Brenda Caballero
Números Rojos
Con cara de what! me quedé al pagar mis 16 artículos en el súper, y no porque la cajera me haya hablado en inglés, no, para nada. Mi cara de what! fue cuando me dio el importe a pagar ¡más de setecientos pesos!, ¡por Dios! ¡Si no compré las perlas de la virgen!
Es más, apenas si alcancé a medio-llenar una canasta con atún, agua embotellada, jamón, galletas (marías), manzanas, desodorantes, calcetas, shampoo, barras y a lo mejor mi lujo fue comprarme una pintura de uñas.
Si Usted se encarga de comprar la despensa en su casa, sabrá de lo que le estoy hablando: cada día todo está más caro, y justificaciones sobran… que el diesel y la gasolina suben, que el cambio climático o que son los ajustes por el año nuevo.
Lo cierto es que el gobierno nos dice que no nos alarmemos, que no hay aumentos generalizados en los precios ¿entonces? ¿cómo se llama eso?
A lo mejor tenga que usar todos los días limón en las axilas para ahorrarme los cincuenta pesos que cuesta un desodorante. Aunque el limón ya no es una buena opción pues también está por las nubes.
Entonces… ¿cómo comer saludable y evitar el sobrepeso si un refresco de cola es más barato que el kilo de limones o que un kilo de manzanas? ¿Y si evito el lujo de comprar jamón, frutas y verduras?
¿Cómo sugieren nuestras autoridades evitar el consumo de comida chatarra si con unas donas y una coca ya llenamos la panza gastando menos que en una comida balanceada?
Pero nuestras autoridades insisten que no hay inflación (aumento sostenido y generalizado en los precios de bienes y servicios), es más casi afirman que la de este mes (que se publica hoy) será menor que la de enero del 2010.
Sinceramente como ama de casa puedo afirmar que no es así, ya que mis setecientos cuarenta pesos tenían más poder adquisitivo el año pasado que hoy. Y como ejemplo está el pan, ya que una pieza cuesta dos pesos.
No es lo mismo que un funcionario del gobierno nos pinte los precios de color de rosa, cuando sus sueldos están por arriba de los cincuenta mil pesos, su despensa la mandan a comprar y sus alimentos los pagamos nosotros. Siendo así, no hay inflación ni la habrá nunca.
Pero qué nos pasa a nosotros, tal parece que hemos aprendido a vivir así, pues preferimos los distractores gubernamentales como Kalimba y la novia del J.J, que lo que sucede a nuestra economía. Y si no me cree, abra en internet cualquier portal de noticias y encontrará entre las más leídas “La novia del J.J.” o “Kalimba se reserva el derecho a declarar”.
Bueno, no todos están en esa sintonía; algunos aprovechan el momento inflacionario para emitir declaraciones políticas como el líder del Senado, Manlio Fabio Beltrones, que pide al gobierno federal no permanecer indiferente y resolver con “sensibilidad y responsabilidad” el asunto de la escalada de precios. Luego entonces (dijeran por allí) ¿hay o no hay aumento en los precios?
La cajera volvió a repetir mi importe a pagar, ante mi cara de asombro. Yo simplemente saqué mi tarjeta de crédito y se la entregué para su deslizamiento correspondiente, no sin antes pensar en la despensa que aún me falta comprar y lo que tendré que pagar cuando llegue mi estado de cuenta.
Agarré mis bolsas comprobando que el peso no era recíproco con lo que había pagado, físicamente estaba inflado.
brendacaballero1@hotmail.com
1 comentario:
chinga tu madre
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