martes, 14 de diciembre de 2010

Seguridad pública y policía única

Luis Alberto Romero

Mientras en el ámbito nacional se debate la creación de la policía única, en Veracruz se busca avanzar en materia de seguridad, para dignificar el trabajo de quienes se dedican a esta tarea, y para dar capacitación y respetabilidad a una actividad que provoca desconfianza de los ciudadanos.
En la entidad, los esfuerzos en materia de seguridad se enfocan a la capacitación policiaca y a la integración y coordinación de las corporaciones.
Esa es, precisamente, la parte medular de la propuesta que se discute en el entorno nacional, para crear la policía única: una iniciativa que surge de la presidencia de la República y de la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO) y que contempla la integración de 32 policías estatales con mando único y con el respaldo de las instancias federales.
No suena mal; de hecho, la mayoría de los gobernadores ya se mostraron de acuerdo con dicha propuesta presidencial en materia de seguridad, al igual que los coordinadores parlamentarios del PAN, PRI, PRD y PVEM. No falta, por supuesto, quien asegure que se trata de una propuesta contraria al federalismo que, por consiguiente, violaría la autonomía de los estados y municipios.
De concretarse, la policía única sustituiría a las actuales corporaciones municipales que, en la mayoría de los casos, sirven para todo, menos para dar seguridad a la población.
En nuestro país, de los dos mil 439 municipios, unos 400 no cuentan con policías propios; por otra parte, más de mil 200 ayuntamientos tienen menos de 20 elementos policíacos; esos municipios tienen –en materia de seguridad– muchas cosas en común: falta de preparación y capacitación, salarios de hambre para policías, y, en genera, condiciones miserables en que operan las corporaciones. Así, cuerpos policíacos resultan inoperantes y sus elementos son enviados a la calle solamente a dar lástima.
Ser policía municipal en México es pertenecer a un sector marginado y ser víctima del desprecio social y la desconfianza de la gente.
En nuestro país, dos de cada diez corporaciones municipales asignan a sus elementos salarios inferiores a mil pesos mensuales. Cuatro de cada diez pagan menos de dos mil pesos a la quincena.
En cuanto a los niveles de educación, casi 70 por ciento de los policías municipales apenas cuenta con instrucción primaria.
Por si fuera poco, el policía municipal se ve obligado a soportar un trato indigno de parte de las autoridades locales: les asignan todo tipo de tareas y muchos elementos se convierten, en algunos casos, en mandaderos o jornaleros agrícolas, estibadores y hasta albañiles.
En teoría, con una policía única tendríamos más control para evitar esos abusos y para que quienes encabecen las áreas de seguridad sean personas con carrera dentro de las corporaciones y no compadres o amigos del alcalde en turno.
Ese esfuerzo, que busca profesionalizar el servicio policíaco con capacitación y un trato digno, se lleva a cabo en Veracruz desde la Secretaría de Seguridad Pública; sin embargo, curiosamente, es en los municipios donde se genera una mayor resistencia.
Por otra parte, un tema pendiente tiene que ver con la procuración e impartición de justicia, porque esas condiciones en que operan los cuerpos policíacos, aunadas a la tremenda corrupción que impera en los órganos responsables de impartir justicia, provoca que nuestro país registre niveles de impunidad superiores a 97 por ciento. Es decir, aquí sólo tres por ciento de los juicios que se promueven llegan a sentencia.
Recordemos que uno de los grandes retos de nuestro país es la solución al problema de la delincuencia y la violencia, que ha propiciado, literalmente, la salida del Ejército a las calles.

luisromero85@hotmail.com

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