jueves, 9 de diciembre de 2010

El nuevo vecino

Arturo Reyes González
Burladero

La colonia 2 de Abril de la ciudad de Xalapa es donde han vivido mis padres desde hace aproximadamente 30 años. Como muchos barrios de la capital del estado está formado por veracruzanos trabajadores, honestos, solidarios. Entre los vecinos prácticamente todos nos conocemos. De ahí es –por ejemplo– la nueva directora del área de Televisión de Comunicación Social del Gobierno del Estado, Maye Castillo o el amigo columnista del Diario de Xalapa José Ortiz Medina.
Pero además viven ahí personajes tradicionales como doña Bertha, la de las gorditas (muy buenas por cierto), doña Nea la de los papalotes (de temporada), la panadería de doña Clemen Mi Pan-Chon, doña Malena, la del corte de cabello, la tienda de Juan, entre otros, que si usted pregunta por ellos, todos le darán una clara referencia.
A lo largo de nuestra vida familiar en este tranquilo y pintoresco barrio nos tocó la “fortuna” de ser vecinos de la Casa Veracruz o de Gobierno, según se le antoje al gobernador en turno. ¿Por qué fortuna y entre comillas? Mire usted.
Hasta donde la memoria me alcanza, fue durante el cuatrienio del ex gobernador Dante Delgado que dieron inicio las posadas con los vecinos. Los cuatro años de su gobierno fuimos invitados a compartir las fiestas decembrinas con él, su familia y parte de su gabinete. Se trató realmente de una convivencia en la que predominó siempre un cálido ambiente de vecinos y no político. Piñatas, envueltos de dulces para los niños, atole, ponche y antojitos eran característicos. Como cualquier otro convivio de la temporada, nada extraordinario.
Las únicas solicitudes que los invitados le llegaron a plantear era que nos ayudará a pintar las fachadas de los hogares del rumbo, se pusiera algún tope, se repusiera una luminaria pública fundida y lo que todos los cuates del barrio que jugábamos futbol en la calle anhelábamos: una pequeña cancha de futbol.
Se dio el cambio de administración y con ello cambios en la forma de tratarnos como vecinos. Las posadas se guardaron para mejores tiempos. Lo que sí fue que al menos los primeros años del gobierno de Patricio Chirinos a todos los niños que iban a cantar “la rama”, pedir limosna o aguinaldo se les daba una bolsita de dulces cada noche dentro del periodo oficial de las posadas. La lista de pequeños y pequeñas era realmente larga. En la puerta de la casa, del lado de la calle Guillermo Prieto, dos asistentes abrían la puerta con enormes cajas de cartón llenas de las referidas bolsitas.
El tiempo pasó y los convivios navideños quedaron atrás durante poco más de una década, hasta que a la llegada del hoy ex gobernador Fidel Herrera el convivio finalmente regresó. Los dos primeros años de la fidelidad los vecinos regresaron a la Casa de Gobierno a saludar al gobernador y a varios funcionarios que ahí se dieron cita. Misma fórmula, ambiente diferente. Gorditas, tamales, tacos, atoles, aguas de sabores, dulces, piñatas y música.
Hoy, después de dos sexenios, el joven doctor Duarte de Ochoa, cabeza del estado y de la familia Duarte Macías, regresa a ocupar las instalaciones de dicha casa. Nuevas personas, nuevos rostros llegan a la colonia que vive una nueva dinámica y actividad que no registraba en años, salvo ocasiones especiales de los gobernadores que por ahí han pasado.
Un nuevo estilo de hacer política inicia. Los vecinos ya comentan entre sí la duda de si el joven doctor, el nuevo vecino, contemplará retomar un viejo esquema de convivencia con la gente de su colonia. Ellos saben que es un inicio de sexenio complicado por la economía nacional y mundial, por la reconstrucción de algunas regiones del estado, por los compromisos del mandatario y porque todos los veracruzanos requieren y demandan atención, pero seguramente, si decidiera comportarse como vecino, como un buen vecino, no tendrían inconveniente en organizar una posada en la casa mayor de Veracruz, incluso llevar cada quien sus propios pambazos y su horchata o su atole, que de confraternizar se trata y de vivir y convivir en santa paz y, claro, sin que los guaruras lleguen a alterar el pacífico ambiente en el que hemos vividos por años.

argo_reyes@hotmail.com

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