viernes, 10 de diciembre de 2010

La última pesca del año

Liz Mariana Bravo Flores
Andanzas de una Nutria

“Vamos pastores, vamos…vamos a Belén…”


Con las fiestas a “Lupita” comienza el clásico maraton Guadalupe–Reyes que genera las clásicas posadas, reuniones familiares, grandes manjares, obsequios, compromisos eclesiales, sociales y familiares; su inicio anuncia la proximidad del cierre de un año, del término e inicio de un ciclo, de la etapa en que, de manera general, quienes celebramos la navidad nos sensibilizamos y dedicamos tiempo a la reflexión.
Para quienes pescamos, “el disparo de salida” implica, además de mucha fiesta, el anuncio de que es momento de tomarnos un tiempo para interiorizar, para recordar y proyectar las metas del año venidero, pero también anuncia la prisa por encontrar un fin de semana o día libre, para aislarnos del mundo y emigrar en la búsqueda de la aventura, de la naturaleza, los amigos, por correr al mar a lanzar la caña y realizar la última pesca del año.
Así fue como, hace no se que tiempo ya, nos visitó mi amigo “Rana” desde Tehuacán, Puebla, con la finalidad de ir a los viveros de pinos navideños a cortar uno y, para su mala suerte (porque es hidrofóbico), su visita coincidió con que papá y yo habíamos planeado nuestra “última pesca del año”.
Sin mucho esfuerzo convencí a René Othon Vega, el susodicho, de ir con nosotros aquella madrugada del nueve de diciembre al Paso de Doña Juana, ubicado a 20 minutos de Cardel, hacia el norte del estado.
Sin chistar, preparamos hielera, tortas, bebidas, botanas y, desde luego, el equipo y ropa para pescar.
La alegría por llevar y enseñar a pescar a un gran amigo, por compartir con papá ese momento, por cerrar un ciclo y disfrutar del mar, no me dejaron pegar ojo en la noche.
A las 4:00 horas sonó la alarma que me sacó de un salto de la cama, para llegar a tiempo por mi padre y, justo una hora después emprendimos camino a bordo de la recién estrenada camioneta Hilux de mi hermano.
La ineptitud de un agente de tránsito y un accidente carretero ocurrido en la madrugada, frustraron aquella ida a pescar con el impacto de un vehículo sobre la camioneta, porque le permitieron circular en sentido contrario en la autopista Xalapa-Veracruz.
Lo anterior debido a que las maniobras para mover a los coches del siniestro previo, obstruian el paso en la carretera y, a la autoridad responsable, se le hizo fácil que regresaran por el carril de ida para tomar la carretera libre, eso sin antes poner señalamientos, patrullas o tomar la más mínima medida de seguridad.
Nuestro día de pesca se volvió de hospital, pues tuvimos que ir a los rayos X y revisión de rutina ante las molestias por un choque.
Afortunadamente, la suerte estuvo de nuestro lado, pues ya en el nosocomio nos percatamos de que, tras nosotros, llegaban personas con daños severos por distintos percances ocasionados por la ineptitud de aquel agente. Incluso, producto de uno de los siniestros hubo personas que perdieron la vida.
Aquella vez no pudimos decorar el árbol navideño a causa del reposo y el collarín que usamos; pero este año, deseo con todas las fuerzas de mi corazón preparar cuanto antes nuestra última pesca del 2010, compartirla con papá, con mi pareja, nuestros amigos y, sobre todo, tomarme un tiempo para estar conmigo misma frente al mar, reflexionar e identificar los puntos que me permitirán ser una mejor persona en el 2011.

nutriamarina@gmail.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

ما وظيفة لطيفة. أنا حقا أحب قراءة هذه الأنواع أو المقالات. هل يمكنني ذلك؟ تي ان ننتظر لنرى ما يقول البعض الآخر.