Rey, la muerte del tlacuache…

Salvador Muñoz
Los Políticos

La cuenta regresiva se vuelve más rápida.
Algunos, bromean. “¿Qué vamos a hacer?”, “¡Una agencia de información!”. Otros, ya ponen a disposición de quien lo requiera, sus servicios:
“Mujer: trabajadora, responsable, inteligente, con iniciativa, cumplidora, buena onda, simpática, alegre, inteligente, activa y comunicadora, a partir de este miércoles primero de diciembre busca trabajo. ¿Ya les dije que es inteligente? Cualquier oferta comunicarse con una servidora...”
Humildemente sugiero que hagan un calendario, como el de las Aeromozas de Mexicana… Me imagino a Mayito Robles, titular de Comunicación Social, en bikini y lo reconozco: necesito terapia para quitarme esa imagen de la cabeza.
Los enlaces de prensa del gobierno que fenece tienen las maletas listas… casi todos. Hay quienes sólo pasarán de una dependencia a otra. Son las que gozan de la amistad de Gina Domínguez, quien se perfila como directora de Comunicación Social.
Pero los otros, los que no, bromean… “¿qué vamos a hacer?”
Mientras, en una casa…
Lleva dos días sin moverse.
La instrucción es clara para la familia: ¡No quiero que nadie toque ese teléfono!
La esposa lo conoce, sabe cómo se pone cuando anda de malas y llama a su santa madre para decirle que si se quiere comunicar con ella la llame al nextel.
Los hijos no lo entienden del todo, por eso, cuando llamó un amigo a la casa, quien contestó fue el padre y cuando preguntaron por su hija, simplemente no respondió y colgó.
El grito de la jovencita sencillamente le importó un comino. Fue claro: si alguien iba a ocupar ese teléfono, sería él y ahí estaría vigilando para que así ocurriera.
Desde el pasado fin de semana estaba a la espera de esa llamada. Tenía el traje listo, los zapatos, los calcetines… ¿la corbata? ¿De qué color? Llevaría una variedad en el momento clave y dependiendo la circunstancia, decidiría.
Y el lunes, cuando leyó la noticia, tuvo una crisis… lloraba, reía, apretaba los puños y veía con insistencia ese teléfono, como si fuera un telépata, ordenándole que sonara y fuera la llamada que esperaba desde hace unos días.
Mientras, su señora recogía el periódico y leía esa noticia arrugada por la crisis de su esposo cuando la leyó:
“En una casa ubicada en el fraccionamiento Las Ánimas, enfrente del Club Britania, los miembros del futuro gabinete estuvieron la mañana de este domingo para tomarse la foto. El desfile de los funcionarios que acompañarán a Javier Duarte inició a las ocho de la mañana y se prolongó durante todo el día. La única sorpresa fue la presencia del todavía secretario de Gobierno, Reynaldo Escobar Pérez”.
La mujer igual estrujó el periódico y rompió en llanto mientras abrazaba a su esposo. Sí, se acaba de escapar “el hueso del sexenio”…
¡Una dirección! Todavía hay la esperanza de una dirección.
Y los ojos de ambos voltearon a ver ese teléfono, esperando nuevamente a que sonara.
Mientras, otros ojos, en otros lados, veían esa noticia y se preguntaban:
–¿Qué hacía Reynaldo Escobar en esa reunión?
–De seguro lo llamaron para negociar lo de la Senaduría…
–¿Crees que se la den?
–A lo mejor no…
–¿Entonces?
–Si Montano rechazó el Consejo Estatal de Seguridad, quizás Reynaldo no…
Un tercero intervino:
–No se hagan bolas, si Reynaldo estuvo allí ¡fue porque alguien tenía que tomar las fotos!
Mientras, el reloj sigue avanzando, las bromas continúan, un teléfono que nunca sonó y un cabrón que sonríe… colmillo retorcido, habilidoso como tlacuache, cuando parece que está muerto es cuando está más vivo… si no me equivoco ¡júrenlo que pasado el primero de diciembre seguiremos viendo a Reynaldo!

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