viernes, 28 de enero de 2011

La llamada a Kalimba

Arturo Reyes González

Ya sabe cómo son las ideas que fluyen con motivo de las circunstancias.
Hay rumores (clásico, ya sabe) que indican que una vez liberado de culpas y fuera del Cereso de Chetumal, el cantante y no violador de menores Kalimba, se dirigió a tomar el jet privado que lo esperaba en el hangar del área particular del aeropuerto de Chetumal, con rumbo a la ciudad de Toluca, en el Estado de México, por ser mucho más fácil el descenso de aeronaves particulares, y no a la ciudad de México como en un inicio se esperaba, donde se reuniría con familiares y amigos cercanos, aunque a la salida de la cárcel ya lo esperaban su hermana y abogados.
Una vez instalado en el interior, en el cómodo asiento de piel del avión y tras 10 minutos después del despegue oficial, mientras degustaba una bebida refrescante y escuchaba “el castre” de los compañeros por los cientos de chistes y nuevas aplicaciones de las redes sociales al término “kalimba”, vinculándolo con violación, cuentan que una llamada irrumpió en el aparato celular del artista…
¡Ring, ring…! Sorprendido por la llamada, al igual que el resto de los presentes, Kalimba decidió contestar…
(Kalimba) Hola, sí…
—¡Mi estimado amigo, mi hermano… muchas felicidades!
(Kalimba) Gracias. ¿Quién habla?...
—Pues quién más, tu amigo Mario… oye ¿dónde andas mi rey? Porque habla uno todo el día bien de ti, pero te pierdes hijo de la chingada. ¿Que vas a ver al copetes?...
(Kalimba) ¡Ah… Mario Doom! ¡Hermano… muchas gracias!
—¿Quién? ¿Doom? No… Mario Plutarco…
(Kalimba) ¡Ahh Plutarco… hermanito! (Saludo de diputado local plurinominal). Cómo no, discúlpame no te reconocía, ¿andas algo ronco, has estado bien?...
—Sí, muchas gracias, ya sabes como es esto, ya voy de salida…
(Kalimba) Ah claro, sí, sí, oye pues muchas gracias por llamar, ¿ya pudiste recuperarte por completo de tu rompimiento con Ludwika?...
—¿Con quién? ¿Esa qué edecán es?... Bueno, bueno, olvídalo, mira nada más te marco para invitarte si quieres o puedes desviarte a Casa Puebla acá en Puebla… acá estoy…
(Kalimba) ¡Ah mira! ¿Qué haces ahí?...
—No pues acuérdate que acá resido en los últimos años, aunque ya me voy a mover de aquí, pero no te puedo decir a donde… a unas vacaciones… luego te cuento…
(Kalimba) Ah, ok, no pues como sabes, vengo saliendo del Cereso —pinches viejas—, no regreso a Quintana Roo en un buen rato… voy a ver a la familia…
—Ah, bien, sí, ya ni me digas, la mía también tenía 17… pero tú eres el héroe de esta película, papá.
(Kalimba) ¿Eh?
—Sí, pero lo mío fue nada más la divulgación de una llamada sexual con la pinche chamaca, mira que se veía tan buena y tener 17… pero qué te cuento a ti, tú me entiendes a la perfección…
(Kalimba) ¿A ti también te paso lo mismo, algo parecido?
—Sí, claro, ay, a poco no te acuerdas, me estás chingando verdad papá, si eres mi héroe… con la edecán, con Jessica, cuando era alcalde…
(Kalimba) ¿Fuiste alcalde? ¿Cuándo, dónde?
—Bueno, bueno, mira yo, te hablo, yo para, para, para darte un abrazo, te tengo aquí una botella bellísima de un coñac que no sé a dónde te la mando. Pa que te la eches.
(Kalimba)¿Quién demonios habla? ¡Identifíquese!
—Pues yo papá, tu todavía gober precioso, Mario Plutarco Marín Torres, te estoy hablando para que te unas a mi club de manera formal. ¿Cuándo vienes?... Hola, hola, alo… ¿Kali?... mmm… creo que se cortó la llamada.

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