martes, 14 de diciembre de 2010

Ojalá todos fuéramos Isabel…

Jorge Arturo Rodríguez
Tierra de Babel

Bueno, vamos a ponerlo de este modo: quizás tengamos instituciones, magistrados, jueces y todo lo que ustedes gusten, pero la verdad es que no tenemos justicia, parafraseando a Rafael Barrett, quien también dijo que la verdad y la justicia, cualquiera que sea la boca que las defienda, no son extranjeras en ningún sitio del mundo, “y si lo fueran aquí, ¡qué dignos seríais de infinita lástima!”.
“Eso, eso, eso”, expresara el Chavo del Ocho, dignos de lástima somos en nuestro país, donde ya no hay verdad ni justicia. Quizás por eso La Chupitos, personaje de la actriz y comediante Liliana Arriaga, cada vez que le imputan algún delito o, incluso, la agarran con las manos en la masa, se lamenta supuestamente llorando: “No es justo, no es justo”, a sabiendas que igual se pasa la justicia por el “arco del triunfo”, con o sin soborno.
Con razón René A. Jiménez Ornelas, en su estudio “La cifra negra de la delincuencia en México”, señaló que es necesario "revertir la franca desconfianza hacia las instituciones, los programas y los responsables de la seguridad pública, así como abatir la creciente presencia del crimen organizado en las diferentes esferas del poder y de la delincuencia".
Tal es nuestra triste y cabrona realidad, donde a veces unas lucecillas alumbran en tan tremenda oscuridad, como el caso de la lucha de Isabel Miranda de Wallace por encontrar a su hijo. Y ahí no parará, dice, seguirá luchando en busca de justicia “y en solidaridad con todos los mexicanos que hemos sufrido la violencia del secuestro”.
Isabel Miranda ha criticado la lentitud de la justicia que hasta ahora, cinco años y medio después de los hechos, “no dicta sentencia a los primeros consignados”, y señaló: “Esto lo pudimos haber resuelto a las 24 horas de que secuestraron a Hugo; desde la madrugada del 13 de julio cuando declaré que Jacabo Tagle Dobin estaba involucrado en el secuestro”.
Lentitud de la justicia, tortuguismo demoledor. Por eso Isabel nos dio ejemplo y representa un acicate para que despertemos y presionemos a las autoridades encargadas de impartir justicia. Ciudadanos unidos, todos seamos Isabel, no sólo pa’ exigir justicia, sino más seguridad, verdad y respeto hacia la sociedad mexicana.
Porque, como sostuvo Rafael Barrett, donde no se reclama y se hace justicia, lo que conviene es un sepulturero. O acaso no se acuerdan que menos mal hacen los delincuentes que un mal juez, dijera Francisco de Quevedo.
Por algo George Carlín se carcajeó al decir que la verdadera razón por la cual no tenemos los diez mandamientos en las Cortes, es que “no puedes poner 'No robarás', 'No cometerás adulterio' y 'No prestarás falso testimonio' en un edificio lleno de abogados, jueces y políticos. Crearía un ambiente de trabajo hostil". Pos sí.
En fin, que me recuerda que les pregunte: ¿No han notado que los abogados siempre sonríen más que el cliente?

De cinismos y anexas

Con esto de la justicia, les cuento que un día en grupo de terrorista tomó el Palacio de Justicia y secuestró a mil abogados adentro. Ellos exigían: diez millones de dólares y un helicóptero, de lo contrario comenzarían a soltar a sus rehenes uno por uno. En la torre…

Hasta la próxima
jarl63@yahoo.com.mx

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