jueves, 23 de diciembre de 2010

¡Desaparecen Duarte y Karime!

Salvador Muñoz
Los Políticos

El encargado del despacho en la Procuraduría General de Justicia entró. Temblaba. Estaba pálido.
—General… quiero entregarle esta tarjeta…
—¡Mi Rey! ¡Chingao! ¡No te hubieras molestado! Con que me hubieras invitado al “Miau Miau” bastaba.
—Mi General… ¡no es una tarjeta navideña! ¡Esto es una alerta roja!
—Por cierto, tenemos que cambiar ese tipo de alertas… el rojo como que no queda…
—¡Póngale el color que quiera mi general, pero lea la tarjeta!
—A ver, a ver… —se acomodó los lentes y mientras leía sus ojos se abrían más— ¿está seguro de esta información?
—He pedido su localización con los hombres cercanos al Hombre, y nadie da razón de él ni de su esposa desde esta mañana.
—¿Qué dice Juan Manuel?
—Anda en un plan mamila y no entiende la situación, pero no sabe nada…
—¿Y Harry Grappa?
—Pensando en la cena de Nochebuena… ¡pero no sabe nada!
—Despliegue a todos sus elementos… Bermúdez, movilice sus cámaras, revise todas y cada una desde las últimas 24 horas cuando el hombre y su mujer llegaron a la base; chequen todos los movimientos. ¡Uscanga!, llame a junta de Consejo… ¡muévanse todos!

La alerta, roja, verde, morada, policromada, como usted quiera, sacudió al gabinete… ¡el gober y su esposa habían desaparecido!
A ciencia cierta, nadie sabía qué había pasado. Secuestro, rapto, abducción extraterrestre, la dimensión desconocida… ¿El gabinete de Duarte realmente era el ropero de Narnia? Nadie sabía nada.
Sin embargo, gracias a la eficiencia, prestancia, celeridad y profesionalismo con que actúa nuestra Justicia en Veracruz, el encargado del despacho en la Procuraduría General de Justicia, a los quince minutos de haber recibido la orden, ¡ya tenía un sospechoso!
Cuando el General lo vio tras el cristal que del otro lado es espejo, simplemente se sorprendió:
—Ahora sí te la jalaste, mi Rey. ¿Quién es este viejito? ¿No es el Jefe Diego, verdad? ¿O San Charbel? ¿El padre Chinchachoma?
—¡Agárrate!, es ni más ni menos que ¡Santa Claus!
—¡No mames, Rey, no mames! ¡Detuviste a Santa Claus! ¿Tienes idea del pedo en que nos vamos a meter? ¡Van a decir que ya empezamos a barrer para atrás y contra todo lo que sea rojo! A ver, ¿bajo qué cargos?
Rey, alzando la ceja tipo María Félix, dejó caer la oración:
—Por la privación ilegal de la libertad de Javier Duarte de Ochoa y Karime Macías…
—¡Verdad de Dios que estás loco! ¿En qué te basas para decir eso?
—En que en su costal traía a don Javier y esposa…
—¡Nooo!
—¡Sííí!
—¿Y por qué?
—Es lo que mis muchachos están tratando de averiguar… Ven, antes de que me lo magullen mucho, a ver si ya soltó la sopa.
El general y el encargado de la Procu pasaron a una oficina donde atendían amablemente a Santa Claus. Ya le habían ofrecido Tehuacán por la nariz, una calentadita para el frío y al parecer unos pavos… por las tremendas guajoloteras que se dibujaban en su rostro.
—¿Qué ha dicho?
Un agente de la AVI, de ésos como los que salen en La Ley y el Orden, educado, preparado y letrado, pero sudoroso, agotado y con manopla en mano dijo:
—Pues no dice nada, mi procu, nomás se ríe: ¡Jo jo jo! No sé si se burla de nosotros o quiere hablar con Silvia Domínguez…
—¿Con Silvia Domínguez?
—Por lo de Jo Jo Jorge Falcón, ¿no?
Entonces, de entre sus ropones, el hombre de rojo y barbas blancas sacó una carta que extendió hacia los funcionarios.
Presto, Rey tomó la carta, la abrió, la leyó y dijo:
—¡Culpable! Todo indica, mi general, que alguien pagó para que los secuestrara… ¡Aquí está la prueba! —y diciendo y haciendo extendió la carta al General…
Nuevamente se acomodó los lentes el General, tomó la carta y, tras leer, su cara enrojecía… no, no, ese color, no… más bien ¡se ponía morada! Respirando profundo, al tiempo que invocaba a Dalai, dios de la tranquilidad, se dirigió a Rey y le preguntó:
—¿He de suponer que los intelectuales de “este crimen” son los que firman la carta?
—Sí, mi general…
—¿Javier y Caro?
—Sí, mi general…
—¿Leyó bien la carta?
—Tal como me enseñó aquel que ya se fue y que hoy es innombrable… Busqué las palabras claves y leí claramente que decía:
“Querido Satán, queremos un favor especial, tú que secuestras mucho, queremos que trates el asunto de nuestros padres. Te tendremos un regalo… ¿qué te parece un millón?”
–¡Dalai! ¡Dalai! ¡Dalai! Suelten al señor, creo que ya entendí de qué se trata todo esto y para ello, les leeré, con lentes, la carta que tenía Santa Claus:
“Querido Santa
Esta navidad, quisiéramos pedirte un favor muy especial… sé que cuesta mucho que traigas regalos. Por eso, platicando con mi hermana, queremos que estén más juntos que nunca nuestros padres… ¡ése será nuestro regalo!
Te queremos un millón
Javier y Caro”
Y así, el general no sólo salvó a Santa Claus de las garras de Rey, sino que también ayudó a que los pequeños Caro y Javier reciban el mejor regalo de Nochebuena… y por supuesto, espero que todos los lectores, igual, tengan en la mañana del 25 el mejor presente que no puede ser otro que los seres queridos… ¡Felicidades a todos!, pero en especial a don Reynaldo Escobar Pérez, un buen político, cabrón, pero una mejor persona.

e-mail: dor00@hotmail.com
twitter: @cainito

No hay comentarios: