domingo, 16 de enero de 2011

Psicosis

Arturo Reyes González
Burladero

Delirios, alucinaciones, esquizofrenia, paranoia. Aunque parecen términos severos para describir lo que sucedió en la ciudad de Xalapa el pasado viernes, nada lejos de la realidad.
¿Qué sucedió? De forma increíble, rápida, eficiente diría yo, se propaló el rumor de supuestas balaceras a lo largo y ancho de la ciudad durante toda la mañana.
De una manera que aún no entiendo bien el cómo o por qué de la toma de decisión, pero mi hija se comunicó vía telefónica para decirme que las madres o religiosas del instituto al que asiste a estudiar habían dado instrucciones de que todos los alumnos de todos los niveles establecieran contacto con sus padres para que acudieran de inmediato a recogerlos, esto un par de horas antes de la hora habitual de salida.
¿Cómo? ¿Por qué?, fue mi pregunta. “Que por seguridad, porque supuestamente hubo una balacera como la de ayer jueves cerca de aquí –centro de la ciudad–; deberías de ver a los padres, están todos alocados”, fue la respuesta. Acto irresponsable de parte de las autoridades de la escuela, considerando que la autoridad en materia de seguridad del estado no fue consultada. ¿Por qué digo que no fue consultada? Porque no hubiera sucedido esa evacuación apresurada. ¿O consultaron algo y no lo creyeron? Yo me quedo con la primera.
En el messenger, en facebook, en twitter, las famosas y actuales redes sociales, que estoy seguro fue la principal fuente de mal información, los mensajes de decenas de xalapeños reflejaban el mismo ambiente (de manera totalmente exagerada): ¡No salgan! ¡Si pueden enciérrense en sus casas! ¡Si no tienen a que salir no lo hagan!
Y no faltó el… “me dicen, comentan, un amigo supo, me vino a decir un cercano, vieron, ¿vieron?, que en la avenida tal, que en la calle tal, que en el fraccionamiento tal… sí hubo hace un rato, hace una hora, en la mañana, al medio día”.
Todos sin poder dar un dato especifico, un dato o seña que pareciera real, que diera bases, sustento para creerles; ninguna. Y aunque las bromas y chistes al respecto relajaban un poco el temor colectivo, la verdad es que a propósito o no, el falso rumor funcionó y la desinformación se impuso.
El viernes por la noche la ciudad era un verdadero desierto urbano; entre el intenso frio, la típica neblina y después la fuerte lluvia y los rumores que al final se comprobó no fueron más que eso, la ciudad lució vacía como pocas veces. Algunos de los principales negocios y sobre todo centros de diversión, discotecas y bares, de plano no abrieron sus puertas al público o cerraron temprano ante la falta de clientes. Hasta las iglesias cerraron sus puertas temprano.
¿Quiénes eran los principales interesados en dar continuidad a los rumores?, fue mi principal duda. Creo que los flojos que no querían ir a trabajar o a la escuela por la tarde de ese viernes y lo lograron.
En base a qué o a quién la ciudadanía xalapeña decidió hacer caso y encerrarse, ocultarse, ¡ah!, porque no podía quedar fuera el “¡va a haber toque de queda hoy en la noche en Xalapa!” o sea, ¡todo por un pinche rumor!
¿De qué manera algunos irresponsables lograron imponer sus ideas? ¿Dónde estaban nuestras autoridades federales, estatales, locales? ¿Alguien? Si bien no iba a salir el gobernador a decir no pasa nada, me parece jugaron al juego de no hacer caso, dando a entender que no era necesario.
¿Existió en la red un vacío de autoridad?, ¿no había quien diera la cara, quien nos comunicara certeza, quien fuera capaz de transmitirnos un mensaje de seguridad? Lo cierto es que la desinformación se impuso y ahí estuvieron los resultados. Pudo más un grupo de insípidos.

argo_reyes@hotmail.com

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