, cuánto y cuándo había que hacer cerveza. O los mismos árabes, que dieron al elíxir su nombre: Alcohol.
Algo tiene que fascina.
Nadie está exento de un “pancho” y ya lo hemos evidenciado hasta el cansancio aquí, con los ejemplos de Tomás Ruiz González y Toño Flores Vargas.
Pero el asunto del alcohol va más allá de los bochornosos casos representados por los citados líneas arriba.
Se dice mucho que Patricio Chirinos tenía serios problemas con la botella… se vaciaba muy pronto.
Igual mucho se comentó que el titular de Finanzas de Miguel Alemán, Juan Amieva Huerta, padecía… padecía… “bodacho”.
En este sexenio que fenece, cargó con tremenda “cruz” (sí, también entiéndase como “cruda”) el titular de Sedarpa, Juan Humberto García Sánchez, que la leyenda trata de que llegaba a las oficinas transpirando whisky.
O cuando Demetrio Ruiz Malerva, entonces director de Radio de la DGCS, en una fiesta patria, le reclamó, envalentonado por el tequila, a Beto-Gato, Alberto Morales García, por equis o ye.
El último asunto fue el del vicecónsul de Honduras, que revivió esa hermosa canción que decía: “No estaba muerto, andaba de parranda… no era secuestro, andaba de parranda”.
Hay otros casos, pero más discretos, que no dejan de terminar en el triste canto de “Guaaacdalajara” pero que no ofendieron más que a su misma dignidad.
He ahí el asunto: Ofender.
De los anteriormente citados, sólo Tomás Ruiz y Toño Flores han llegado a los extremos. El caso de Demetrio hasta donde la memoria me permite, fue un reclamo y el clásico “¿No sabes quién soy?”
Pero del resto de los citados, jamás escuché que su ingesta de alcohol los transformara en auténticos Berserker.
El berserker era un guerrero vikingo que, la noche antes del combate, tomaba cerveza a tal grado que cuando salía a luchar, iba embrutecido. No se extraña que hubiera una mezcla de alcohol con algún alucinógeno por lo que sólo así se podría entender su arrojado valor y su exceso de estupidez, pues si bien al principio espantaba su bravuconería, a la hora del cuerpo a cuerpo, podían caer más fácilmente muertos.
Lo peor del alcoholismo sin lugar a duda es ser víctima de él sin haber tomado un solo trago.
El último caso, en el Puerto, se lo endilgan a una joven a la que referiremos como Clara quien se hizo de palabras con otra dama por un Angelito de Playas del Conchal. Y de las palabras a los hechos. La otra dama golpeó a Clara quien tuvo que ser sacada de La Casona.
El asunto es que empezó a gritar que ella era “protegida” de Erick Lagos y hasta anunció, cual Sileno, el puesto al que habría de llegar en la siguiente administración el diputado local.
Sileno, padre putativo de Dionisios, según tenía poderes de adivinación cada vez que se ponía ¡hasta atrás!
Dos noticias en el caso de esta joven pitonisa:
a) La buena: Erick Lagos espera que se haga realidad lo que le vaticinó…
b) La mala: Difícilmente Erick Lagos, si es inteligente, volvería a acercársele a esta pitonisa hija de Sileno.
Digo, Erick tiene que verse sólo en el espejo de Tomás y Toño… están en la mira de la opinión pública y de sus jefes inmediatos… ¿para qué arriesgarse a estar en las mismas condiciones y sin chupar un solo trago?
¡Salud!

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Twitter: @cainito

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