miércoles, 10 de noviembre de 2010

Luto en Rodríguez Clara

Luis Alberto Romero

Comprensible, la actitud y el sentimiento de frustración e impotencia de la familia del extinto Gregorio Barradas. Comprensible, también, el rechazo durante el funeral a todas las expresiones que en vida combatió quien asumiría en menos de un mes la presidencia municipal de Juan Rodríguez Clara.
Ayer, durante las exequias de Goyo Barradas, la familia del exdiputado federal señaló al Gobierno del estado por la inseguridad que se registra en Veracruz. Recriminaron también a las autoridades estatales por manejar la hipótesis del crimen organizado.
Los deudos están resentidos también porque un día antes, mientras Barradas Miravete era velado, el procurador de justicia de Veracruz, Salvador Mikel Rivera habló de las líneas de investigación y no descartó como autor de la ejecución al crimen organizado, debido a un supuesto narcomensaje encontrado junto a los cuerpos.
Por ello y por la comprensible razón de no ver en el funeral a los adversarios políticos de quien fuera arteramente privado de la vida el pasado lunes, los familiares de Goyo Barradas pidieron a los priistas, gobernador incluido, abstenerse de acudir al funeral, petición que les fue respetada.
A la sede de la asociación ganadera local de Juan Rodríguez Clara, cientos de personas del lugar acudieron para acompañar y dar sus condolencias a los deudos, ahí, lo que inició como un funeral terminó en una reunión política, cuando los asistentes hicieron el compromiso de impedir el regreso del PRI al ayuntamiento del lugar.
No faltaron las consignas contra el Gobierno del estado, al que reprochan la falta de seguridad en la zona, ni las cartulinas contra la alcaldesa Amanda de Gasperín Bulbarela, adversaria del hoy extinto.
Por cierto, en el trayecto al panteón del lugar, el cortejo se detuvo tres veces: la primera, frente a las instalaciones del comité municipal del PAN; la segunda, en el parque central, donde la viuda de Barradas Miravete, Xóchilt Tress Domínguez, señaló que saben quién es el responsable del atentado y ejecución, y la tercera en la iglesia del lugar, donde se ofició una misa de cuerpo presente.
De la tragedia al luto y del duelo a la indignación. La familia del alcalde electo, sus amigos y los panistas de Rodríguez Clara piensan que se trató de un crimen político por el control municipal y regional; comentan que las versiones que apuntan a la autoría de la delincuencia organizada no hacen más que distraer porque, aseguran, el caído era una persona limpia, honesta e incorruptible.
Lo cierto es que, en tanto no se aclaren los hechos, en tanto no se den a conocer los resultados de las investigaciones, todo lo que se diga cae en el terreno de la especulación. Las procuradurías de justicia de Oaxaca y Veracruz se encuentran ante la responsabilidad de ofrecer resultados a la gente de Rodríguez Clara, esclarecer este homicidio y buscar castigo para los responsables.
Por otro lado, al margen de la prudencia mostrada por el ejecutivo estatal al evitar asistir al funeral de Gregorio Barradas, supongo que mucha razón tuvieron los familiares al pedir que no hubiera presencia del PRI, ni de Gobierno de estado ni de las autoridades municipales, porque nada unía al fallecido con la clase política priista, ni con la alcaldesa ni con los grupos locales del tricolor; finalmente, no existían vínculos afectivos entre Goyo Barradas y el gobernador del estado.

luisromero85@hotmail.com

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