viernes, 21 de enero de 2011

Mea culpa

Rodrigo Vidal
Zona de Tolerancia

…Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa… bien me lo decía mi madre: “estudia para maestro”, pero ¡no! Decidí estudiar Comunicación (en lo tiempos en los que la carrera dentro de la UV se llamaba Ciencias y Técnicas de la Comunicación), y ejercer en el periodismo.
Ahora, por este hecho que creí significativo y con consecuencias sólo para mi persona, resulta que soy responsable de la “demolición del ánimo nacional” y la desconfianza en la sociedad.
De acuerdo con el psicólogo de la nación, especialista en estrés postraumático en tiempos de paz –porque guerra no hay, eso dice–, Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, las malas noticias que todos los días damos los periodistas generaron “un efecto de demolición del ánimo nacional” que “afecta a la gente y a la economía”.
Además, “hay un severo problema de confianza derivado de una percepción distorsionada de la realidad, pero que a su vez incide en la realidad” (?). Es decir, también somos responsables los periodistas de una miopía o astigmatismo social que impide ver más allá de esas cataratas de violencia que nosotros presentamos día con día.
Conclusión, no son los más de 34 mil muertos en cinco años en la llamada lucha –que no guerra– contra el narco, más de diez mil feminicidios en los últimos diez años, los casi 60 millones de pobres en el país; no es la crisis económica –que vino de fuera–, ni el endeudamiento de varios estados de la república –entre ellos Veracruz–, la situación precaria en el campo, el incremento en los energéticos y los alimentos; no es el bajo nivel educativo y poco rendimiento escolar, no es la corrupción, el desempleo, los bajos salarios, la grilla política de muy –y cada vez más– bajo nivel, la exclusión social a discapacitados, ancianos, jóvenes, persona homosexuales, indígenas, mujeres, nada de eso provocó el efecto demoledor en los habitantes de este país.
El mal radica en que los periodistas nos interesamos sólo en publicar “puras malas, malas, malas, malas, malas, malas” (sic) noticias, como lo dijo Calderón. Gracias a tan mala leche informativa, todo este país vive en el error, creyendo que estamos hundidos cuando caminamos sobre la abundancia.
Por culpa del trabajo periodístico ya la gente no es capaz de entender nada, ni siquiera la más inmediata realidad. Por eso no somos merecedores del esfuerzo que hacen nuestros políticos para ofrecernos bienestar y seguridad.
Hemos como periodistas, formado toda una sociedad de mal agradecidos, mal intencionados e ignorantes, provocando un mal generalizado en las facultades mentales de los mexicanos.
Quizá, por eso a los periodistas nos va tan mal en este país y ocupamos el primer lugar mundial en agresiones contra reporteros. Nos lo merecemos –justo aquí es donde me doy azotes en la espalda–.
Si hubiera estudiado para maestro, como bien me lo decía mi madre, y bajo el liderazgo de esa gran mujer, líder magisterial, Elba Esther Gordillo, estaría yo formando buenos ciudadanos, pero quise ser periodista y he aquí las terribles consecuencias de dimensiones nacionales. Mea culpa.

Comentarios, quejas, sugerencias y acusaciones sobre mi responsabilidad sobre el desánimo nacional, dirigir a: rodrigovp76@gmail.com y en Twitter: @ZonaDtolerancia

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