martes, 15 de febrero de 2011

Fotos y buitres

Salvador Muñoz
Los Políticos

El fin de semana pasado, tuvimos una acalorada plática mi Brenda y yo, por una mujer.
Por supuesto, no fue un asunto que enfrascara infidelidad de parte del muñeco que tiene por marido, sino más bien puntos de vista diferentes aunque al final, como delta, encontrados en las mismas aguas.
La dama que nos involucró en una rica plática es Bibi Aisha, una joven afgana fotografiada por Jodie Bibier. Su principal característica, es que la joven no tiene nariz.
La fotografía, platicaba a Brenda, me generó preguntas más que sensaciones, así que tuve que ir al Templo de Delfos moderno para pedir ayuda al oráculo (es decir: busqué en Google) para que aclarara las dudas que en mí revoloteaban: ¿Qué le pasó a su nariz? ¿Así nació? ¿Está enferma? ¿Se la cortaron?
Las respuestas vinieron a mí: Bibi Aisha, joven afgana, fue mutilada por su esposo al haber abandonado su casa ante la violencia doméstica que vivía. Las autoridades talibanes buscaron a la joven y una vez que la hallaron, la devolvieron a su marido, quien apoyado por su hermano, cortó orejas y nariz a Bibi.

La foto, tomada antes de que EU anunciara su retiro de Afganistán, era como un mensaje de lo que las mujeres vivían en ese territorio.
Pero una de las preguntas que más me hacía era: ¿Y qué pasó con Aisha? Buscando y rebuscando, me encontré con que fue rescatada de ese “matrimonio” y enviada a EU para cirugías que le restituyeran su nariz.

Si bien es impactante la imagen, acordábamos Brenda y yo que era un contexto particular en el que había que hacerse más preguntas que percibir la sensación que otras imágenes pueden tener. Y recordamos a otra joven afgana, la de Steve McCurry... ha de recordar a esa refugiada de mirada penetrante. Concluimos que era una pose similar la de Aisha con la de la afgana de ojos absorbentes... en la de McCurry, percibimos, hay profundidad sin tener que conocer su historia. En la afgana mutilada, al menos en lo particular, me remite a la foto que fue portada de National Geographic. Se me hace muy parecida...
Conste, no me desligo de la desgracia de Aisha, sólo me refiero a esa sensación que una foto, sin palabras, te puede transmitir.
¿Pero... qué pasó con la niña de mirada enigmática? McCurry la buscó después de 20ytantos años y la encontró: Sharbat Gula. Así se llama. Los ojos siguen iguales. Su belleza pagó el precio de vivir en un pueblo ¿que contrasta con nuestras costumbres?: Se marchitó. Su mirada perdió misterio... al menos no las orejas ni la nariz.

Y entonces la plática recordó a Kevin Carter, el fotógrafo que inmortalizó la hambruna en Sudán con un buitre acechando a una niña que en cuclillas, apoya su frente en el suelo. ¿La recuerda?

Esa imagen también lastima... la sensación de más o menos depende de cada espectador.
La pregunta es competente: ¿Qué pasó con la niña?
A ciencia cierta no lo sabemos, pero lo imaginamos. Es seguro que no corrió tanta suerte como Bibi Aisha o la misma Sharbat Gula.
Lo que sí sabemos fue lo que pasó con Kevin Carter: Poco tiempo después de recibir el Pullitzer por esa foto, no pudo soportar a la compañera que se hizo de esa imagen que tomó en la hambruna de Sudán, cada vez que sus familiares o amigos platicaban con él: ¿Y qué hiciste por la niña?
Carter, un día, entró a su carro y decidió dormir con monóxido de carbono.
¿La conclusión? No sé si la haya... pero no dejo de pensar en cuántos fotógrafos y reporteros (incluidos los columnistas y los que solamente opinamos), una vez que se hizo el trabajo, son incapaces de volver sobre sus pasos y ver qué pueden hacer por el que vive la desgracia.
Sí, a veces tengo la sensación que somos más buitres que aquél que fotografió Kevin Carter acechando a una niña.

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